Dos de Alexis Ravelo

Me he propuesto leer toda la obra de Alexis Ravelo y en ese afán he leído estas dos novelas con la idea de hacer la reseña de ambas a la vez, pues su corta extensión se prestaba a ello. Son muy distintas y ambas tiene su interés. Pero eso lo contaré al hablar de cada una.

"La otra vida de Ned Blackbird" 

"La historia de la relación póstuma de Carlos Ascanio con Celia Andrade —esa oscura sucesión de hechos que acabó originando el incendio del 4 de diciembre del año pasado— no es una historia común, pero no he buscado una nueva forma de relato para esta crónica". Así empieza el Narrador en lo que ya es la novela aunque se titule como Advertencia. No es esta una de esas advertencias o notas que el autor suele añadir a sus novelas y en las que habla por sí mismo. Aquí habla como narrador, como depositario de los documentos que le cedió Carlos Ascanio y que le han servido para contarnos su historia.

El narrador era compañero del departamento en la Universidad en la que ambos trabajaban. "Como eso no figura en los papeles, ignoro en qué fecha exacta llegó Carlos Ascanio Sánchez a la ciudad, pero sé que vino para cubrir temporalmente la plaza de Méndez —a Méndez lo había incapacitado inesperadamente un cáncer de próstata— y de ahí infiero que debió de hacerlo, como muy tarde, a finales de agosto". Teniendo en cuenta que una de las dedicatorias del libros es a la memoria de Francisco González Ledesma, no es difícil deducir que el nombre puesto al profesor enfermo al que Ascanio sustituye es un homenaje al personaje del escritor "que un día fue Silver Kane".  

Ascanio alquila un piso en el que vivió antes que él una inquilina que murió hace unos meses. Era una mujer mayor y sin familia conocida por lo que sus cosas aún siguen en el piso amontonadas en una habitación. 

"—¿Y se van a quedar ahí? —preguntó Ascanio, alzando una ceja.

—Por eso el alquiler es tan módico. [...] 

—Por lo tanto, no son tres habitaciones, sino dos.

—Oh, no —dijo el otro, indicándole con un gesto que lo acompañara hasta la habitación de marras—. Son tres: usted puede entrar y salir de ese cuarto cuanto quiera".

Carlos Ascanio se instala en el piso y se dedica a hacer una vida tranquila. Reparte su tiempo entre la Universidad, el café Oriental, donde come y cena y charla con doña Paula, la dueña, y Lucía, la camarera, y su casa en la que lee y prepara las clases. A las dos semanas de estar viviendo en el piso, una tarde se coló en sus oídos una música de Satie y el repiqueteo de una máquina de escribir. Parecía venir del piso de al lado, el único cuyos inquilinos aún no conocía. La gran sorpresa fue enterarse de que ese apartamento, el 2º A, estaba desocupado.  

No es la primera vez que algo mágico sucede en la vida de Carlos. En realidad, hay cosas que ni siquiera intenta explicarse, pero ahí están. Por ejemplo el hecho de que "de vez en cuando, como si viviera en una novela de Milorad Pavic´, Carlos Ascanio se traía algo consigo al regresar del sueño". Así, en su casa, la de verdad, la que dejó cuando vino a dar clases huyendo de su soledad y su dolor, se acumulan en un cajón objetos que aparecieron a su lado al despertar tras haber soñado con ellos: un reloj de leontina, un camafeo, un cochecito de latón, unos quevedos...

Cuando Carlos se entera de que Celia Andrade murió mientras escribía a máquina, siente que los sonidos que oye son una llamada de auxilio de la antigua inquilina.  De manera que, huyendo de todo respeto por la intimidad a lo que le autoriza el sentirse llamado por la mujer, decide meterse en la habitación que guarda sus pertenencias e investigar en la vida de Celia.

A partir de ese momento, la vida de Carlos dará un vuelco. Descubrirá un personaje y unos hechos que estaba muy lejos de imaginar, se verá inmerso en una obsesión que le hará dejar de lado su trabajo, su salud y su cordura. "[...] había tomado ya una vía de una sola dirección, una senda que lo llevaba al encuentro con su destino".  

La historia de Celia se ancla en la posguerra y llega hasta después de su muerte porque deja hilos sin coser que le llegarán a Carlos y será él el que tratará de tejerlos al tapiz que la anciana le legó. Iremos sabiendo más de Carlos y el dolor que lo empujó a dejar su casa y su familia para venir a Los Álamos a dar clases de Filosofía en su Universidad, sabremos de Celia y de su forma de ganarse la vida más allá de su condición de maestra y todo ello estará hilado con una forma de realismo mágico que nos atrapa desde el principio. 

Y toda la historia nos la cuenta el compañero de Carlos a quien este dejó sus diarios y demás documentos. Se crea así una historia dentro de otra historia que a su vez está dentro de otra historia... y, sin ninguna complicación, nos encontramos en una salón de los espejos jugando a descubrir la diferencia entre la imagen y la realidad. Una novela genial en su sencillez, una sencillez que tal vez no sea tal y esconda más aristas de las que parece.

Título del libro: La otra vida de Ned Blackbird

Autor: Alexis Ravelo
Nacionalidad: España
Editorial: Siruela

Año de publicación: 2016

Año de publicación original: 2016

Nº de páginas: 184

"Los perros de agosto"

De haber visto antes de leerlo que "Los perros de agosto" era una novela catalogada como infantil y juvenil es probable que nunca la hubiera leído, pero afortunadamente no lo supe hasta después de leerla. Ni siquiera sabía que Alexis Ravelo tenía libros para jóvenes.

"En periodismo existen cinco preguntas a las que todo artículo bien redactado debe responder. Los pedantes las llaman las cinco uves dobles del periodismo: What, Who, When, Where, Why. Para los de francés: Qué, quién, cuándo, dónde y porqué". Desde luego, nuestro protagonista y narrador no tiene nada de pedante. Es un estudiante de periodismo en prácticas. En el verano de 2007 estaba trabajando en Realidad Canaria, un periodicucho, en boca del joven, que estaba a punto de entrar en quiebra unos meses después. En él se encarga de casi todas las secciones y además mantiene un blog del propio periódico aunque se llame el blog del Gordo Castro.  El Gordo Castro es él, aunque en realidad se llama Jorge Castro Fajardo. "Aunque todos me llaman el Gordo. El Gordo Castro. Y no porque caiga en Navidad, sino porque me sobran unos kilillos. En concreto, casi veinte".

No se sabe bien si la suerte o la desgracia le hacen toparse en el muelle Elder del Puerto de la Luz, en Las Palmas de Gran Canaria, con un cadáver recién rescatado del agua. "Normalmente, esto me hubiera llegado como una nota de prensa de agencias, yo la hubiera revisado y le habría propuesto a Viera un titular. Punto y pelota. Pero uno tendría que ser muy tarugo para quedarse esperando en la redacción a que los de agencias le contaran lo que tenía a solo cincuenta metros. Así que recorrí esa distancia lo más rápidamente que pude, tras coger el bloc de notas y la cámara de fotos del portabultos de Babieca".  Así que Jorge se acercó y tuvo la suerte de toparse con un estibador poco cuidadoso que le permitió acceder a las pertenencias del muerto  y, entre ellas, con una tarjeta de visita de alguien bastante conocido en la isla y muy importante.

Entre eso y lo que le cuentan los que conocieron al muerto, deduce que no era ningún indigente, como todos creen, y que su muerte no fue un accidente, como creen casi todos. Jorge ve su oportunidad y decide investigar por su cuenta con permiso de Viera, el director de Realidad Canaria. Pero como siempre que hay poderosos mezclados en asuntos turbios ( y casi siempre los hay), las cosas son más peligrosas de lo que parecen. Jorge pedirá la ayuda de su hermano mayor, policía, a pesar de que no le cae bien precisamente. "Y hay dos cosas que detesto minuciosamente: las corbatas y mi hermano Eduardo". El caso es que Eduardo no resultará tan detestable, como descubrirán el lector y el propio Jorge, y su ayuda servirá de mucho. 

La historia hunde sus raíces en hechos sucedidos con anterioridad y se irá descubriendo una trama de corrupción, fraude, traiciones. Habrá asesinatos y todo lo que en un momento dado interesa para no perder el poder y para que los hechos que no conviene que se conozcan permanezcan ocultos para siempre. 

Alexis Ravelo construye en "Los perros de agosto", una novela trepidante, divertida, con un lenguaje apropiado para los lectores adolescentes a los que se dirige en muchas ocasiones. "Si te interesa y tienes un rato libre, continúa leyendo. Si no, cierra inmediatamente el libro y utiliza ese tiempo que tú crees que te sobra en ocupaciones más meritorias, como cortarte las uñas de los pies o enchufarte a la consola. Tú te lo pierdes". Así termina el segundo capítulo. Y así comienza el tercero "¿Sigues ahí? Vale. Comenzaré por el principio". 

Al ver la sencillez y el lenguaje de la novela pensé que sería de las primeras escritas por el autor y que esa sería la causa. La sorpresa me la llevé al ver que antes que "Los perros de agosto", Alexis Ravelo ya había escrito las dos primeras entregas de Eladio Monroy y la primera de La iniquidad, "La noche de piedra". No, no era la condición de novel la que hacía de esta historia lo que era, sino su condición de novela para adolescente de catorce años. Y en ese aspecto, es inmejorable. Una trama sencilla pero si concesiones y con mucho humor, que entretiene, atrapa y enseña muchas cosas. Una novela para que los adolescentes se enganchen a la literatura y empiecen a conocer la realidad del mundo. Una novela que he disfrutado mucho.

Título del libro: Los perros de agosto

Autor: Alexis Ravelo
Nacionalidad: España
Editorial: Anaya

Año de publicación: 2009

Año de publicación original: 2009

Nº de páginas: 144