"Casas y tumbas" Bernardo Atxaga
Cualquiera que me haya leído un poco sabe que no siento una especial predilección por los libros de relatos, pero siempre ha habido una excepción porque hubo un libro de relatos que me gustó especialmente. Ese libro fue "Obabakoak" que leí ya un poco tarde, en 1996. No recuerdo mucho del libro, pero sé que me dejó esa sensación de que había leído un libro de relatos y de que por primera vez me había entusiasmado.
Ya sé que "Casas y tumbas" está clasificada como novela, y tal vez el fallo sea tratar de clasificarlo todo, pero yo no puedo considerar a este libro una novela. Para mí es un libro de relatos en el que los personajes saltan de uno a otro y el que es protagonista en uno aparece en el siguiente de manera anecdótica y viceversa. Y de nuevo puedo decir que otro libro de relatos de Bernardo Atxaga me ha gustado mucho.
Consta el libro de seis relatos, de los cuales los tres primeros están a su vez divididos en capítulos, mientras que los tres siguientes se cuentan sin interrupción. Los seis relatos abarcan un amplio periodo de tiempo y salvo un retroceso entre el primero y el segundo que nos lleva de 1972 a 1970 el resto va avanzando linealmente hasta finalizar en 2017. Para terminar, hay un Epílogo en forma de alfabeto en el que Bernardo Atxaga nos habla de muchas cosas, algunas relacionadas con el libro, pero no necesariamente.
"Elías tenía catorce años cuando llegó a Ugarte una tarde de finales de verano. Iba a pasar una temporada en casa de su tío, dueño de una panadería que abastecía a los pueblos de alrededor. Al día siguiente, 27 de agosto, domingo, encontró un trozo de madera en el cobertizo que había enfrente de la casa y se puso a hacer un barco con su navaja suiza". Es 1972 y Elías ha vuelto de Pau sin pronunciar una palabra. Algo le ha sucedido en el internado, al que llegó el 1 de agosto y en el que no ha aguantado el mes correspondiente, que lo ha dejado mudo. En Ugarte, en la panadería de su tío, conocerá a Martín y a Luis, dos hermanos gemelos con los que hará amistad y con los que se entenderá sin necesidad de palabras.
Es importante la amistad en estos relatos. Hay amistad y amor, hay muerte y enfermedad, hay traición y desencuentros. Y hay mucha naturaleza, enclaves salvajes llenos de bosques y arroyos en los que los personajes se mueven en actividades diversas: caza, amor a los animales, una urraca humanizada, unos jabalís perseguidos que aparecen sobre todo en los dos primeros relatos y de los que habla Atxaga en su epílogo, en la K de constante: "Uno percibe sus constantes cuando repasa sus trabajos, o cuando algún benévolo se olvida por un momento de su naturaleza benevolente y, haciendo un extraño, nos lanza su cuerno de punta malevolente: «¡Otra vez hablando de jabalíes! ¡Qué manía!»". Una naturaleza que define a los personajes, sin la que los personajes no se conciben de la misma manera. Una naturaleza que tiene su importancia en la trama como un personaje más porque lo es en este libro.
La amistad es el origen de la mudez del Elías. Lo descubriremos en el segundo capítulo del primer relato en el que viajaremos a Pau y seremos testigos de lo que le sucedió al muchacho. La amistad es lo que Marta recuerda en la persona de Lucía. Lucía, fue su mejor amiga y es un personaje salido de la realidad al que Atxaga solo ha podido contar a través de Marta porque hacerlo directamente le parecía apropiarse de su desgracia que nos cuenta en el epílogo, en la parte correspondiente a la letra L. "No encontré la forma de contar su historia sin apropiarme de su desgracia, y, huyendo del latrocinio, me limité a poner su nombre y lo que le había ocurrido en boca de Marta".
Con el segundo relato se da el único retroceso temporal de este libro. Nos vamos a 1970 y nos encontramos con Eliseo, un personaje que ha aparecido de forma muy tangencial en el relato anterior en el que era el conductor de la furgoneta que repartía el pan dos años después porque ahora Eliseo espera terminar su servicio militar en El Pardo donde trabaja ayudando a Donato en la panadería del cuartel. Donato le ha prometido que cuando terminen la mili puede irse con él a trabajar en la panadería de Miguel en Ugarte. De nuevo encontramos la amistad, en este caso entre un grupo de soldados que comparten su tiempo de mili y sus aficiones, comparten cigarros y vino y tortillas de patata y queso y paseos por el bosque. Y vuelve la naturaleza con esos bosques de El Pardo y el jabalí que Eliseo planea cazar y el compañerismo con una urraca de nombre Paca.
El tercer relato nos lleva desde finales de los años setenta hasta mediados de los ochenta. Antoine, el ingeniero de la mina de Ugarte, nos irá relatando esos años en 1985, mientras planea una venganza. Hace un tiempo que alguien le disparó a su perra doberman, Louise, y la mató. "Troy siempre ha sido agresivo, pero desde que hace mes y medio vio morir a Louise delante de sus ojos, mucho más. Está obsesionado. Oigo todas las noches su voz clamando venganza. La oigo aunque él esté en la caseta del jardín y yo, en mi habitación. De seguir así, voy a volverme loco". Antoine planea esa venganza que Troy le pide y busca su coartada aun antes de llevarla a cabo. Son los años del terror de ETA y de los asesinatos de los ingenieros de Lemóniz. Antoine se siente amenazado, más cuando alguien destroza su laboratorio en la mina. Y lo peor es saber de pronto, como en una novela de Agatha Christie, quién ha sido el culpable. "Igual que cuando en el laboratorio se le revelaba la composición de una sustancia, o como cuando identificaba el hilo bueno en el ovillo enmarañado de una novela de Agatha Christie, acababa de encontrar la solución del «caso del laboratorio de Ugarte»".
Los tres últimos relatos nos llevan a la enfermedad, al miedo, a la muerte. Transcurren entre 2012, en que Luis sufre un accidente que lo tiene dos semanas en coma, y 2017 en que es la hija de Martín quien sufre una peritonitis y tiene que estar ingresada.
En su estado de coma Luis sufre ensoñaciones que mezclan su estadía en la cárcel, con tortura incluida, con la película "El bueno, el feo y el malo"; y confunde la tumba en la que se encuentran los doscientos mil dólares en oro robados al Ejército Confederado (que bien podrían ser los que se apropió Rhett Butler y no quiero volver a mencionar las casualidades) con la tumba de su madre que solo cuidaba Martín porque él estaba en California, aunque de eso hace ya bastante tiempo.
Un reality show tejano en el que una mujer con más de doscientos kilos de peso tiene que adelgazar ante el público constituye el quinto relato y además une el anterior y el siguiente. "Daisy aguarda la comida y vemos su cara en primer plano: es carnosa, pero de forma ovalada y bastante agradable. Dado el nombre del programa, From Fat to Fit, suponemos que debe de estar muy gorda; pero no podremos comprobarlo hasta verla de cuerpo entero". Es el programa que Luis está viendo en su habitación del hospital cuando recibe la visita de su hermano Martín, y será el programa que verán la mujer y la hija de Martín años después, en 2017, mientras la niña convalece de su operación de peritonitis.
Con esta novela (libro de relatos para mí), Bernardo Atxaga asegura que se despide de su etapa de novelista. Curiosamente, y tras escribir todo lo anterior, leo cosas acerca del libro y del autor y me encuentro con que Atxaga también hace una cierta comparación entre "Obabakoak" y "Casas y tumbas". "Quizás fantaseo un poco con mi propia vida, quizás sea una señal de vejez. Empecé con Obabakoak y cierro con Casas y tumbas. Para mí es un libro especial, en el que yo he tratado de ir por el centro de mi propio mundo. Me encantaría que quedase como una especie de final". Y es que también hay mucho de la vida del autor en estas líneas. Mucho para aprender acerca de él, porque lo que se es se deja en lo que se escribe, sobre todo si lo que se escribe es ficción y una ficcción que habla de lo que se ha vivido (el tardofranquismo, la transición), en los escenarios en los que se ha vivido (el pueblo, el cuartel), y todo ello mediante la ficción porque también dice "Considero que la literatura es lo que más verdad tiene. A mi familia siempre les digo tenéis que leer ficción más que ensayo. Hay más verdad en la ficción que en la teoría". No una ficción, añade, sino muchas. Un libro de ficción no dice mucho, puede que no diga nada, pero muchos libros de ficción son capaces de decirlo todo.
Ya sé que "Casas y tumbas" está clasificada como novela, y tal vez el fallo sea tratar de clasificarlo todo, pero yo no puedo considerar a este libro una novela. Para mí es un libro de relatos en el que los personajes saltan de uno a otro y el que es protagonista en uno aparece en el siguiente de manera anecdótica y viceversa. Y de nuevo puedo decir que otro libro de relatos de Bernardo Atxaga me ha gustado mucho.
Consta el libro de seis relatos, de los cuales los tres primeros están a su vez divididos en capítulos, mientras que los tres siguientes se cuentan sin interrupción. Los seis relatos abarcan un amplio periodo de tiempo y salvo un retroceso entre el primero y el segundo que nos lleva de 1972 a 1970 el resto va avanzando linealmente hasta finalizar en 2017. Para terminar, hay un Epílogo en forma de alfabeto en el que Bernardo Atxaga nos habla de muchas cosas, algunas relacionadas con el libro, pero no necesariamente.
"Elías tenía catorce años cuando llegó a Ugarte una tarde de finales de verano. Iba a pasar una temporada en casa de su tío, dueño de una panadería que abastecía a los pueblos de alrededor. Al día siguiente, 27 de agosto, domingo, encontró un trozo de madera en el cobertizo que había enfrente de la casa y se puso a hacer un barco con su navaja suiza". Es 1972 y Elías ha vuelto de Pau sin pronunciar una palabra. Algo le ha sucedido en el internado, al que llegó el 1 de agosto y en el que no ha aguantado el mes correspondiente, que lo ha dejado mudo. En Ugarte, en la panadería de su tío, conocerá a Martín y a Luis, dos hermanos gemelos con los que hará amistad y con los que se entenderá sin necesidad de palabras.
Es importante la amistad en estos relatos. Hay amistad y amor, hay muerte y enfermedad, hay traición y desencuentros. Y hay mucha naturaleza, enclaves salvajes llenos de bosques y arroyos en los que los personajes se mueven en actividades diversas: caza, amor a los animales, una urraca humanizada, unos jabalís perseguidos que aparecen sobre todo en los dos primeros relatos y de los que habla Atxaga en su epílogo, en la K de constante: "Uno percibe sus constantes cuando repasa sus trabajos, o cuando algún benévolo se olvida por un momento de su naturaleza benevolente y, haciendo un extraño, nos lanza su cuerno de punta malevolente: «¡Otra vez hablando de jabalíes! ¡Qué manía!»". Una naturaleza que define a los personajes, sin la que los personajes no se conciben de la misma manera. Una naturaleza que tiene su importancia en la trama como un personaje más porque lo es en este libro.
La amistad es el origen de la mudez del Elías. Lo descubriremos en el segundo capítulo del primer relato en el que viajaremos a Pau y seremos testigos de lo que le sucedió al muchacho. La amistad es lo que Marta recuerda en la persona de Lucía. Lucía, fue su mejor amiga y es un personaje salido de la realidad al que Atxaga solo ha podido contar a través de Marta porque hacerlo directamente le parecía apropiarse de su desgracia que nos cuenta en el epílogo, en la parte correspondiente a la letra L. "No encontré la forma de contar su historia sin apropiarme de su desgracia, y, huyendo del latrocinio, me limité a poner su nombre y lo que le había ocurrido en boca de Marta".
Con el segundo relato se da el único retroceso temporal de este libro. Nos vamos a 1970 y nos encontramos con Eliseo, un personaje que ha aparecido de forma muy tangencial en el relato anterior en el que era el conductor de la furgoneta que repartía el pan dos años después porque ahora Eliseo espera terminar su servicio militar en El Pardo donde trabaja ayudando a Donato en la panadería del cuartel. Donato le ha prometido que cuando terminen la mili puede irse con él a trabajar en la panadería de Miguel en Ugarte. De nuevo encontramos la amistad, en este caso entre un grupo de soldados que comparten su tiempo de mili y sus aficiones, comparten cigarros y vino y tortillas de patata y queso y paseos por el bosque. Y vuelve la naturaleza con esos bosques de El Pardo y el jabalí que Eliseo planea cazar y el compañerismo con una urraca de nombre Paca.
El tercer relato nos lleva desde finales de los años setenta hasta mediados de los ochenta. Antoine, el ingeniero de la mina de Ugarte, nos irá relatando esos años en 1985, mientras planea una venganza. Hace un tiempo que alguien le disparó a su perra doberman, Louise, y la mató. "Troy siempre ha sido agresivo, pero desde que hace mes y medio vio morir a Louise delante de sus ojos, mucho más. Está obsesionado. Oigo todas las noches su voz clamando venganza. La oigo aunque él esté en la caseta del jardín y yo, en mi habitación. De seguir así, voy a volverme loco". Antoine planea esa venganza que Troy le pide y busca su coartada aun antes de llevarla a cabo. Son los años del terror de ETA y de los asesinatos de los ingenieros de Lemóniz. Antoine se siente amenazado, más cuando alguien destroza su laboratorio en la mina. Y lo peor es saber de pronto, como en una novela de Agatha Christie, quién ha sido el culpable. "Igual que cuando en el laboratorio se le revelaba la composición de una sustancia, o como cuando identificaba el hilo bueno en el ovillo enmarañado de una novela de Agatha Christie, acababa de encontrar la solución del «caso del laboratorio de Ugarte»".
Los tres últimos relatos nos llevan a la enfermedad, al miedo, a la muerte. Transcurren entre 2012, en que Luis sufre un accidente que lo tiene dos semanas en coma, y 2017 en que es la hija de Martín quien sufre una peritonitis y tiene que estar ingresada.
En su estado de coma Luis sufre ensoñaciones que mezclan su estadía en la cárcel, con tortura incluida, con la película "El bueno, el feo y el malo"; y confunde la tumba en la que se encuentran los doscientos mil dólares en oro robados al Ejército Confederado (que bien podrían ser los que se apropió Rhett Butler y no quiero volver a mencionar las casualidades) con la tumba de su madre que solo cuidaba Martín porque él estaba en California, aunque de eso hace ya bastante tiempo.
Un reality show tejano en el que una mujer con más de doscientos kilos de peso tiene que adelgazar ante el público constituye el quinto relato y además une el anterior y el siguiente. "Daisy aguarda la comida y vemos su cara en primer plano: es carnosa, pero de forma ovalada y bastante agradable. Dado el nombre del programa, From Fat to Fit, suponemos que debe de estar muy gorda; pero no podremos comprobarlo hasta verla de cuerpo entero". Es el programa que Luis está viendo en su habitación del hospital cuando recibe la visita de su hermano Martín, y será el programa que verán la mujer y la hija de Martín años después, en 2017, mientras la niña convalece de su operación de peritonitis.
Bernardo Atxaga |
Con esta novela (libro de relatos para mí), Bernardo Atxaga asegura que se despide de su etapa de novelista. Curiosamente, y tras escribir todo lo anterior, leo cosas acerca del libro y del autor y me encuentro con que Atxaga también hace una cierta comparación entre "Obabakoak" y "Casas y tumbas". "Quizás fantaseo un poco con mi propia vida, quizás sea una señal de vejez. Empecé con Obabakoak y cierro con Casas y tumbas. Para mí es un libro especial, en el que yo he tratado de ir por el centro de mi propio mundo. Me encantaría que quedase como una especie de final". Y es que también hay mucho de la vida del autor en estas líneas. Mucho para aprender acerca de él, porque lo que se es se deja en lo que se escribe, sobre todo si lo que se escribe es ficción y una ficcción que habla de lo que se ha vivido (el tardofranquismo, la transición), en los escenarios en los que se ha vivido (el pueblo, el cuartel), y todo ello mediante la ficción porque también dice "Considero que la literatura es lo que más verdad tiene. A mi familia siempre les digo tenéis que leer ficción más que ensayo. Hay más verdad en la ficción que en la teoría". No una ficción, añade, sino muchas. Un libro de ficción no dice mucho, puede que no diga nada, pero muchos libros de ficción son capaces de decirlo todo.
Título del libro: Casas y tumbas
Autor: Bernardo Atxaga
Nacionalidad: España
Título original: Etxeak eta hilobiak
Nacionalidad: España
Título original: Etxeak eta hilobiak
Traducción: Asun Garikano y Bernardo Atxaga
Editorial: Alfaguara
Año de publicación: 2020
Año de publicación original: 2019
Nº de páginas: 424
Cada género literario tiene su encanto, y al igual que hay períodos en los que te apetece leer algo ligero, los hay que necesitas información y te lees un ensayo o libro de historia. Los relatos, sagas, leyendas, cuentos y fábulas considero son lo primigenio en lo transmitido oralmente entre comunidades pequeñas. Toda aquella narración que se enraiza en lo cotidiano y excepcionalmente en los acontecimientos que se escapan a nuestro entendimiento, incluso se construye con hechos puntuales que rompen la monotonía de una existencia repetitiva y gris.
ResponderEliminarMe has presentado a otro de los muchos autores que junto a su obra, desconocía. Soy de una ignorancia supina.
Un beso.
Pues creo que es muy interesante conocer a Bernardo Atxaga. Tiene historias muy humanas, muy encajadas en la naturaleza y en las que trata muchos temas, pero siempre buceando en la naturaleza humana, en sus virtudes y en sus miserias. Te recomiendo sobre todo "Obabakoak" como forma de conocer su universo. Luego ya...
EliminarLa verdad es que aunque tengo mis manías en cuanto a géneros y formatos, en todos ellos he encontrado tostones y joyas. Esas manías creo que se basan más bien en prejuicios que en otra cosa.
Un beso.
Hola.
ResponderEliminarComparto totalmente lo de leer no ficción. Últimamente veo en muchos canales de youtube o blogs un "cierto desprecio" hacia la ficción que me recuerda a la Abadía de Northanger, de Jane Austen, donde era vulgar leer novelas. Y leer ficción abre la mente, la imaginación y siempre se aprende. Que los ensayos están muy bien, pero ahora abundan los libros de autoayuda y ese tipo de lecturas, y yo soy más dde imaginación y prefiero pensar en el oro que escondió Reth Buttler(por cierto, menuda serendipia).
A mí me gustan los libros de relatos, pero no todos, algunos me encantan(Agatha Christie, Lovecraft, Poe, Jack London, Cortazar, James Joyce, Henry James, Conan Doyle...mucho inglés, lo admito) y otros pues, ni fu ni fa.
Este me ha apetecido, tengo ganas de leer esta obra por varias razones; recorre distintas épocas, los personajes parecen interesantes y me ha gustado mucho lo que cuentas de ese reallity show que ven en los hospitales. Me he acordado de que hace dos años en una habitación en la que estuve acompañando ponían supervivientes(hasta que nos dieron la individual), y yo incluso me enganché a unas pruebas que hacían, y este año, visitando a mi suegro un poco antes del estado de alarma, también tenían Supervivientes. La diferencia es que esta vez cada cama tenía una tele y cascos, y como era en la tele de la cama de al lado, lo vi sin sonido. He llegado a la conclusión de que la gente ingresada pone este tipo de programas para desconectar, les entretiene más ver gente trepando para conseguir un flan que ver noticias o cosas tristes.
Como siempre una reseña de diez.
Muy feliz martes.
He conocido a gente que presumía de no leer novelas. Considero que es una boutade de gente...bueno, no voy a decir nada que igual meto la pata.
EliminarEstoy totalmente de acuerdo con Bernardo Atxaga. En plan divulgativo he aprendido más historia leyendo novelas que con todos los ensayos histórico que he leído que no han sido pocos. La ficción muestra vidas, muestra la práctica y da lecciones para moverse por el mundo. El ensayo es la teoría, como bien dice Atxaga, y siempre enseña más la práctica que la teoría.
Yo nunca he sido muy partidaria de leer relatos, como tampoco lo he sido de la novela corta. Con la novela corta me he reconciliado totalmente. Con los relatos aún me cuesta, pero siempre he dicho que "Obabakoak" era el mejor libro de relatos que había leído (por supuesto desde mi opinión). Como le digo a Francisco, es un prejuicio, porque en relatos y en todos los géneros que "no me gustan" (ciencia ficción, terror, fantasía, etc) he encontrado verdaderas maravillas.
Hace tiempo que pienso que los programa basura de Tele 5 tienen gran importancia entre la gente mayor como terapia. casi todo el mundo cuenta de padres y suegro y tíos que disfrutan mucho con ellos. Pensar que me puede pasar a mí con los años, me da de todo. Creo que no lo soportaría ni en un hospital. eso de que cada cama tenga su tele y cascos es un lujo que desconozco en un hospital.
Un beso.
Jajaja, opino igual, no me imagino de mayor viendo uno de esos programas, pero te aseguro que enganchan, menos mal que he sido fuerte y en casa no lo he puesto, jejejeje.
EliminarLo de la tele con cascos(inalámbricos) es en un hospital de una fundación benéficoprivada, aunque es público, y en esas cosas son muy detallistas y se agradece. Mi pobre suegro ahora está en otro hospital y me dijo mi cuñada, que trabaja allí, que su compañero de habitación está esperando que pongan Sálvame deluxe, y mi suegro odia esas cosas, son sus compañeros. Pobre, me da la risa por no llorar, pero ni un día le han puesto saber y ganar, un documental o una peli, telecinco perpetuamente. Él tiene su tele pero claro, las voces dde telecinco solapan cualquier cosa que uno quiera ver.
Esperemos que pronto esté bien y se pueda ir a su casa a ver lo que le apetezca. ¿Qué tal lleva tu suegra lo de estar sola?
EliminarLo lleva bien. Hace unos años se mudaron a unos apartamentos que son para gente mayor. Son pisos normales pero los conserjes tienen línea directa con las ambulancias y saben de primeros auxilios. Tienen llave de cada apartamento los llaman varias veces al día, si no contestan entran y eso les da seguridad así que no se siente desprotegida. Pero lo pasa mal porque él está solo, sin visitas... y se preocupa mucho por mí, sabe que estoy regular, por sus hijos sanitarios...la pobre vive preocupada aunque intentamos llamarla todos y animarla. En el fondo no queremos que le den el alta porque no hace más que entrar y salir, preferimos que se quede y que cuando vaya a casa sea permanente. Acaba de batir su propio record, le dieron el alta el domingo pasado a las tres y a las siete volvía a estar ingresado, con oxígeno...Necesitan camas y lo mandan a casa sin curar.
EliminarMuy buena solución esa de vivir independiente, pero rodeada de gente que se preocupa y que tiene conocimientos para ello. A ver si termina esto porque lo de estar entrando y saliendo del hospital es un mal rollo y, además peligroso para él y para tu suegra.
EliminarAhora que te leo esa influencia de la naturaleza en los personajes, la verdad es que ese telurismo siempre lo he visto muy presente en las obras de autores del norte; vascos como Atxaga, o Pío Baroja que me fascina, cántabros, asturianos, gallegos… tienen una conexión muy estrecha con la geografía.
ResponderEliminarObabakoak lo tengo por ahí desde ni se sabe, a ver sí un día lo leo, me gustaría.
Y lo de los personajes que transitan de un relato a otro, me ha recordado a Ursula K Le Guin en sus relatos de “Países imaginarios”, hacía justamente eso, aunque fuesen textos autónomos, el protagonista de un relato pasa a otro sin serlo, no sé, cosas de los escritores.
Además, por lo que cuentas, es un retrato social e histórico del período abarcado, pero un retrato desde la ficción, con esa consideración verosímil que le otorga Atxaga, es una reflexión interesante. Aunque seguiré leyendo ensayo, necesito el estímulo de la variabilidad.
Toma buena nota, Rosa. Y me voy rápido a “Lo que el viento se llevó” para ponerme al día, ya te cuento.
Beso.
Tomo buena nota, quería decir.
ResponderEliminarLos paisajes del norte son mágicos. Los bosques nada tienen que ver con los de cualquier otro sitio de España, de ahí que haya tantos personajes mitológicos relacionados con ellos ( cuélebres, xanas, trasgus, ojáncanos...). La gente en el norte, sobre todo si han nacido en pueblos, crece con esos mitos y rodeada de esa magia y es normal que la naturaleza tenga en ellos mucha influencia. Pasear por un hayedo sombrío con sus riachuelos y pequeñas cascadas no tiene comparación a ningún otro paseo por cualquier otro escenario de este país. Tú que pasas tiempo en Asturias, lo sabes.
EliminarEste libro me ha gustado mucho, pero por lo que veo, no has leído a Atxaga y en ese caso te recomiendo empezar por "Obabakoak" que, si además lo tienes en casa, creo que es obligado.
Un beso.
Le tengo muchas ganas a este libro. De Atxaga he leído Obabakoak (tanto el libro como la película me encantaron), El hijo del acordeonista (esta peli la tengo pendiente), Siete casas en Francia (el que menos me gustó), El hombre solo y Esos cielos. El año pasado tuve la suerte de poder entrevistarlo en la radio. Muchos besos.
ResponderEliminarAdemás de los que mencionas, excepto "El hombre solo" que lo tengo pero aún sin leer, he leído "Cuentos apátridas". A mí sí que me gustó "Siete casas en Francia", aunque se sale de lo que es más común en Atxaga.
EliminarQué suerte haber podido hablas con él. He visto en vídeo una entrevista que le hace El País y me parece un hombre de lo más afable y cercano.
Un beso.
Por lo que nos comentas en tu reseñas, desde luego que se acerca más a un libro de relatos que a una novela, pese a que compartan personajes. No me importaría leerlo, si surge la oportunidad. Besos.
ResponderEliminarEn cuanto llegué al segundo relato, me di cuenta de que no era una novela, y luego, al ver que se calificaba como tal, me extrañé, pero bueno, novela o relatos, es una lectura muy recomendable que seguro que te gusta.
EliminarUn beso.
Mientras te leía, mucho de lo que ibas contando me recordaba a "Dos hermanos" el librito de Atxaga que compartí con vosotros hace un par de meses y entiendo que el propio autor considere "Casas y tumbas" (qué bonito título) un cierre de paréntesis. Es su mundo ampliado, pero al fin y al cabo su mundo y sus temas. Eso de dar por concluida tu obra, después de décadas, debe ser muy extraño. Pero entiendo que debe llegar un momento en el que todo lo que se quería decir, se ha dicho.
ResponderEliminarMe ha encantado el final de tu reseña. Me he topado con ensayos que son mera palabrería y que meses después de ser escritos ya huelen porque caducan, apenas leídos, se olvidan. Los grandes clásicos de ficción no y por eso creo que tienen algo más universal y auténtico.
Un abrazo.
Casi todos los libros de Atxaga (ya he leído seis) recrean ese mundo muy similar en todas ellas que es el mundo del autor como bien dices. Se sale un poco de esa tónica "Siete casas en Francia" que, a pesar del título, nos lleva al Congo Belga.
EliminarImagino que incluso los escritores tendrán necesidad de jubilarse y dedicarse a cosas menos cansadas que el escribir. Podrán dedicarse a leer mucho más y a pasear o estar con amigos y familiares. parece que es una profesión en la que uno tiene que estar hasta el último momento. Parece que todos deben morir con la pluma en la mano y tampoco creo que eso sea necesario. Puede se también que ya haya dicho todo lo que quería decir como tú mismo apuntas.
Yo ese consejo que da a su familia de leer ficción lo cumplo desde hace muchos años, desde siempre en realidad porque la poesía o el ensayo que he leído (y leo; ahora estoy con un ensayo) siempre han estado en cantidad muy por debajo de la novela.
Un beso.
Hola Rosa, libros de relatos o novela me la llevo, del autor he leído varios libros que me han gustado, pero no estaba al tanto de la publicación de este. Gracias por el descubrimiento. Besinos.
ResponderEliminarYo también me enteré de su publicación en algún blog. A Bernardo Atxaga le sigo la pista hace mucho tiempo, aunque aún me quedan un par de novelas suyas por leer. A ver si les voy dando salida, porque el caso es que las tengo en casa.
EliminarUn beso.
A mí sí me gusta leer relatos aunque hace algunos años no hubiera dicho lo mismo. Y creo que vas por la misma senda que yo, pues no es el primer libro de relatos que reseñas de manera positiva y últimamente te noto más receptiva a darles una oportunidad.
ResponderEliminarSiempre me llaman además la atención los libros de relatos en los que estos están relacionados o tienen personajes en común. Creo que es como mostrar una misma realidad de manera más amplia o bien distintas realidades que están relacionadas aunque a priori no lo parezca. Me gusta también la presencia de la naturaleza en este libro. Es algo que Gerardo ya destacó en la reseña que hizo de una novela de este autor. Ya entonces me llamó la atención así que creo que debo subrayar bien el nombre de Bernardo Atxaga.
Siempre me digo que tengo que leer más ensayo pero casi siempre acabo decantándome por la ficción porque es cierto que hay mucha verdad y mucha realidad en ella.
Besos
Cualquiera de los que me seguís en el blog, sabéis que aunque siempre digo que los relatos no me gustan especialmente, cada vez voy entrando más por ellos. No obstante los de Atxaga siempre me han gustado especialmente. Por supuesto, el hecho de que los relatos tengan un hilo conductor siempre es para mí un aliciente porque les quita un poco la categoría de relato y los hace entrar en el ámbito de la novela. este libro, en realidad en todas partes es mencionado como novela.
EliminarCreo que Bernardo Atxaga te gustaría porque además su mundo es ese mundo del norte, los bosques, el mar que tan cercano nos queda espacial y emocionalmente.
Nunca he dejado de leer ensayo, tres o cuatro al año suelen caer. Me gustan sobre todo de Historia y de Ciencia. Ahora concretamente estoy con uno de Juan Luis Arsuaga sobre la vida y la evolución muy interesante. Pero la variedad de vidas, de situaciones, de relaciones, etc, que aparecen en la ficción, todo eso es la verdadera realidad. Como dice Atxaga, eso es la práctica y lo otro, los ensayos son la teoría. Y siempre está bien la teoría, pero todos sabemos que sin la práctica se queda coja.
Un beso.
Al igual que tú soy poco de libros de relatos, pero con algunos me he llevado gratas sorpresas así que ya no lo tengo tan claro.
ResponderEliminarAtxaga me gusta, así que me apunto este.
Un besote.
Creo que hay que quitarse de encima prejuicios. Yo me he reconciliado totalmente con la novela corta, esa que tiene setenta y cinco páginas y que cada vez leo más. De la misma forma me iré haciendo con los relatos porque cada vez veo más libros que me terminan gustando mucho. "Obabakoak" fue siempre la excepción como formato relato pues me gustó muchísimo. Con "Casas y tumbas" se ha repetido.
EliminarUn beso.
La pirmera vez que alguien me habló de Bernardo Atxaga fue en un taller de escritura creativa y fue nuestra profesora quien nos recomendó la lectura de uno de sus libros de relatos: Lista de locos y otros alfabetos. No lo he llegago a leer (ni siquiera a comprar) pero sigue en mi lista de lecturas pendientes. Ahora tendré que añadir esta.
ResponderEliminarDe esta novela/recopilación de relatos que nos traes, me seduce la forma de construir los relatos siguiendo un nexo de unión entre personajes. De hecho, hace unos años leí un libro de relatos, escrito por una compañera bloguera, que me encantó y que seguia esa estructura: un personaje secundario de un relato era el protagonista del siguiente, con la particularidad de que, al final, se cerraba el circulo. No sé si esa compañera había leído "Casas y tumbas" y le inspiró o fue pura casualidad.
A mí me gustan los relatos, cómo no, je,je, pero han sido muy pocas las recopilaciones que he leído que me hayan dejado satisfecho, y eso que entre los autores que he leído están Julio Cortazar y el mismísimo Chejov. Será que me gusta más escribirlos que leerlos, ja,ja,ja.
Un beso.
El libro que mencionas, ni me suena y pensaba que tenía todo lo del autor controlado de nombre.
EliminarEsa compañera no había podido leer el libro de Atxaga porque se acaba de publicar. Por cierto ¿quién es? Me gustaría leer ese libro que dices. Igual fue ella la que inspiró a Bernardo Atxaga ja ja.
He leído hace mucho relatos de Chejov y me han gustado, pero no tanto como "El jardín de los cerezos" o "Tío Vania". Sí, en mi época también leí teatro. A Buero Vallejo lo leí casi entero.
Creo que Atxaga te gustaría, tanto en relato como en novela. "Obabakoak" es un imprescindible dentro de su obra.
Un beso.
La compañera bloguera que menciono se llama Fefa Martí Maldonado (tiene un perfil en facebook con este nombre) y el libro se titula "Maneras de perder (una falsa historia americana)", (auto)publicado por Ediciones Atlantis en mayo de 2013. Fefa tiene (o más bien tenía) un blog, "Las cosas de la caja", que yo visitaba con frecuencia, pero que dejó de "alimentar" en septiembre de 2018. Desde entionces hemos perdido el contacto.
EliminarMuchas gracias. Tomo nota.
Eliminar¡Hola, Rosa! Los libros de relatos nunca han sido, digamos, superventas. Y no es algo de ahora. Quizá en Sudamérica si tienen una mayor consideración de la mano de Borges, Cortázar o Rulfo. Pero en Estados Unidos o en España siempre han sido la última opción, salvo que se trate de plumas muy consagradas. Tras ellos vendría la poesía, género en el que sí me parece que existen muchos más poetas que lectores... Y es que la novela casi monopoliza por sistema, más allá de su calidad. Parece como si la Literatura, a nivel comercial, se valorara a peso de palabras.
ResponderEliminarA Atxaga todavía no lo he leído, llevo años que parece que solo leo lo que se ha escrito antes de los sesenta, je, je, je... Estupenda reseña, Rosa!!
Creo que te gustaría Atxaga. Bueno, creo que le gustaría a cualquiera con un mínimo de sensibilidad. Mezcla verismo y fantasía, hay mucho de onírico mezclado a vivencias muy reales, mucha naturaleza, incluso intriga. Hay muchos sentimientos y relaciones personales ricas y complejas.
EliminarLa novela permite construir historias más elaboradas, pero el relato hace que las historias sean más inmediatas y más directas por desnudas. No tienen mucho espacio para esconderse y se nos presentan tal cual, diáfanas y enteras. Cada vez le pillo más el punto, como ves.
Un beso.
Yo, tras leerte, también saco la conclusión de que se trata de un libro de relatos. No son mis favoritos, quizás porque la mayoría de las veces me quedo con ganas de más, pero eso no quita para que los pueda disfrutar a placer.
ResponderEliminarLa forma en que las diferentes historias de este volumen se relacionan y alcanzan un hilo conductor, me parece interesante. De todos modos por esta vez no voy a engrosar mi lista de pendientes :)
Mil gracias por deleitarnos con tus estupendas reseñas, Rosa.
¡Un beso enorme!
Eso me pasa a mí, que si el relato es bueno, me quedo con ganas de más. O, más bien, me pasaba porque he empezado a ver que cuando una historia es buena cualquier añadido le resta calidad. Los relatos son poco extensos, pero si son buenos, pueden ser brutales porque no hay espacio para dulcificar o disimular o irse por las ramas.
EliminarAtxaga ha sabido escribir historias muy distintas en este libro, pero con nexos en común y con hilos conductores que nos hacen ubicarnos en unas sin perder la referencia de las otras.
Un beso.
Hola Rosa!! Me parece una lectura muy interesante y distinto de lo que últimamente he leído. Me lo llevo bien anotado. ¡Fantástica reseña y gracias por tu recomendación! Besos!!
ResponderEliminarEspero que te guste. Se lee muy bien y sí que es distinto de lo que más abunda.
EliminarUn beso.
Voy a leerlo pronto, ya te contaré. Besos
ResponderEliminarMe gustará saber tu opinión. Espero que te guste.
EliminarUn beso.
Pues yo lo tengo en casa y quería haberlo leído porque el autor vino a Sevilla, pero al final no sé qué pasó... Me viene genial tu reseña y en mi caso, tanto si lo entiendo como novela o como relato, como me gustan ambos géneros, no tendré ningún problema. No tenía muy claro qué me podía encontrar en este libro. Ahora lo veo de otro modo. Gracias por la reseña. Besos
ResponderEliminarMe alegro de haberte dado pistas acerca de lo que nos trae este libro. Está muy bien eso de que las reseñas de otros nos refresquen lecturas que teníamos pendientes y habían quedado un tanto pospuestas o que nos den pistas sobre cosas que de otra forma no hubiéramos apuntado.
Eliminarme encantará saber tu opinión.
Un beso.
Tampoco soy muy aficionado a los libros de relatos, cualquiera diría que yo suelo escribirlos. Aunque sin duda la excepción sea Alice Munro. Me tocó leer "Ababakoak" en su día en euskara en el euskaltegi, y no me gustó la verdad. Repetí años después y me gustó mucho más, desde entonces he seguido a Bernardo Atxaga, además tuve la oportunidad de conocerle y es un tipo encantador, y desde luego este lo leeré pronto aunque en euskara "Etxeak eta hilobiak", aún no lo he hecho pero estoy seguro de que me gustará.
ResponderEliminarUn beso
Leer los libros en su idioma original tiene que ser muy distinto a leerlos traducidos. Por muy buena que sea la traducción, no es lo mismo, se pierde parte de la intención del autor. Por desgracia, yo no manejo ningún idioma como para poder hacerlo.
EliminarAl ambiente de estos libros les tiene que pegar mucho el euskera, pero... habrá que contentarse con la traducción. En este caso, al haber participado el propio autor sigue siendo suya la obra, aunque no sea exactamente la misma obra.
Un beso.