"La vida contada por un sapiens a un neandertal" Juan José Millás y Juan Luis Arsusga

Este es un libro escrito a dos manos. Hay un escritor y un paleontólogo. El escritor cree en el paleontólogo y el paleontólogo no sabemos si cree en el escritor. Es de suponer que sí puesto que se embarcó en esta historia con él. Lo que sí sabemos es que el paleontólogo cree en la evolución humana y en su poesía. Una creencia que el paleontólogo me contagió hace ya muchos años porque una, aunque bióloga, busca en todo la literatura, y la evolución humana es de lo más literario que tiene la Biología. Y una literatura muy poética. Y no porque el ser humano sea la cumbre de la evolución y esté por encima de todas las criaturas vivas, muertas y extinguidas, sino precisamente porque nada de eso es cierto. El hombre no es la cumbre de nada, ni está por encima de nada. Tan solo es un primate más que tuvo que subirse a los árboles para luego descender de ellos y convertirse en lo que es. Para bien y para mal.

"Algunos de sus libros habían formado parte de mi biblioteca básica sobre la Prehistoria o la evolución, y los había leído con avaricia, aunque no siempre con el provecho que se merecían, pues el paleontólogo no hace muchas concesiones cuando escribe. En otras palabras, no siempre me resultaba fácil colocarme como lector a la altura de Arsuaga como autor". Esto nos cuenta Millás, el escritor, en el capítulo cero de este libro, es decir, el capítulo en el que nos explica cómo se llegó a la feliz idea de que ambos, escritor y paleontólogo, llegaran a colaborar en una obra que está a medio camino entre la novela (muy real) y el ensayo.  

Tal vez Millás es muy exigente con su capacidad de entender un libro, tal vez yo lo soy mucho menos o mi formación como bióloga me permite un mayor nivel de comprensión, pero nunca he pensado que me perdiera mucho de lo que Arsuaga nos cuenta en sus libros. Siempre he pensado que es un comunicador nato. Creo que en sus libros yo encuentro lo que Millás en sus charlas: "Como narrador oral, en cambio, me pareció atrevido, seductor, ágil. Lo escuchaba literalmente embobado porque cada dos o tres frases perpetraba un acierto expresivo admirable". Así lo encuentro yo cuando lo leo,  atrevido, seductor, ágil. Y todo un poeta de la evolución. Igual nos hace entender que para poder hablar tenemos que correr el riesgo de morir atragantados que nos hace sentir un merecido e inmenso respeto por los neandertales y un gran orgullo de compartir con ellos una pequeña parte de nuestro ADN. 

Ya tenemos puesto nombre al escritor y al paleontólogo. No era muy difícil. Están en la portada del libro. Enseguida sabemos cómo surge la idea de escribir el libro a medias. Nos lo cuenta el escritor en ese mismo capítulo cero. En una comida con el paleontólogo, animado por el valor que dan varias copas de Ribera del Duero. "Oye, Arsuaga, tú eres un narrador oral formidable. Para las personas ignorantes como yo, te explicas mejor cuando hablas que cuando escribes. [...] —El caso —seguí— es que tú y yo podríamos asociarnos para hablar de la vida.

—¿Asociarnos cómo? —preguntó.

—De la siguiente manera: tú me llevas a un sitio, al que quieras: a un yacimiento arqueológico, al campo, a una maternidad, a un tanatorio, a una exposición de canarios…

—¿Y?

—Y me cuentas lo que estamos viendo, me lo explicas. Yo hago mío tu discurso. Lo digiero, selecciono sus materiales, los articulo y los pongo por escrito. Creo que levantaríamos un gran relato sobre la existencia". Arsuaga siguió comiendo y bebiendo. No hizo referencia a la propuesta. Seguramente no la había gustado la idea y prefería hacer como si no la hubiera oído. Pero al final de la comida, ante el café, finalmente se dio por enterado, "dio un golpe en la mesa con la palma de la mano al tiempo que decía: 

—Lo hacemos".

Y empieza así una genial aventura en la que Juan José Millás y Juan Luis Arsuaga visitan los lugares más inesperados (un mercado, un parque, la sierra de Madrid, el cementerio de la Almudena, el museo del Prado, una reunión de mascotas en el ferial de Madrid, una cueva en Asturias...). En ellos el paleontólogo va explicando diversos episodios de la evolución humana. 

Uno de los más interesantes me atrajo especialmente. Cuando hace años leí "El collar de neandertal" decía Arsuaga "Tal vez hubo casos de mestizaje, pero no se dieron en una cantidad suficiente corno para que sus genes hayan llegado hasta nosotros". Es muy fácil explicar eso en clase. No ha habido hibridación, somos especies distintas. Mis alumnos se quedaban felices. Años después, cuando se descubrió que sí que tenemos genes neandertales, la cosa se complicó. Mis alumnos ya no quedaban tan tranquilos. A ellos les gusta el sí o el no, el blanco o el negro. En este libro Arsuaga lo explica de una forma que ya se me podía haber ocurrido a mí "—Vale, pero ¿el neandertal es una especie o no? ¿Tú qué decides?

—Si insistes, yo decido que sí. Vamos a pedir otra cerveza.

—Sin embargo, se hibridó con el sapiens.

—El español no es árabe, pero decimos almohada. Eso es un préstamo lingüístico. Los préstamos genéticos son como los préstamos lingüísticos. No es lo mismo una hibridación que un préstamo". Así de simple se explican las cosas cuando uno lo tiene claro y es un maestro de la comunicación.

Arsuaga es un científico especializado en paleoantropología, pero también es un hombre de letras. Tiene una gran cultura y sabe un poco de casi todo. Habla de la evolución de la sociedad agraria en España, de pintura flamenca, de los pueblos prerromanos, del cambio de economía surgido en el Neolítico que estableció las desigualdades, de la psicología de los peluches y la ternura que producen. ¿Nos verían los neandertales como seres infantiles que les despertarían ternura? ¿Fue esa la forma en que pudimos salvarnos de su mayor fuerza y corpulencia? ¿Apelamos de forma inconsciente a ser sus peluches para aplacar su agresividad ante lo extraño? Arsuaga es un gran científico y un gran comunicador, pero además tiene ciertas características que lo asimilan a los filósofos, que lo acercan a los poetas. No hay más que leer alguno de sus libros. 

Es también un ateo que respeta las religiones "Yo soy ateo [...] pero no disfruto metiéndome con las creencias de nadie. No creo que sea preciso acabar con las religiones para mejorar". En eso me siento muy cercana a él. Siempre he dicho que si no hubiera religiones habría que inventarlas. De hecho, cuando no existían, el hombre las inventó. ¿Cómo enfrentarse si no a la consciencia de la propia muerte? Cuando un dios crea un ser inteligente y consciente debe hacerlo inmortal. No se puede dar a un animal consciencia y dejarlo a merced de una muerte anunciada.  La religión nos salva, salva a los creyentes, de la muerte con la promesa de una vida después de esta. Promete, en aquella vida futura, compensar las desigualdades sufridas en esta.

Juan Luis Arsuaga y Juan José Millás

A Juan José Millás también lo conozco. Ocho novelas suyas me permiten saber que es un autor ágil, original, ocurrente, con un particular y muy inteligente sentido del humor. Todas esas características se ven también en este libro.  Empieza por declarase neandertal. Así, sin previo aviso. "[...]soy neandertal. Lo sé desde el colegio porque los niños sapiens, que eran unos cabrones, me miraban raro. Tenía que llevar a cabo unos esfuerzos heroicos para ocultar mi neandertalidad, así que me pasaba la vida observándolos para imitar su comportamiento y no me quedaba tiempo para dedicarme al estudio. Suspendía todo, lo que me volvía más neandertal, si cabe. Mi familia, a simple vista, no parecía neandertal, por lo que deduje enseguida que era adoptado, un adoptado idiota, claro, hasta que tropecé en la tele con un programa de neandertales y me reconocí en el protagonista, que parecía una copia de mí o yo de él". 

El sapiens que es Arsuaga le va contando al neandertal Millás cosas que él no tiene muy claras, aunque el escritor ya sabe del tema. Como la que esto escribe, y como se ha dicho más arriba, ha leído los libros del paleontólogo. Pero claro, le quedan dudas y por eso pregunta y asiste con atención y a veces con cierto asombro a las explicaciones. Le asombra, como les sucedía a mis alumnos, que si todo ha surgido por evolución, por selección natural, hayan surgido también caracteres que no parecen ser de ninguna utilidad e incluso pueden ser molestos. ¿Para qué tienen los pavos reales esas plumas en la cola tan aparatosas? No desde luego porque les sean de utilidad salvo para una cosa, para ser elegidos por las hembras y poder reproducirse. Mis alumnos me preguntaban sobre todo por qué los orientales tienen los ojos rasgados. No parece que sea una ventaja ambiental.

"—¿Los ojos rasgados serían entonces una elección estética?

—Podrían serlo, ya que en apariencia carecen de valor adaptativo. ¿Por qué el urogallo tiene esas plumas? Porque esas plumas les gustan a las hembras de los urogallos. Todos los pueblos de la tierra consideran que los guapos son ellos. Para reproducirse hay que encontrar pareja y para encontrar pareja hay que ser guapo".

Y junto a todas esas (y muchísimas más) revelaciones tan interesantes para los que queremos saber más acerca de lo que somos y de cómo hemos llegado a serlo, la maravilla mayor: nadie ni nada lo ha determinado. Ha sido todo producto de la casualidad y de la elección por parte del ecosistema de las casualidades más ventajosas. El ave no tiene alas para volar, vuela porque tiene alas. Y eso solo es una casualidad favorecida. "No hay relojero, no hay planificación, no hay objetivo, no hay dirección, no hay propósito. Los seres que mejor se adaptan al nicho que ocupan sobreviven y se reproducen. El agente de la perfección y la belleza que observamos en la naturaleza es la muerte. Lo que está detrás de la armonía que ves en el campo es la Parca con su guadaña".

La gran maravilla no es que haya un relojero fabricando el reloj. Lo realmente fascinante es que no lo hay. De unos diseños salen otros por modificaciones casuales y por verse sometidos a distintas condiciones. Del pez al anfibio y del anfibio al reptil y del reptil a las aves por un lado y a los mamíferos por otro hasta que de un animal arborícola salimos nosotros con miles de generaciones y montones de especies por medio. No somos la culminación de nada, sino una chapuza exitosa. "No es que seas perfecto, pero como chapuza estás muy bien. Estamos hechos de la ropa de segunda mano que desecharon nuestros hermanos mayores. La placenta, por ejemplo, se crea a partir de un huevo. La placenta es genial, pero no le puedes pedir la misma perfección que si hubiera sido hecha ex novo".

"La vida contada por un sapiens a un neandertal" es un libro divertido. Sus dos autores lo son. Es un libro interesante porque es mucho lo que tiene que contar Arsuaga y mucho el interés por que le cuenten de Millás. Es un libro al alcance de cualquiera y que creo que debo recomendar a quienes les interese mínimamente el tema. 

Este libro participa en el Reto Escritores de la A a la Z que organiza el blog Lecturápolis. Con él relleno la letra A.

Título del libro: La vida contada por un sapiens a un neandertal

Autores: Juan José Millás y Juan Luis Arsusga
Nacionalidad: España
Editorial: Alfaguara

Año de publicación: 2020

Año de publicación original: 2020

Nº de páginas: 224