Dos de Claudia Piñeiro.

No es muy normal que yo lea dos libros seguidos del mismo autor, autora en este caso, pero tras disfrutar con el último libro de Claudia Piñeiro, El tiempo de las moscas (2022), quise hacerlo con uno de los primeros, concretamente el segundo, Las viudas de los jueves (2005), que dormía un sueño ya demasiado largo en mi estantería de pendientes. El haber visto la película en su día hizo que me diera pereza abordar un libro cuya historia ya conocía más o menos. Cuando ha pasado el tiempo suficiente para que haya olvidado la película casi totalmente, he disfrutado mucho de la novela. 

"El tiempo de las moscas".

«[...]me aseguró que, con el correr de las semanas, o tal vez meses, la mosca se acomodaría en un lugar donde yo no la vería más o mi cerebro aplicaría el mecanismo de la supresión. “¿Qué es eso?”, pregunté. “Que un día, harto de verla, el cerebro la suprime, deja de verla. Decide que no está más”. Entonces me dije, Inés, no te preocupes, si se trata de suprimir lo que no querés ver, vos sos experta. Siempre lo fui. A las pruebas de mi matrimonio me remito».

Inés salió hace un año de la cárcel tras pasar encerrada quince. Inés no ha dejado de ver la mosca. El mecanismo de supresión que le prometió la doctora de la cárcel aún no se ha manifestado. Pero a Inés no le molesta su mosca porque Inés ama las moscas. De hecho, en su trabajo actual de exterminadora de plagas, jamás aceptaría exterminar moscas. 

Inés salió de la cárcel totalmente reinsertada. En realidad no necesitaba reinsertarse. Ella no es una delincuente ni un peligro para la sociedad. Mató a la amante de su marido y jamás se le ocurriría volver a delinquir. De la cárcel, si no reinserción innecesaria, sí que ha sacado una amiga muy necesaria, la Manca, que abandonó el presidio unos meses después. Ahora comparten oficina, una, como propietaria de la empresa MMM, CONTROL INOFENSIVO DE PLAGAS, y la otra, como investigadora privada. Ah, MMM significa Muerte, Mujeres, Moscas.

Inés tiene una hija en algún sitio. Tan solo una vez fue a verla a la cárcel. Ahora no sabe más de ella. Será ya adulta. Inés solo vive para su trabajo y no tiene a nadie más que a la Manca. Su vida es tranquila, monótona. Hasta que algo viene a sacarla del lento transcurrir de los días. Una cliente le pide un determinado veneno para asesinar a la amante de su marido.  Está dispuesta a pagarle lo que pida sin regatear. Inés se niega al principio, pero con ese dinero puede hacer muchas cosas, sobre todo por la Manca. Lo malo es que, cuando la Manca empieza a investigar, las cosas no parecen estar tan claras. Y Inés se encontrará con su hija que ahora tiene su vida y su familia y la novela dará varias vueltas a la tuerca de la trama, y cuando creamos conocer el final nos lo cambiará y nos lo volverá a cambiar.

Pero más allá de la trama y la intriga, la novela presenta una crítica patente contra este mundo en el que lo políticamente correcto le está ganando la partida a lo sencillamente sensato. Inés extraña un mundo en el que hasta el idioma se ha transformado. Lo políticamente correcto lo invade todo. Ya los últimos años de prisión ni Ernesto, su marido, era un reverendo hijo de puta. Pasó a ser un «hijo de “yuta”, porque puta tampoco se dice más».

«“Sos una resiliente”, [...] Me explicó lo que era y le dije: “Ah, sí, sobreviviente”. Aclaró que no, que no eran exactamente lo mismo. Yo no entendí la diferencia, pero no me iba a poner a discutirle a quien tenía que darme el visto bueno para mi salida: si ella quería usar esa palabra, por tonta, nueva, políticamente correcta [...] que la usara. Parece que ahora muchas batallas se libran allí, en la palabra que cada una elige, de eso también empecé a darme cuenta. Y yo de batallas he tenido suficiente, así que me reservo para las que no puedo evitar (¿querés decir resiliente?, ¡decí resiliente!)».

También el hecho de ser mujer y el feminismo son sometidos a reflexión. El coro, que como en una tragedia griega toma la palabra de vez en cuando, hace todo un análisis con citas de numerosas autoras que han escrito sobre mujeres y feminismo. 

«¿Por qué tengo que sentir a todas las mujeres del planeta mis hermanas, porque tenemos vagina? Sí, exactamente por eso. Hay mujeres trans que no tienen vagina. Yo no tengo “hermanas”, tengo compañeras de lucha. Mal por vos. Yo no tengo vagina. Bien por vos, te envidio. Yo no tenía vagina cuando nací pero ahora tengo. En el mundo existen muchos feminismos, con variadas tendencias dentro del movimiento social, distintos postulados del pensamiento político y distintos enfoques de la crítica cultural*. No me parece. A mí tampoco. A mí sí. Al menos deberíamos ponernos de acuerdo en algunas cuestiones básicas si queremos que el movimiento perdure. Lo estamos». 

*Marta Lamas, Acoso, Fondo de Cultura Económica, pág. 21.

Este libro participa en el Reto Autores de la A a la Z que organiza el blog  Lecturápolis. Con él relleno la letra Ñ.

"Las viudas de los jueves".

«En ese momento entró Ronie, y mis planes cambiaron. Esa noche todo fue distinto de lo planeado. Ronie fue directo al bar. «Qué raro tan temprano…», le dije al pie de la escalera. «Sí», dijo él y subió con un vaso y la botella de whisky. Esperé un momento, parada ahí, y luego lo seguí. Pasé por nuestro dormitorio, pero no estaba. Tampoco en el baño. Había ido a la terraza y se había instalado ahí, en una reposera, dispuesto a beber». Virginia Guevara no esperaba a Ronie tan pronto esa noche. Es jueves y los jueves Ronie y sus tres amigos, Tano Scaglia, Gustavo Masotta y Martín Urovich juegan a las cartas hasta tarde en la casa de Tano. La actitud de Ronie y lo que se aprecia de la casa de Tano desde la azotea de los Guevara nos hacen presentir que algo terrible ha sucedido.

 

Ya al terminar el segundo capítulo sabemos qué es eso tan terrible, pero aún nos queda saber cómo y por qué. Y eso será lo que se irá descubriendo poco a poco a lo largo de la novela. Toda ella está ambientada en una urbanización de lujo, Altos de la Cascada. Sus habitantes son acomodadas parejas con ansias de exclusividad que han abandonado el agobio de las calles y los barrios de Buenos Aires para vivir en un mundo selecto al lado de la naturaleza, donde sus hijos podrán salir a la calle sin miedo a lo que les pueda suceder.

La narración corre a cargo de Virginia y de una narradora que se alterna con ella y a la que no llegamos a identificar. Podría también ser más de una. Entre ellas nos van contando las historias de los habitantes de Altos de la Cascada a lo largo de los años noventa hasta llegar al presente, esa noche de jueves en septiembre de 2001 y los días que vinieron después.  Hacía unos días que las Torres Gemelas se habían desplomado y quedaban unos escasos tres meses para que Argentina se hundiera en la más terrible crisis que recuerda. Los habitantes de Altos de la Cascada ya habían empezado a notar esa crisis desde hacía un tiempo.

Altos de la Cascada es un paraíso que puede devenir en infierno. El infierno de las mujeres que se sienten solas y encerradas «[...] al mudarse a Altos de la Cascada, Carmen, como otras, se había alejado de un mundo que siguió transcurriendo en otra parte, y al que sólo la unía el relato que su marido tejía al volver a casa»; infiernos que se esconden tras la intimidad que da la lejanía, el estar rodeado de árboles que evitan la vista y el oído de lo que sucede en casa ajena; el infierno de tener que aparentar una situación que ya no es la que era; un infierno de extrañamiento cuando sientes que te han robado tu identidad. 

En las casas más o menos lujosas de Altos de la Cascada, protegidos por lo mismo que protege la intimidad, se desatan la violencia, el alcoholismo, el racismo, la intolerancia... y también la entrega, la generosidad, más amor del que imaginábamos. Todo un mundo que iremos descubriendo mientras nos acercamos a aquella noche de septiembre. «Veintisiete de septiembre de 2001. Ese jueves. Todavía seguíamos espantados por la caída de las Torres Gemelas, y abríamos las cartas con guantes de goma por temor a encontrarnos con un polvo blanco». Les quedaba aún mucho por lo que espantarse.

Este libro participa en el Reto Autores de la A a la Z que organiza el blog  Lecturápolis. Con él relleno la letra P.

Participa también en Doce libros pendientes de tu biblioteca como El feo (cubierta fea). Ya sé que es cuestión de gustos, pero me parece una cubierta horrorosa.

Título del libro: El tiempo de las moscas/Las viudas de los jueves

Autora: Claudia Piñeiro
Nacionalidad: Argentina

Editorial: Alfaguara

Año de publicación: 2022/2007

Año de publicación original: 2022/2005

Nº de páginas: 408/256