"Formas de estar lejos" Edurne Portela
Este es el tercer libro que leo de Edurne Portela tras "Mejor la ausencia" y "El eco de los disparos", novela el primero y ensayo el segundo, ambos sobre el mundo de ETA y, lógicamente, de la violencia y el miedo. En "Formas de estar lejos" la realidad del País Vasco y de ETA aparece de forma muy secundaria, pero ya se ve que el personaje de Alicia ha sufrido por esa situación, ha tenido que posicionarse y quedar fuera del posicionamiento de algunos amigos. Pero esta novela, con una ETA muy diluida en lo que es la trama (tan solo se la nombra en una ocasión), sigue hablando de violencia y de miedo, y lo hace en demasiados ámbitos para mi gusto.
"No podría decir cuándo empezó todo. Cuándo mi vida comenzó a torcerse y esa que fui dejó de existir y se convirtió en una mujer que se encerraba a llorar en un armario. Y todo lo que vino después".
"Racionalizar el miedo. Se supone que ésa es la receta, poner en perspectiva los peligros reales, analizar de dónde viene la amenaza y sopesar si se puede hacer frente a ella. Me hago un listado de miedos: las pisadas, el ruido indescifrable, la presencia que a veces siento en el ala opuesta de la casa… Pronto llego a la conclusión de que no puedo afrontar ninguno de ellos".
Dudo con cuál de estas dos citas de la novela empezar esta entrada. La primera aparece muy pronto, al poco de comenzar a leer. La segunda, al final, cuando ya la historia deja escapar sus últimas gotas que se desprenden por los bordes del libro. Y sin embargo, para lo que es la trama, están escritas más o menos a la vez, cuando Alicia se encierra a llorar en un armario y cada ruido la sobresalta y cada sobresalto la hace llorar más dentro del armario. Aunque no siempre está en el armario, sale y pasea por la casa y ve pisadas en el camino de entrada, sobre la nieve, y se incrementa el miedo.
Cuando Alicia llegó al sur de los Estados Unidos en agosto de 1997, la vida le sonreía. Tenía una beca para hacer el doctorado en la Universidad de Southville. Aunque es hija única, ha dejado a sus padres en el País Vasco sin reparar en las reticencias de su madre. "Me dice que me echa de menos, que qué lejos estoy. Obvio, ¿no?, estoy en Estados Unidos. Debería estar acostumbrada, llevo ya seis años fuera de casa. ¿Qué esperaba, que volviera a vivir con ellos al salir de Salamanca, que hiciera un doctorado por ahí cerca? Ya sabe que todo aquello me asfixia, que no quiero volver, sobre todo después de lo de Gorka". Intuimos un pasado doloroso, alguna relación difícil. Conociendo la trayectoria literaria de Edurne Portela, imaginamos qué puede ser aquello que asfixia a Alicia en el País Vasco, qué puede ser lo de Gorka.
Desde ese prólogo en que Alicia nos confiesa su miedo, sabemos que a quien teme es a su pareja, a quien de momento no nombra. Sabemos que ya no está con él. De él se esconde encerrándose en su habitación y dejando el resto de la casa abandonado a la actividad de los ratones y el polvo. Pero el prólogo tiene una segunda parte. En ella es Matty, la pareja de Alicia a quien aún no conocemos de nombre, quien nos habla de su relación con ella y de su propia familia. De su madre, doblegada a la autoridad del marido, que aún "no ha acabado de vengar los sesenta años de matrimonio"; de su padre que era un hombre violento, "abusivo es el adjetivo que mejor calificaría a padre. Era abusivo, sí, pero tenía sus motivos. No es que tuviera razón en actuar así, pero sí motivos"; de la propia Alicia y de su relación, de las cosas de las que se quejaba ella y que él no entiende, porque él no es igual que su padre, él respeta a las mujeres aunque alguna vez le haya podido mostrar faltas y defectos, y nunca le ha pegado "mucho menos como padre pegaba a madre".
Pero termina el prólogo y poco a poco, entre Alicia, Matty y un narrador en tercera persona, nos irán contando toda la historia de los diez años, más o menos calculo, que dura la estancia de Alicia en Estados Unidos y su relación con Matty. ¿Cómo se vive con el miedo pegado a la piel? ¿Cómo se soporta el día a día temiendo, ocultando, cediendo? No lo puedo imaginar. Nunca he estado en esa situación. Es algo que me planteo cuando en el cine, las novelas o en la realidad de las noticias me topo con mujeres asesinadas o golpeadas; mujeres con huesos rotos, con la cara deformada, con el miedo en los ojos y en la voz. Pero no, no asustarse. Nada así hay en "Formas de estar lejos".
No es una relación de maltrato explícito, no hay violencia física ni apenas mental. Hay una tendencia a manifestar descontento, a exigir sin que parezca que se exige, a hacer sentir la falta de reciprocidad con el cariño que uno muestra. Hay un hacer que el otro se sienta culpable de faltas minúsculas ante una reacción desproporcionada. Hay un ir socavando la seguridad en una misma hasta que ya no sabe si es dominada o dominante, ofendida u ofensora.
Es todo tan sutil al principio que hasta el lector se pregunta a veces porqué él aguanta algunas cosas, porqué ella no es más considerada. Y si el lector se lo pregunta, Alicia lo disculpa todo ante la propia culpabilidad que siempre asume y no ve nada. No ve que la aísla de sus amigos "no me estoy aislando, lo que pasa es que necesito sacar tiempo para estudiar y para escribir los trabajos, y luego las clases, corregir, y el tiempo que me queda me apetece estar con Matty. No es tan difícil de entender". No ve que termina casada con él casi sin darse cuenta y sin haberlo planeado. No ve que no se atreve a invitar a sus padres a visitarla.
Cuando finalmente ve, el miedo le cae encima de golpe, de forma exagerada. Se espera de él cosas a las que nunca estuvo sometida. Es un miedo paralizante que no tiene justificación, pero es que el tiempo ha ido minando en ella incluso el sentido de la realidad, porque es cierto que Matty "posiblemente nunca llegaría a extremos de violencia, pero lo que más miedo le daba es que reconocía en Alicia todas esas actitudes que muestran que el maltrato ha hecho su efecto: la paralización, el miedo y las disculpas, asumir que la culpa de todo es suya, ceder ante todas sus presiones".
Es un gran acierto poner parte de la historia en boca de Matty. Nos ayuda a ver su punto de vista a sentir su inseguridad, miedo ante lo que puede sentir como una amenaza de abandono. Como él dice de su padre, podemos entender sus motivos, aunque nunca le demos la razón ni aprobemos lo que hace. Es bueno tener siempre presentes los motivos ajenos. "Se va a España cuando le apetece, me trae a su madre y me la mete en casa, vivo en este puto pueblo por ella, no te ofendas, tío, pero podría vivir en cualquier sitio y aquí estoy, no tengo hijos por su culpa, le doy todos los caprichos, la adoro, la adoro, ¿no crees que la adoro?, estoy pendiente de ella a todas horas".
Edurne Portela cambia el tipo de historia a la que nos tenía acostumbrados. Salvo un ensayo que no creo que esté traducido al castellano porque no he encontrado nada al respecto, "Displaced Memories: The Poetics of Trauma in Argentine Women Writers", sobre las mujeres escritoras en Argentina durante la dictadura militar, todo lo que ha publicado (artículos aparte) tiene como tema principal el mundo que rodea a ETA y el miedo y la violencia derivados de él.
Ahora sigue hablando de violencia y de miedo, pero aplicados a otras variables y, en ese sentido, creo que intenta traer a su novela demasiados temas. Aparte de la violencia central y nuclear de la novela, que transcurre de forma velada y no demasiado explícita en el hogar y la pareja, se habla de miedo en relación a otros temas: obesidad "la comida procesada es mucho más barata que la comida sana: verduras, frutas, etc. Y que sobre todo la población afroamericana —no les llamó negros— y la hispana tienen muchos problemas de obesidad, aunque también en esta región hay mucho blanco pobre"; racismo "Aquí no se puede decir la palabra «negro» porque suena a «nigger» y es como llamaban a los esclavos, por lo que es un término muy racista. Estamos en el sur, al fin y al cabo"; homofobia "Yo sé que le tienes mucho cariño a Matty, pero no sé, su hermano, tan homosexual con ese novio"; inseguridad en el trabajo y en la propia capacidad que hace a la protagonista sentirse una impostora.
Demasiados temas que diluyen el principal y a veces hacen que la atención se desvíe por caminos laterales, pero que en ningún caso quitan valor a una novela en la que las relaciones tóxicas en la pareja están analizadas con la maestría de que ya ha hecho gala Edurne Portela en anteriores obras.
"No podría decir cuándo empezó todo. Cuándo mi vida comenzó a torcerse y esa que fui dejó de existir y se convirtió en una mujer que se encerraba a llorar en un armario. Y todo lo que vino después".
"Racionalizar el miedo. Se supone que ésa es la receta, poner en perspectiva los peligros reales, analizar de dónde viene la amenaza y sopesar si se puede hacer frente a ella. Me hago un listado de miedos: las pisadas, el ruido indescifrable, la presencia que a veces siento en el ala opuesta de la casa… Pronto llego a la conclusión de que no puedo afrontar ninguno de ellos".
Dudo con cuál de estas dos citas de la novela empezar esta entrada. La primera aparece muy pronto, al poco de comenzar a leer. La segunda, al final, cuando ya la historia deja escapar sus últimas gotas que se desprenden por los bordes del libro. Y sin embargo, para lo que es la trama, están escritas más o menos a la vez, cuando Alicia se encierra a llorar en un armario y cada ruido la sobresalta y cada sobresalto la hace llorar más dentro del armario. Aunque no siempre está en el armario, sale y pasea por la casa y ve pisadas en el camino de entrada, sobre la nieve, y se incrementa el miedo.
Cuando Alicia llegó al sur de los Estados Unidos en agosto de 1997, la vida le sonreía. Tenía una beca para hacer el doctorado en la Universidad de Southville. Aunque es hija única, ha dejado a sus padres en el País Vasco sin reparar en las reticencias de su madre. "Me dice que me echa de menos, que qué lejos estoy. Obvio, ¿no?, estoy en Estados Unidos. Debería estar acostumbrada, llevo ya seis años fuera de casa. ¿Qué esperaba, que volviera a vivir con ellos al salir de Salamanca, que hiciera un doctorado por ahí cerca? Ya sabe que todo aquello me asfixia, que no quiero volver, sobre todo después de lo de Gorka". Intuimos un pasado doloroso, alguna relación difícil. Conociendo la trayectoria literaria de Edurne Portela, imaginamos qué puede ser aquello que asfixia a Alicia en el País Vasco, qué puede ser lo de Gorka.
Desde ese prólogo en que Alicia nos confiesa su miedo, sabemos que a quien teme es a su pareja, a quien de momento no nombra. Sabemos que ya no está con él. De él se esconde encerrándose en su habitación y dejando el resto de la casa abandonado a la actividad de los ratones y el polvo. Pero el prólogo tiene una segunda parte. En ella es Matty, la pareja de Alicia a quien aún no conocemos de nombre, quien nos habla de su relación con ella y de su propia familia. De su madre, doblegada a la autoridad del marido, que aún "no ha acabado de vengar los sesenta años de matrimonio"; de su padre que era un hombre violento, "abusivo es el adjetivo que mejor calificaría a padre. Era abusivo, sí, pero tenía sus motivos. No es que tuviera razón en actuar así, pero sí motivos"; de la propia Alicia y de su relación, de las cosas de las que se quejaba ella y que él no entiende, porque él no es igual que su padre, él respeta a las mujeres aunque alguna vez le haya podido mostrar faltas y defectos, y nunca le ha pegado "mucho menos como padre pegaba a madre".
Pero termina el prólogo y poco a poco, entre Alicia, Matty y un narrador en tercera persona, nos irán contando toda la historia de los diez años, más o menos calculo, que dura la estancia de Alicia en Estados Unidos y su relación con Matty. ¿Cómo se vive con el miedo pegado a la piel? ¿Cómo se soporta el día a día temiendo, ocultando, cediendo? No lo puedo imaginar. Nunca he estado en esa situación. Es algo que me planteo cuando en el cine, las novelas o en la realidad de las noticias me topo con mujeres asesinadas o golpeadas; mujeres con huesos rotos, con la cara deformada, con el miedo en los ojos y en la voz. Pero no, no asustarse. Nada así hay en "Formas de estar lejos".
No es una relación de maltrato explícito, no hay violencia física ni apenas mental. Hay una tendencia a manifestar descontento, a exigir sin que parezca que se exige, a hacer sentir la falta de reciprocidad con el cariño que uno muestra. Hay un hacer que el otro se sienta culpable de faltas minúsculas ante una reacción desproporcionada. Hay un ir socavando la seguridad en una misma hasta que ya no sabe si es dominada o dominante, ofendida u ofensora.
Es todo tan sutil al principio que hasta el lector se pregunta a veces porqué él aguanta algunas cosas, porqué ella no es más considerada. Y si el lector se lo pregunta, Alicia lo disculpa todo ante la propia culpabilidad que siempre asume y no ve nada. No ve que la aísla de sus amigos "no me estoy aislando, lo que pasa es que necesito sacar tiempo para estudiar y para escribir los trabajos, y luego las clases, corregir, y el tiempo que me queda me apetece estar con Matty. No es tan difícil de entender". No ve que termina casada con él casi sin darse cuenta y sin haberlo planeado. No ve que no se atreve a invitar a sus padres a visitarla.
Cuando finalmente ve, el miedo le cae encima de golpe, de forma exagerada. Se espera de él cosas a las que nunca estuvo sometida. Es un miedo paralizante que no tiene justificación, pero es que el tiempo ha ido minando en ella incluso el sentido de la realidad, porque es cierto que Matty "posiblemente nunca llegaría a extremos de violencia, pero lo que más miedo le daba es que reconocía en Alicia todas esas actitudes que muestran que el maltrato ha hecho su efecto: la paralización, el miedo y las disculpas, asumir que la culpa de todo es suya, ceder ante todas sus presiones".
Es un gran acierto poner parte de la historia en boca de Matty. Nos ayuda a ver su punto de vista a sentir su inseguridad, miedo ante lo que puede sentir como una amenaza de abandono. Como él dice de su padre, podemos entender sus motivos, aunque nunca le demos la razón ni aprobemos lo que hace. Es bueno tener siempre presentes los motivos ajenos. "Se va a España cuando le apetece, me trae a su madre y me la mete en casa, vivo en este puto pueblo por ella, no te ofendas, tío, pero podría vivir en cualquier sitio y aquí estoy, no tengo hijos por su culpa, le doy todos los caprichos, la adoro, la adoro, ¿no crees que la adoro?, estoy pendiente de ella a todas horas".
Edurne Portela |
Edurne Portela cambia el tipo de historia a la que nos tenía acostumbrados. Salvo un ensayo que no creo que esté traducido al castellano porque no he encontrado nada al respecto, "Displaced Memories: The Poetics of Trauma in Argentine Women Writers", sobre las mujeres escritoras en Argentina durante la dictadura militar, todo lo que ha publicado (artículos aparte) tiene como tema principal el mundo que rodea a ETA y el miedo y la violencia derivados de él.
Ahora sigue hablando de violencia y de miedo, pero aplicados a otras variables y, en ese sentido, creo que intenta traer a su novela demasiados temas. Aparte de la violencia central y nuclear de la novela, que transcurre de forma velada y no demasiado explícita en el hogar y la pareja, se habla de miedo en relación a otros temas: obesidad "la comida procesada es mucho más barata que la comida sana: verduras, frutas, etc. Y que sobre todo la población afroamericana —no les llamó negros— y la hispana tienen muchos problemas de obesidad, aunque también en esta región hay mucho blanco pobre"; racismo "Aquí no se puede decir la palabra «negro» porque suena a «nigger» y es como llamaban a los esclavos, por lo que es un término muy racista. Estamos en el sur, al fin y al cabo"; homofobia "Yo sé que le tienes mucho cariño a Matty, pero no sé, su hermano, tan homosexual con ese novio"; inseguridad en el trabajo y en la propia capacidad que hace a la protagonista sentirse una impostora.
Demasiados temas que diluyen el principal y a veces hacen que la atención se desvíe por caminos laterales, pero que en ningún caso quitan valor a una novela en la que las relaciones tóxicas en la pareja están analizadas con la maestría de que ya ha hecho gala Edurne Portela en anteriores obras.
Título del libro: Formas de estar lejos
Autora: Edurne Portela
Nacionalidad: España
Editorial: Galaxia Gutemberg
Nacionalidad: España
Editorial: Galaxia Gutemberg
Año de publicación: 2019
Año de publicación original: 2019
Nº de páginas: 240
Nº de páginas: 240
Muy inteeresante
ResponderEliminarSí que lo es. Menos sorprendente que sus obras leídas antes, pero recomendable.
EliminarUn beso.
No conocía a esta autora, gracias por traerla por aquí.
ResponderEliminarYo ya es la tercera obra suya que leo y creo que merece la pena acercarse y conocerla.
EliminarUn beso.
Conocí a esta autora con Mejor, la ausencia, que me gustó muchísimo. Luego leí este y también me gustó mucho, aunque un poco menos. Tengo pendiente su ensayo, que me llama la atención. Muchos besos, magnífica reseña.
ResponderEliminarEl ensayo es muy interesante y además es todo un catálogo de obras literarias y audiovisuales sobre el tema de ETA. Eso y, por supuesto, un magnífico análisis de lo que es el apoyo silencioso que una parte de la sociedad vasca proporcionaba a la violencia y al crimen. Seguro que te gusta.
EliminarUn beso.
Bueno...esto es lo que se dice 270 páginas muy aprovechadas. Eso sí, como sugieres con demasiadas temáticas que pueden desviar al lector de la idea principal. En cualquier caso el tema de las relaciones tóxicas creo que va a dar para mucha literatura tras el confinamiento. Los casos de violencia de género que asoman ahora en las noticias, me temo que son la punta del iceberg de lo que puede estar sucediendo en muchos hogares del planeta.
ResponderEliminarUn beso Rosa y buen fin de semana.
A veces lo pienso y se me ponen los pelos de punta. Estar encerrada en casa con la persona que te maltrata, sea de palabra u obra. Menos mal que los teléfonos de ayuda siguen funcionando, aunque con la bestia en casa de continuo, no sé si me atrevería.
EliminarLo de los demasiados temas es algo que he percibido, pero hay quien piensa que está todo bien integrado y que no distorsiona ni distrae. la verdad es que es algo que puede ser tan solo una percepción subjetiva.
Un beso.
No te digo que lo apunto porque no es que ya lo tenga apuntado, sino que ya tengo el libro y si nada lo remedia será una de mis próximas lecturas.
ResponderEliminarTengo muchas ganas de volver a leer a Edurne Portela. No busco otro Mejor la ausencia pues sé que el nivel de empatía que la autora creó entre Amaia y el lector es casi imposible de igualar. Además vengo leyendo comentarios de otros lectores sobre esta novela y aunque a todos les gusta también coinciden en que Mejor la ausencia les gusta más. Así que mi intención es llegar a Formas de estar lejos como si leyera a Portela por primera vez. Me interesa el tema que trata en esta novela pero lo que más me atrae es que no se trate la violencia de manera explícita sino que contemple ese otro maltrato más sutil y a veces ambiguos en el que muchas veces no se sabe dónde poner exactamente los límites. No sabía que contemplaba también el punto de vista del marido y me alegra descubrirlo pues creo que le dará una visión más amplia a la historia.
Nada más hasta que lo lea. Ya te contaré si coincido contigo en que toca demasiados palos o no.
Besos
Tiene mucho mérito la forma en que Edurne Portela afronta la historia. Es difícil dar la visión de los dos o la del narrador en tercera persona sin cargar las tintas en lo que a culpas de Matty se refiere. Es curioso verse pensando que vaya morro tiene Alicia (en algunas ocasiones) o que Matty es un buen tipo sin problemas a la hora de disculparse. Es un maltrato tan sutil que hasta una duda si llamarlo maltrato. Bueno, creo que para entender lo que quiero decir, hay que leer la novela, aunque puede que tus percepciones en nada se parezcan a las mías.
EliminarLo de que trae a cuento demasiados temas es algo que yo he apreciado. otros lectores no coinciden conmigo.
No hay que buscar de nuevo "Mejor la ausencia". Creo que cada libro es hijo de un momento y de un tema y este, aunque me ha gustado menos, me ha gustado.
Me quedo esperando con muchas ganas leer tu reseña.
Un beso.
No conocía a esta escritora, pero me atrae, aunque si es cierto que el tema es duro, pero leyendo las frases que has dejado de tu lectura, merece la pena.
ResponderEliminarRefleja ese otro maltrato que no se nota, que se sufre pero que no se ve, y que es mas duro que el físico, te lo puedo asegurar. El maltrato psicológico es duro, muy duro, todavía recuerdo y no porque no haya superado la situación, que felizmente si, si no como mi ex marido me decía muchas veces cuando le decía que me iba a separar de él: "Que no iba a encontrar a nadie mejor que él" y ahora me río, afortunadamente de aquella frase que una y otra vez me repetía, porque por fortuna si he encontrado a alguien mejor que él, de modo que no me hace daño, pero si recuerdo que me hizo daño, mucho, en su momento, y menos mal que fui capaz de alejarme de aquella relación tóxica y dañina que no llevaba a ningún sitio, me marche, no ya por mi, si no sobre todo porque tenía un hijo el cual no quería que hiciera daño , aparte de a mi. Y si te cuento esto es porque en relato de tu reseña he visto perfectamente lo que se estaba describiendo y me lo ha recordado.
Espero que tú y los tuyos os encontréis bien, y mucho ánimo con este confinamiento.
Un beso.
Ya veo, Tere, que tú sí sabes de lo que habla la novela. Matty también tiene esa prepotencia de pensarse el mejor hombre para Alicia, cosa que no deja de ser un complejo de desprecio hacia el otro, que no sé si se debe a un sentimiento de superioridad o más bien un complejo de inferioridad que se soslaya despreciando al que sientes más débil. Lo mejor es huir de esas relaciones porque se está mucho mejor sola que en una compañía tan negativa. No hay nada más terrible que la soledad en compañía, porque esa compañía no te cura la soledad y encima no te permite vivir a tu aire.
EliminarTú has encontrado un hombre con el que eres feliz, pero aun sin encontrar a nadie, librarse de esas malas relaciones es mucho mejor que aguantar por no quedarse sola.
Por mi parte, todos bien. Espero que por la tuya también.
Un beso.
Los temas que trata son interesantes, pero de las tres que has reseñado de Edurne Portela deduzco que es la menos buena. Nada erosiona y desgasta más que una relación tóxica, sea de pareja, profesional o de amistad, que también las hay. Lo peor es que la única solución es poner tierra de por medio y quizá por eso se acaban enquistando, lo que redobla el dolor.
ResponderEliminarPara estrenarme con esta autora creo que me decantaré por "Mejor la ausencia", ya que coincidís Lorena y tú.
Un abrazo.
La próxima entrada que haré muestra una relación tóxica de amistad, aunque no esté así descrita en las críticas. Bueno, ya se verá cuando publique.
EliminarLa única forma de huir de ese tipo de relaciones es, como dices, salir corriendo y poner el máximo número posible de kilómetros por medio. Lo malo es cuando no se puede por cuestiones económicas. Claro que también están las cuestiones de dependencia emocional que a veces crean estas relaciones en las que al no haber violencia explícita llegas a dudar de si no serás tú la culpable o estarás exagerando. Una bofetada no hay quien la niegue, pero el sentido de ciertas palabras puede tener muchas interpretaciones.
Creo que para conocer a la autora harás bien en empezar por "Mejor la ausencia" o "El eco de los disparos".
Un beso.
Da la casualidad que otra compañera que sigue tu línea de comentar y recomendarnos sus lecturas, también se ha fijado en otra novela basada también en el mundo etarra. No sé pero de un tiempo acá están abundando en las editoriales libros acerca de ese complejo y doloroso pasado de nuestro país.
ResponderEliminarSegún he podido descubrir por tu reseña, se trata de la tercera novela que has leído de Edurne Portela, de la cual ya nos has dado tu opinión sobre los dos anteriores libros, inspirados en esa época tan terrible.
Doy por hecho que es muy buena escritora pero no me atrae ahora esta lectura. De todas manera, te agradezco la sugerencia.
Un beso.
Como siempre que se pueden empezar a mirar los hachos con una cierta distancia (aunque sea muy pequeña) y sin miedo, empiezan a salir libros sobre el tema, aunque, de hecho, nunca han dejado de publicarse.
EliminarEsta novela, no obstante, no trata de ese tema aunque siga hablando de violencia y miedo. Se ve que son temas que han dejado marcada a la autora por unas u otras causas.
Un beso.
Hola Rosa
ResponderEliminarLa temática me parece muy interesante, me refiero a la temática central de la novela, y más si está tratada con sutileza, casi con guantes. Creo que eso le aporta una perspectiva diferente a otras novelas que tratan el tema de forma más cruda. Lo único que me ha parado un poco es pensar que la protagonista, permanentemente asustada y llorando, va a terminar por caerme mal. Puede que no haya interpretado bien tus palabras, desde luego no he leído la historia, y que por tanto esté equivocada, pero esa sensación tengo...
En cualquier caso lo mejor sería hablar con conocimiento de causa y para eso tengo que leerla.
Tu reseña genial, como siempre :))
¡Un beso de domingo!
Creo que no me he explicado bien. Esa actitud un tanto llorona y asustadiza, se produce al final de la historia. No es un personaje que caiga mal, ni pusilánime. Ella se enamora y vive con su pareja disculpando sus actitudes machistas y exigentes, incluso, a veces, siendo ella misma un tanto insensible a lo que él puede pensar. No se puede hablar mucho más. Hay que leer la novela, como dices, para opinar.
EliminarSu gran valor es ese contar una violencia que no es explícita y, por lo tanto, despista, deja dudas de si existe a no existe, sobre todo cuando se vive dentro. Y también el darnos la visión del hombre. Si la lees, ya me dirás.
Un beso.
Difícil de hacer la reseña de este libro
ResponderEliminarpero te ha salido perfecta
y tanto que no atinaré a leerlo
ya que lo corto me fascina
y tus letras lo dicen todo
Me alegro de que te haya gustado. El libro es mejor que mi reseña, pero bueno...
EliminarUn beso.
La verdad es que no me acaba de enganchar, si siquiera atraer, la trama de esta novela. Quizá es que no he sabido descubrir la gravedad de un problema que se califica de maltrato, pero que no parece tan agobiante para la protagonista como para decidirse abandonar al supuesto maltratador. No estamos hablando de maltrato físico, pero tampoco me queda claro si es psicológico ("no hay violencia física ni apenas mental"). ¿Qué la mantiene, pues, atada a Matty? ¿El amor? Entonces ¿qué le provoca miedo? No he pillado lo que le asusta tanto a Alicia, hasta el punto de mantenerla paralizada. Me temo que me he perdido en un laberinto de sentimientos.
ResponderEliminarUn beso.
Bueno, lógicamente, no he querido desvelar la trama más de lo conveniente. El miedo viene al final, cuando ya no está con él. Lo que la ha mantenido atada a su pareja es precisamente esa violencia tan sutil que despista, que no se sabe si lo es o si es imaginación de quien la percibe (o cree percibirla). El miedo viene después, cuando ya se ha visto clara la situación y entonces aparece un miedo que supera lo que correspondería a la realidad, o puede que no.
EliminarPuede que mi reseña sea confusa o que, al tener que ocultar la trama, se entienda mal la situación.
Un beso.
Hola Rosa, no he leído nada de la autora pero tengo apuntado Mejor la ausencia por recomendación de una amiga, aunque por lo que cuentas en tu reseña tampoco me importaria leerla. Besinos.
ResponderEliminarYo creo que "Mejor la ausencia" es lo mejor para comenzar con la autora. Así lo hice yo al menos.
EliminarDesde mi punto de vista es una novela mucho más lograda que esta, a la que, si te soy sincera, tras unos días de haber escrito la reseña, tal vez le sacara ahora más pegas.
Un beso.
Hola.
ResponderEliminarTema difícil, la verdad. Tengo sentimientos encontrados. Haces que me apetezca leerla, ETA y relaciones tóxicas, un gran cóctel pero ahora mismo no me veo, tengo tantos pendientes...
Queda en mi lista, pero sin subir puestos, cuando le toque.
Muy feliz semana.
El tema de ETA sale muy poco en esta novela. Se menciona y se ve que ha tenido importancia en el pasado de Alicia, pero el tema central es esa ralación tóxica de Alicia Y Matty.
EliminarHay tanto que leer que entiendo que la apuntes, sin muchas prisas por leerla.
Un beso.
Supongo que esa huella psicológica tan profunda que ha dejado ETA a quienes lo vivieron en primera línea, es un “equipaje” que uno lleva para toda la vida, en ese sentido es esperable que aflore, en mayor o menor medida, en la obra de Edurne Portela.
ResponderEliminarEn cuanto al miedo… pocas veces se afronta de una manera analítica, para ponerlo en perspectiva, es algo muy instintivo, muy de nuestro ser animal, más que racional, aunque lógicamente hay algún miedo que puede ser controlado de una manera racional (no sé si podría ser el miedo a volar, hay mucha gente que no logra dominarlo), en fin, es un tema interesante, igual que la propia autora, a pesar de cierta dispersión en la novela, como apuntas.
Hace tiempo que sigo su pista, la leeré un día de estos.
Beso, Rosa.
Alicia pasa de no tener miedo y estar enamorada, a ser consciente de la situación y tener un miedo que llega a ser injustificado. Y es que, como dices, el miedo es difícil de poner en su justa medida. O la inconsciencia nos priva de él o el propio miedo se convierte en protagonista absoluto al alterarnos la capacidad de raciocinio.
EliminarEl tema de ETA creo que a todos nos ha dejado un poco tocados, pero los que lo vivieron en su pueblo, en su familia, en su trabajo, etc, no creo que nunca se puedan quitar de encima ese trauma.
Espero que te guste Edurne Portela.
Un beso.
He visto el libro por algunos blogs y debo admitir que me llaman la atención. Me llama este que nos traes pero también los anteriores. Últimamente estoy leyendo y viendo mucho sobre ETA. He visto una miniserie que me ha encantando, LA LINEA INVISIBLE. Siempre me gustó aprender sobre aquella época, así que, me llevo los tres títulos muy bien apuntados para cuando pase este calvario. A ver si al abrir las librerías, me doy una vuelta por allí, me compro un buen libro y mato dos pájaros de un tiro, la tristeza que supone este confinamiento y la delicada situación de las librerías. Gracias por tu completa reseña. Un placer pasar por aquí. Besos
ResponderEliminarEs una autora que tiene una gran capacidad para narrar el miedo y la violencia y sus dos libros sobre ETA son muy buenos y con mucho para reflexionar, aunque no sean libros complacientes. este, también es muy recomendable aun cuando pueda ser lo menos bueno de la autora, desde mi punto de vista.
EliminarEspero que pronto puedas tener en tus manos un libro de la autora y disfrutar con tu opinión sobre él.
Un beso.