"Los impostores" Pilar Romera
Leo una reseña de "Los impostores" en el Blog de Irunesa, En tus libros me colé, blog que sigo desde hace años y del que he sacado buenas lecturas. No conozco a la autora ni por supuesto la obra, de la que no he visto nada antes de ese momento. Algo en la sinopsis y en la estupenda reseña que se le hace en el blog me da buen pálpito y tomo nota, a pesar de que es tanto lo que se me acumula entre las lecturas pendientes que me he propuesto atender a muy pocas tentaciones. Pero en esta caigo y de nuevo constato que hay que dejarse llevar por los pálpitos, caer en las tentaciones, olvidar (un poco) lo pendiente y liarse la manta a la cabeza.
Empieza el libro, que no la novela, con ese precioso poema de Rudyard Kipling titulado "If...", "Si...", y aunque no es mi traducción preferida (sí la más literal), me sumerjo en sus versos y ya me tiene la novela medio ganada. Pero entonces, empieza la Primera parte, Barcelona principios de mayo de 1949, y empieza con un diálogo de "Casablanca" entre Ugarte y Rick que me gusta especialmente ("[...] Me desprecias, ¿verdad, Rick? RICK: (Indiferente). Si alguna vez pensara en ti, probablemente sí") y creo levitar, pero aún todo puede pasar. La novela puede haberlo echado todo en las dedicatorias y ser eso que yo llamo mucho ruido y pocas nueces, pero no. Finalmente empieza la verdadera historia y compruebo que empieza con nueces, y sigue con nueces, y todo son nueces silenciosas y sin el más mínimo ruido.
"El gusto de sangre en la boca. Metálico. Amargo.
Había sido una noche muy larga aquella. Larguísima. Albert no recordaba ninguna otra así. Ni tan siquiera aquellos atardeceres durante la guerra, eternos, cuando la aviación italiana bombardeaba Barcelona una y otra vez, incesantemente, y, ateridos y angustiados, se refugiaban en el metro, como escarabajos que huyen de las ráfagas de luz que caen del cielo". A principios de mayo de 1949, la Brigada Político Social de Barcelona está en estado de máxima alerta. Se espera la visita de Franco para finales de mes y se está deteniendo a los sospechosos habituales, aquellos que pueden estar tramando algo y los que nunca podrían tramar nada, pero están más seguros (las autoridades están más seguras) a buen recaudo donde no pueda,n interferir en tan magno acontecimiento. Esta vez, aunque no es un habitual, han detenido a Albert, un joven linotipista, hijo de un bedel de la Universidad, que ha entrado en contacto con grupos de estudiantes opositores al régimen para los que imprime octavillas clandestinas en la imprenta en la que trabaja.
La detención de Albert va a afectar a muchas personas a su alrededor y va a desencadenar una historia que hunde sus raíces diez años antes, cuando en 1939 tres hombres coinciden en la playa de Argelès sur Mer y se hacen amigos hasta que la muerte y/o la traición los separan. Miquel, Ignasi, Bonaventura... Amistad burlada, agradecimiento escarnecido, lealtad asesinada. Solo dos saldrán de Argelès, y lo harán de muy distinta manera. Uno como un héroe de la resistencia, libertador de París con la columna Leclerc, maquis... el otro, con la cabeza baja, con el ansia irrefrenable de sobrevivir a cualquier precio y recuperar un atisbo de lo que había sido su vida. Pero las vidas pasadas nunca se recuperan y menos cuando se encaran de tapadillo, de incógnito, y sobre ellas han pasado diez interminables años de posguerra. "Cuando el único instinto que queda en pie es el de la supervivencia, el hombre enseña la peor de las caras".
Si no hubieran detenido a Albert, su hermana Dora, no habría ido a Vía Layetana y no se habría encontrado con Miquel, antiguo amigo del pueblo de los veranos, antiguo amante. Si no se hubieran encontrado, toda la historia hubiera recorrido otros caminos, Si... Y vuelvo al poema de Kipling, "Si...", y nada tiene que ver, o tiene que ver mucho, porque si los personajes de esta novela hubieran seguido las directrices del escritor indio, también la historia hubiera recorrido otros caminos, pero en esta historia nadie es honrado, ni leal, ni honesto. Todos son impostores, todos mienten a los demás y algunos se mienten a sí mismos.
Dora, el vértice de todos los triángulos, como le dirá el comisario Fuentes; Dora, que recuerda lo que fue; lo que fue ella, lo que fue su vida, lo que fue España. "La República. La libertad. Su juventud. Las noches interminables. Todo eso acabó el día en que decidió renunciar a aquello en que creía y amaba. A un nuevo futuro lejos de la familia. Y escogió someterse, bajar la cabeza, ponerse una mantilla e ir a misa de doce. Afiliarse a la Sección Femenina y aceptar el trabajo de mecanógrafa en el Gobierno Civil que el primo de su padre, diácono en la catedral de Tarragona, tuvo a bien conseguirle". Dora ha renunciado para seguir viviendo.
Si Dora mantiene su identidad, aunque su persona ya no sea la misma, Miquel no ha podido mantener su nombre, aunque él sí puede que siga siendo el mismo o puede que no. Sigue con sus ideales, con su lucha intacta, con sus ansias de terminar con el régimen que lo echó de España y le ha robado su verdadera identidad. Lo intentó en el Valle de Arán y no dejará de intentarlo. Para ello mentirá y traicionará las esperanzas de redención y la ilusión vital que Dora ha puesto en su inesperado encuentro, aunque le duela, aunque no le guste, pero él es el exponente más preciso de que hay fines que justifican cualquier medio. "Y no se reconocía en aquel Miquel. En sus argucias, sus mentiras. En aquel darle un poco, pero no demasiado. Siempre tensando la cuerda. Manipulando a aquella mujer que lo merecía todo. No se reconocía en aquel hijo de puta en el que se había convertido". Aunque al final...
Y Paco, exvedete de La Criolla y homosexual en el pasado, en tiempos mejores, ahora traficante y conseguidor de todo lo que se pueda necesitar; Paco, al que el comisario libra de las detenciones de sospechosos habituales con el pretexto de que es su confidente y "si me hacen entrullar a los confidentes, no nos enteramos de lo que se cuece", aunque las verdaderas razones del comisario Fuentes van mucho más allá de tan profesional proceder.
Ah, el comisario Fuentes. ¿Por qué será que me ha parecido el personaje más complejo, más contradictorio, un verdadero hijo de puta y mi favorito sin ninguna duda? Parece descolgado de "Casablanca", la película que inspira con sus diálogos, desde el inicio de cada una de las cuatro partes y del epílogo, toda la novela. Fuentes que, procedente de la Guardia de Asalto, el cuerpo creado por Azaña y que se mantuvo fiel a la República mayoritariamente, le guiña el ojo a la Brigada Político Social mientras añora aquellos tiempos en los que ingresó en "un cuerpo nuevo, con una pátina democrática que lo cautivó, una oportunidad de hacer las cosas bien. Y de poner orden en la policía"; unos tiempos perdidos para siempre, una pérdida que se conjura como se puede, entre otras formas, leyendo las nuevas novelas de El Coyote y buscando entre sus páginas consuelo y fuerzas para seguir fingiendo y traicionando a los demás y a uno mismo; tratando de huir, de escapar como sea dejando atrás lo que sea menester, aun a costa de comportarse como el verdadero cabrón interesado que no deja de ser "¿Pero quién no huía? ¿Quién no intentaba persuadirse de que aquello no estaba tan mal? ¿Que esa era, había sido, sin lugar a dudas, la mejor decisión? ¿Quién no era un fraude en estos tiempos?".
Y el marido de Dora, Buenaventura, el traidor por antonomasia, el traidor traicionado, pero también el único capaz de redimirse al final, o de intentarlo, del que no quiero hablar más por no desvelar lo que debe quedar velado para futuros lectores.
Y termina la novela y me siento fascinada y pienso que cómo no he oído hablar en todas partes de esta historia y de esta autora. Llego a los agradecimientos y allí me encuentro, entre otros muchos nombres que no conozco, a Toni Hill, a Nieves Abarca, a Carlos Zanón. Con esos avales, la garantía estaba asegurada. Pero juro que no lo supe antes de terminar la novela. "A Toni Hill, por escucharme cuando estaba perdida y guiarme, tal como él sabe, para que yo sólita viera la luz. [...] A Nieves Abarca, Carlos Zanón [...] por hacerme creer que sí, que podía". Y vaya si podía.
Y sigo leyendo, ahora y ya para terminar, la pequeña biografía de la autora, y veo que tiene más novelas, pero cuando las busco descubro que no están traducidas y solo me queda esperar a que gracias al éxito de "Los impostores" se traduzcan finalmente porque necesito seguir buceando en la literatura de Pilar Romera y seguir conociendo sus historias y ver si me sorprenden e impresionan tanto como esta. Hasta me entran tentaciones de leerlas en catalán, pero creo que sería muy frustrante no enterarme de más de la mitad.
Empieza el libro, que no la novela, con ese precioso poema de Rudyard Kipling titulado "If...", "Si...", y aunque no es mi traducción preferida (sí la más literal), me sumerjo en sus versos y ya me tiene la novela medio ganada. Pero entonces, empieza la Primera parte, Barcelona principios de mayo de 1949, y empieza con un diálogo de "Casablanca" entre Ugarte y Rick que me gusta especialmente ("[...] Me desprecias, ¿verdad, Rick? RICK: (Indiferente). Si alguna vez pensara en ti, probablemente sí") y creo levitar, pero aún todo puede pasar. La novela puede haberlo echado todo en las dedicatorias y ser eso que yo llamo mucho ruido y pocas nueces, pero no. Finalmente empieza la verdadera historia y compruebo que empieza con nueces, y sigue con nueces, y todo son nueces silenciosas y sin el más mínimo ruido.
"El gusto de sangre en la boca. Metálico. Amargo.
Había sido una noche muy larga aquella. Larguísima. Albert no recordaba ninguna otra así. Ni tan siquiera aquellos atardeceres durante la guerra, eternos, cuando la aviación italiana bombardeaba Barcelona una y otra vez, incesantemente, y, ateridos y angustiados, se refugiaban en el metro, como escarabajos que huyen de las ráfagas de luz que caen del cielo". A principios de mayo de 1949, la Brigada Político Social de Barcelona está en estado de máxima alerta. Se espera la visita de Franco para finales de mes y se está deteniendo a los sospechosos habituales, aquellos que pueden estar tramando algo y los que nunca podrían tramar nada, pero están más seguros (las autoridades están más seguras) a buen recaudo donde no pueda,n interferir en tan magno acontecimiento. Esta vez, aunque no es un habitual, han detenido a Albert, un joven linotipista, hijo de un bedel de la Universidad, que ha entrado en contacto con grupos de estudiantes opositores al régimen para los que imprime octavillas clandestinas en la imprenta en la que trabaja.
La detención de Albert va a afectar a muchas personas a su alrededor y va a desencadenar una historia que hunde sus raíces diez años antes, cuando en 1939 tres hombres coinciden en la playa de Argelès sur Mer y se hacen amigos hasta que la muerte y/o la traición los separan. Miquel, Ignasi, Bonaventura... Amistad burlada, agradecimiento escarnecido, lealtad asesinada. Solo dos saldrán de Argelès, y lo harán de muy distinta manera. Uno como un héroe de la resistencia, libertador de París con la columna Leclerc, maquis... el otro, con la cabeza baja, con el ansia irrefrenable de sobrevivir a cualquier precio y recuperar un atisbo de lo que había sido su vida. Pero las vidas pasadas nunca se recuperan y menos cuando se encaran de tapadillo, de incógnito, y sobre ellas han pasado diez interminables años de posguerra. "Cuando el único instinto que queda en pie es el de la supervivencia, el hombre enseña la peor de las caras".
Playa de Argelès sur Mer y monumento conmemorativo (abril 2007) |
Dora, el vértice de todos los triángulos, como le dirá el comisario Fuentes; Dora, que recuerda lo que fue; lo que fue ella, lo que fue su vida, lo que fue España. "La República. La libertad. Su juventud. Las noches interminables. Todo eso acabó el día en que decidió renunciar a aquello en que creía y amaba. A un nuevo futuro lejos de la familia. Y escogió someterse, bajar la cabeza, ponerse una mantilla e ir a misa de doce. Afiliarse a la Sección Femenina y aceptar el trabajo de mecanógrafa en el Gobierno Civil que el primo de su padre, diácono en la catedral de Tarragona, tuvo a bien conseguirle". Dora ha renunciado para seguir viviendo.
Si Dora mantiene su identidad, aunque su persona ya no sea la misma, Miquel no ha podido mantener su nombre, aunque él sí puede que siga siendo el mismo o puede que no. Sigue con sus ideales, con su lucha intacta, con sus ansias de terminar con el régimen que lo echó de España y le ha robado su verdadera identidad. Lo intentó en el Valle de Arán y no dejará de intentarlo. Para ello mentirá y traicionará las esperanzas de redención y la ilusión vital que Dora ha puesto en su inesperado encuentro, aunque le duela, aunque no le guste, pero él es el exponente más preciso de que hay fines que justifican cualquier medio. "Y no se reconocía en aquel Miquel. En sus argucias, sus mentiras. En aquel darle un poco, pero no demasiado. Siempre tensando la cuerda. Manipulando a aquella mujer que lo merecía todo. No se reconocía en aquel hijo de puta en el que se había convertido". Aunque al final...
Y Paco, exvedete de La Criolla y homosexual en el pasado, en tiempos mejores, ahora traficante y conseguidor de todo lo que se pueda necesitar; Paco, al que el comisario libra de las detenciones de sospechosos habituales con el pretexto de que es su confidente y "si me hacen entrullar a los confidentes, no nos enteramos de lo que se cuece", aunque las verdaderas razones del comisario Fuentes van mucho más allá de tan profesional proceder.
Ah, el comisario Fuentes. ¿Por qué será que me ha parecido el personaje más complejo, más contradictorio, un verdadero hijo de puta y mi favorito sin ninguna duda? Parece descolgado de "Casablanca", la película que inspira con sus diálogos, desde el inicio de cada una de las cuatro partes y del epílogo, toda la novela. Fuentes que, procedente de la Guardia de Asalto, el cuerpo creado por Azaña y que se mantuvo fiel a la República mayoritariamente, le guiña el ojo a la Brigada Político Social mientras añora aquellos tiempos en los que ingresó en "un cuerpo nuevo, con una pátina democrática que lo cautivó, una oportunidad de hacer las cosas bien. Y de poner orden en la policía"; unos tiempos perdidos para siempre, una pérdida que se conjura como se puede, entre otras formas, leyendo las nuevas novelas de El Coyote y buscando entre sus páginas consuelo y fuerzas para seguir fingiendo y traicionando a los demás y a uno mismo; tratando de huir, de escapar como sea dejando atrás lo que sea menester, aun a costa de comportarse como el verdadero cabrón interesado que no deja de ser "¿Pero quién no huía? ¿Quién no intentaba persuadirse de que aquello no estaba tan mal? ¿Que esa era, había sido, sin lugar a dudas, la mejor decisión? ¿Quién no era un fraude en estos tiempos?".
Y el marido de Dora, Buenaventura, el traidor por antonomasia, el traidor traicionado, pero también el único capaz de redimirse al final, o de intentarlo, del que no quiero hablar más por no desvelar lo que debe quedar velado para futuros lectores.
Pilar Romera |
Y sigo leyendo, ahora y ya para terminar, la pequeña biografía de la autora, y veo que tiene más novelas, pero cuando las busco descubro que no están traducidas y solo me queda esperar a que gracias al éxito de "Los impostores" se traduzcan finalmente porque necesito seguir buceando en la literatura de Pilar Romera y seguir conociendo sus historias y ver si me sorprenden e impresionan tanto como esta. Hasta me entran tentaciones de leerlas en catalán, pero creo que sería muy frustrante no enterarme de más de la mitad.
Título del libro: Los impostores
Autora: Pilar Romera
Nacionalidad: España
Título original: Els impostors
Nacionalidad: España
Título original: Els impostors
Traducción: Pilar Romera
Editorial: Destino
Año de publicación: 2029
Año de publicación original: 2019
Nº de páginas: 384
Hola Rosa, yo también había visto esta novela en algún blog, pero o no leí la reseña con tanta atención como tú o tenía la cabeza en otro sitio, el caso es que la tuya si la je leído con calma y estoy convencida de que la historia puede gustarme tanto como a ti, así que me la llevo. Espero que cuando todo esto pase pueda hacerme con ella, porque me has dejado con muchas ganas de leerla. Besinos.
ResponderEliminarEs una historia entre negra, policíaca, histórica, social... con una trama muy bien llevada y muy bien resuelta, escrita maravillosamente y que recuerda muchas cosas del mejor cine negro americano, entre otras películas, por supuesto, "Casablanca", que se ve que hasta cierto punto la ha inspirado. Me ha encantado y ha sido todo un descubrimiento. No entiendo como no se ha oído hablar mucho más de esta novela.
EliminarUn beso.
Me la apunto pero la pongo en la presalida porque se me están acumulando las lecturas. Que la trama esté bien resuelta me anima mucho. Desde luego empezar con el precioso poema de Kypling, If, es una buena manera de comenzar.
ResponderEliminarBesos
Para mí ha sido todo un descubrimiento. Con una trama muy bien resuelta y unos personajes complejos y bien diseñados. Bien escrita y ambientada en una época que me atrae mucho. Para una amante de "Casablanca" como yo, es perfecta. Pero no solo por ser yo fan de la película, sino porque la novela es muy buena.
EliminarUn beso.
La historia y sus personajes me han cautivado. Entiendo que fueras capaz de aparcar tus otras lecturas "programadas" para dedicarle tiempo a esta. Tomo nota, aunque en mi caso las lecturas que deje aparcadas, a este paso, no sé cuándo podré retomarlas, je,je,
ResponderEliminarMe resulta extraño que solo hayan traducido al castellado esta obra. Espero que su éxito estimule a la editorial a editar las correspondientes versiones traducidas del resto.
Un beso.
Me dijo la autora en facebook que tradujo también su novela anterior, pero que no encontró editorial. Tras el éxito de esta, la siguiente que está empezando a escribir, no creo que tenga problemas.
EliminarLa verdad es que es una historia muy recomendable que me ha encantado y sorprendido por no haber sabido nada de ella hasta unos días antes de leerla.
Muchas veces hay que aparcar las lecturas pendientes y pasar a una por delante de todas, Es que si no aún estaría con libros apuntados hace una década (o más). Aunque a veces me equivoco,me suele dar resultado seguir mi instinto.
Un beso.
Hola Rosa,
ResponderEliminarLo encuentro muy interesante y no había oído hablar de esta lectura. Muy interesante y mejor reseña. Queda de manifiesto cómo ese "Sí" es la fuerza que va impulsando. Un saludo y feliz inicio de semana!!
Buen inicio para ti también de esta nueva semana de encierro que parece ser que es tan solo la cuarta de seis (por ahora). Ánimo, paciencia y buenas lecturas.
EliminarEs una novela que recomiendo sin dudar. A veces lo desconocido nos brinda estas sorpresas.
Un beso.
Hay que hacer caso a los pálpitos lectores siempre. Pocas veces nos fallan.
ResponderEliminarNo conocía ni este título ni a su autora, pero está claro que hay que seguirle la pista. Se nota que te ha gustado mucho. Espero que la sigan traduciendo.
Besos
Creo que sí que hay que seguir a la autora. Yo estaré atenta a lo que publique de ahora en adelante. O de lo antiguo que se traduzca. Esta novela la ha traducido la propia autora y, desde luego, me ha encantado.
EliminarLa verdad es que pocas veces me ha fallado el pálpito.
Un beso.