"El chal" Cynthia Ozick

"Estamos heridos. Nuestras heridas no se ven. Nos desangramos por dentro..." Así empieza el prólogo  de Berta Vías Mahou con el que se abre esta edición de "El chal", de Cynthia Ozick. Pero estas tres frases no son suyas. La prologuista comienza citando a Hans Reichmann en cuyo libro  "Ciudadano alemán y judío perseguido" aparecen. Y termina: "Este prólogo no pretendía ser más que un nuevo grito de cólera y de tristeza. El alarido que tantos no pudieron proferir, el que parecemos condenados a ahogar una y otra vez en nuestra garganta. El alarido al que Cynthia Ozick prestó voz en El chal".
Sí, "El chal" es un pequeño gran grito. Pequeño por su extensión, pero grande, inmenso, por su contenido. Es el mismo grito que ahogamos reiteradamente los que nos acercamos a ese episodio de la historia que, por mucho que se quiera equiparar a otros, por mucho que se apele a otras barbaridades cometidas en otras guerras, en otras épocas, en otros lugares, no admite la comparación; se nos agranda cada vez que lo intentamos, se nos escapa de los parámetros medidores dejando cualquier otro hecho por doloroso que sea, muy pequeño en comparación. Porque por primera vez en la historia, por una sola vez de momento, se mató sin pasión, con eficiencia; se hicieron estudios de cómo matar a millones de seres humanos y cómo deshacerse de los cuerpos; se utilizó la producción en cadena para producir la muerte, el horror. Fue el asesinato sistematizado, hecho ciencia, pasado por el tamiz del trabajo bien hecho.
Sabía lo que hacía Hannah Arendt cuando acompañó el título de su controvertido, pero interesantísimo libro, "Eichmann en Jerusalen", con el subtítulo "Sobre la banalización del mal". No fue bien interpretada Hannah Arendt y concitó muchas críticas de asociaciones judías y de intelectuales al trasladar la idea de que Eichmann no era un monstruo de maldad, era sencillamente un hombre con un elevado sentido del deber y del trabajo bien hecho, un simpatizante nazi al que le tocó poner en práctica una de las premisas de dicha ideología que era terminar con los judíos, y se puso a la obra con la manera pulcra y eficaz con la que lo hacía todo.  
No, el holocausto judío perpetrado por los nazis no resiste la comparación con ninguna otra de las muchas aberraciones cometidas por el ser humano a lo largo de su tormentosa historia. Sacaron el mal del contexto de lo monstruoso para meterlo en el de lo banal. Esa es la mayor falta de respeto hacia las víctimas y lo que hace el hecho realmente algo único, de momento irrepetido y espero que irrepetible.
Cynthia Ozick escribió los dos cuentos que componen esta obra como sendos relatos independientes en 1977. Se publicaron años después. "El chal" en 1980 y "Rosa" en 1983. Finalmente, en 1989, los publicó en un solo volumen y es que, aunque concebidos como tales relatos independientes, bien podrían ser los dos capítulos de una novela, más bien nouvelle.
Ilustración de Oscar Astromujoff
"Stella, fría, fría, la frialdad del infierno. Cómo anduvieron juntas por los caminos, Rosa, con Magda acurrucada entre sus pechos doloridos, Magda envuelta en el chal... A veces Stella llevaba a Magda en brazos, pero estaba celosa de ella. Una niña flaca de catorce años, demasiado pequeña, con unos pechos menudos, Stella quería ir arropada en un chal, oculta, dormida, mecida por la marcha, ser un bebé, una criatura rolliza en brazos. Magda se agarraba al pezón de Rosa, y Rosa nunca dejaba de caminar, una cuna andante".
"El chal" es el más corto de los dos relatos. Nos cuenta la experiencia vivida por Rosa, su sobrina Stella y su hija Magda transportadas y ubicadas en un campo, que no llega a nombrarse, en Polonia. Con un terrible final, podemos imaginar cómo queda Rosa retorciendo entre sus manos el chal al que se aferraba Magda como si fuera la última hebra del cordón umbilical que la ata a lo único confortable que ha conocido en su vida, y Rosa mira en silencio porque "si dejaba salir el aullido de lobo que le subía ahora por la escalera del esqueleto, dispararían; así que agarró el chal de Magda y se lo metió en la boca, poco a poco, hasta que se pudo tragar el aullido de lobo y sintió el regusto a canela y almendras de la saliva de Magda; y Rosa bebió el chal de Magda hasta que se secó".
Años después, muchos años después, Rosa vive donde puede. Y donde puede es en Miami, en un mal llamado hotel, entre ancianos que empiezan a olvidar a sus hijos y sus nietos para convertirse en lo único realmente importante para sí mismos. Allí a ido a para Rosa que no olvida nada de lo importante y mucho menos a su hija Magda. Ha destrozado su almacén de antigüedades (más bien cahamarilería) de Nueva York y se ha ido a vivir a Miami dependiendo de su sobrina Stella. Desde allí escribe cartas, se ocupa de sus tareas cotidianas y espera a que Stella le envíe por fin el chal. No le importa vivir en un sitio u otro porque su vida se perdió hace mucho tiempo y, sin una vida, "vives donde puedes. Si todo lo que tienes son pensamientos, es ahí donde vives"
Hace ya mucho tiempo que Rosa vive en el recuerdo (de lo pasado, del entonces); vive en sus cartas, que escribe en polaco y en inglés; en inglés a Stella que ha olvidado el polaco, pero a Magda le escribe siempre en polaco más excelso y literario. A Stella le hace reproches y le pide el chal. A Magda le cuenta historias del pasado, de la vida de antes, de su vida en Polonia antes de que todo se derrumbara, y así nos va contando también a nosotros una infancia acomodada, con padres cultos poco dados a manifestaciones religiosas. Su padre "se definía como un patriota polaco a título provisional, hasta que las naciones coexistieran una junto a la otra como el lirio y el loto". Leía en varios idiomas. La madre publicaba poesía.
No se puede decir que Rosa sea una mujer equilibrada mentalmente. Muchas nociones le bailan en el tiempo y vive prendida de sus obsesiones. Al fin y al cabo, destrozó su negocio en Nueva York y solo sacándola de la ciudad, consiguió Stella que no la encerraran. Pero, ¿podría ser de otra manera cuando se ha vivido lo que ella ha vivido? ¿Se puede mantener la cordura tras años en el gueto de Varsovia y más años en un campo, en algún lugar frío y perdido de Polonia? ¿Se puede seguir estando lúcido cuando se ha presenciado lo que ella vio en el campo cuando se bebió el chal de Magda hasta dejarlo seco? 
Ha perdido, hasta cierto punto, la noción de presente, pasado y futuro. Como le explica al señor Persky, los humanos somos menos que los gatos, porque en América los gatos tienen nueve vidas (son dos vidas más afortunados que en España), pero los humanos solo tenemos tres: 
"—La vida de antes, la vida de durante, la vida de después. —Vio que Persky no la seguía. Añadió—: La vida de después es ahora. La vida de antes es nuestra vida real, en casa, donde nacimos.
—¿Y el durante?
—Eso fue Hitler".
Ilustración de Oscar Astromujoff
Pero puesto que el antes fue un sueño y el después una broma, lo único verdaderamente real es el durante y no se puede llamar vida a ese durante. Definitivamente, Rosa ha perdido su vida.
No está muy en sus cabales, pero mantiene la cordura suficiente como para distinguir entre seres humanos y supervivientes, una palabra que Rosa odia porque supone una etiqueta que deshumaniza, que mueve a la compasión y a la condescendencia. Además ¿de qué puede ser considerado superviviente alguien que ha perdido su vida?
Conserva suficiente lucidez como para distinguir entre alambradas para no salir y alambradas para no entrar, pero estas no deberían ser de alambre de espino "en América las vallas no deberían tener alambre de espino". Y tal vez no entiende, pero le explican que hay alambradas para mantener a la chusma dentro y otras para impedir que la chusma entre.

Cynthia Ozick
Cynthia Ozick nació en Nueva York en 1928, por lo que cuenta en la actualidad con noventa años. Sus padres eran judíos rusos que se establecieron en la ciudad tras los pogromos que se produjeron a la muerte de Alejandro II de la que fueron acusados los judíos. Aunque no padeció el holocausto ni estuvo en Europa durante la Guerra, sabe lo que es ser judío en Estados Unidos. Sabe lo que es sentir la burla, y hasta las pedradas, por no celebrar la Navidad. "Esa hostilidad, de la que en parte la salvaron los libros que pronto se aficionó a leer, hizo que fuera especialmente sensible a la cuestión de la identidad judía y al Holocausto, temas en torno a los cuales gira la mayor parte de sus ensayos y narraciones"
Esa hostilidad es, tal vez, la que sigue sintiendo Rosa muchos años después de haber llegado a Nueva York con todo su bagaje a cuestas; la que siguen sintiendo los muchos supervivientes (seres humanos) que siguen llegando a lo que sueñan como mundo libre. Un sueño del que despiertan (les despertamos) nada más llegar.  

Título del libro: El chal
Título original: The sawl
Autor: Cynthia Ozick
Ilustrador: Oscar Astromujoff 
Traducción: Eugenia Vázquez Nacarino
Editorial: Lumen
Año de publicación: 2016
Año de publicación original: 1980 y 1983 (cada relato)
Nº de páginas: 104

Esta novela entra además en el II reto "Nos gustan los clásicos" por estar publicada antes de 1990. Los dos relatos que componen "El chal" se escribieron en 1977, aunque se publicaron en 1980 y 1983 respectivamente.


Comentarios

  1. Uf! He trabajado sobre campos de concentración, pero desconocía este texto. Esta tarde se lo encargo a mi librera. Gracias.

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    1. Es una historia magnífica. Si el tema te interesa, creo que es imprescindible.
      Un beso.

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  2. Creo que en estos momentos no es para mí.
    Besos

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  3. El asesinato sistematizado, planeado a conciencia y como si una cadena de producción se tratara es tan escalofriante que a veces parece solo un mal sueño que sacó lo peor de lo peor de la condición humana. Pero si el ejercito nazi llegó hasta limites insospechados, los mandatarios estadounidenses con su bombas nucleares sobre Japón, tampoco se quedaron a la zaga en cuanto a la deshumanización hacia la población civil. Todo ello nos lleva al texto reseñado que sin duda me parece lectura de obligado cumplimento y un legado que nunca deberíamos de olvidar.
    Un gran abrazo Rosa.

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    1. Es cierto que la barbaridad de las bombas nucleares sobre la población civil merecería también un apartado. Pero se asemeja a otros actos de guerra que ha habido en otras guerras.
      Fíjate, no creo que para los nazis los judíos no fueran humanos. Si no lo hubieran sido no se habrían empeñado en terminar con ellos con tanta saña y eficiencia. Yo creo que los consideraban seres humanos, pero seres humanos a exterminar de la forma más eficiente posible.
      No digo que no haya habido barbaridades en otras guerras y barbaridades terribles además, pero todo se diferencia de la frialdad y eficiencia teutona aplicada en el exterminio de judíos por los nazis.
      Un beso.

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  4. Supongo que es por ese horror y más aún porque nos resulta tan inconcebible la manera en que se perpetró, que no nos cansamos de leer, ver películas, etc. sobre el mismo. Ojalá sea algo irrepetible, aunque creo que el germen, aunque quizás no con una expresión tan virulenta, sigue latente y cada poco hace erupción.
    Respecto a este libro me gusta lo que cuentas sobre esos dos relatos o novelas cortitas y también la relación que guardan que hace que su lectura conjunta resulte enriquecida. Apunto, como no.
    Besos

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    1. Desde luego la razón por la que yo nunca me canso de leer y ver películas sobre el tema es porque no he perdido la esperanza de ir entendiendo cada vez un poco más, o de terminar por convencerme de que no hay forma razonable de entenderlo. Sea como sea, no creo que nunca deje pasar el tema sin pensar que me estoy perdiendo algo capaz de abrirme una neurona más al entendimiento.
      Nunca dejará de infectarnos ese germen. está en la naturaleza humana el ser inhumanos (o ser demasiado humanos; los animales no hacen cosas similares). Siempre tenemos que buscar el "el otro" el chivo expiatorio para cargar con nuestras culpas, nuestras frustraciones y para disipar los miedos que nosotros no nos atrevemos a enfrentar.
      Un beso.

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  5. Hay determinados episodios protagonizados por la "humanidad" (entrecomillado por todos aquellos indignos de merecer tal condición), sobre los que nunca se leerá lo bastante, más aún, acontecimientos que nunca tendrán lectores suficientes, me temo.
    Yo no me impongo estas lecturas como un deber moral... sencillamente siento la necesidad de hacerlo, aunque cada uno es soberano para decidir sus lecturas, faltaría más.

    Muy pertinente señalar la banalización de esa aniquilación sistemática de millones de seres humanos, cuyo único delito fue nacer judío, gitano, etc.

    Que la maquinaria nazi asumiera la aniquilación como un trabajo rutinario, integrando a las propias víctimas como peones en esa cadena del horror ( asistían con antelación a su propio final... morían dos veces) da cuenta de esa dimensión monstruosa que sobresale por encima de otros genocidios.

    Hace tiempo que tengo apuntada una obra de Ozick, "El mesías de Estocolmo", después de leerte ya son dos.

    Excelente tu manera de transmitir la lectura, Rosa.
    Besos

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    1. Yo tampoco leo sobre el tema por imposición moral. Hace ya mucho que no me hago imposiciones semejantes ni dejo que me las hagan. Leo por curiosidad, por un afán de ver una luz que me alumbre un poquito el camino del entendimiento. Quiero saber y no puedo; quiero entender y se me hace imposible. Salvo un entendimiento del que cada vez estoy más convencida a la vez que espantada: esos comportamientos terribles y aberrantes son eminentemente humanos. No es falta de humanidad lo que los provoca, sino humanidad pura y dura. Es lo que hay.
      No conocía "El mesías de Estocolmo". Tengo apuntados un par de libros más de la escritora, pero no ese. Lo apunto.
      Un eso.

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  6. ¡Hola!
    Es un género que me gusta por varias razones; durante años me "obsesionaban" los progromos(empecé viendo El violinista en el tejado y ya no pude parar de querer saber)y porque el tema de los campos de concentración siempre me ha interesado a la par que horrorizado, pero como opino que no hay que olvidar los errores para no repettirlos me gusta leer estas cosas así que tomo nota, aunque tendrá que esperar porque relamente no abarco más.
    Como siempre una reseña de diez.

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    1. Ojalá fuera cierto que conocer los hechos impide repetirlos. Yo creo que se repiten cada vez que hay oportunidad o se considera necesario, independientemente de que se conozcan o no. Yo veo la necesidad de saber como una tarea propia y egoísta: yo quiero saber, necesito saber y si hay algo que sé es que, de una forma menos sistematizada y menos fría (con más odio) el ser humano seguirá aniquilándose mientras exista sobre la Tierra. Aunque solo sea porque los fabricantes de armas están dispuestos a arruinarse.
      Un beso.

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  7. La verdad es que desde que vi la película La vida es bella rehuyo bastante este tema. Me deja demasiado mal cuerpo. Una vez escuché que en Alemania se juntó el fanatismo con la cuadratura y eficacia de los alemanes.
    Se comienza por no respetar la opinión del otro, se sigue con la intolerancia y se termina por cosificar y demonizar al contrario. Creo que aquella sociedad no se metió en un círculo macabro en el que, estoy convencido, no llegaron a darse cuenta de la barbarie que los embargó.
    Lo que me preocupa hoy día es que los dirigentes políticos actuales parecen guiarse por las directrices de Goebles. Si nos leemos los once principios y vemos cómo actúan... puff. Esperemos que no nos lleve a aquel horror.
    Y ya no entro a valorar a los burros que intentan negar el Holocausto.
    Un fuerte abrazo!!

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    1. No es una de mis películas favoritas sobre el tema, pero hay que reconocer que es sobrecogedora.
      Fíjate que yo, cuanto más leo y veo, más me apetece seguir ahondando en el tema.
      El mundo da miedo, pero ahora es muy difícil imaginar guerras en el mundo "occidental". Para mantener el negocio de las armas y el de las reconstrucciones, ahora tenemos los países en vías de desarrollo. Guerras en África, en Oriente Próximo...
      Ya no necesitamos poner los muertos, nos basta con poner el negocio.
      Un beso.

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  8. Qué decir de los horrores del genocidio nazi. Todo está dicho y, a la vez, nos quedamos cortos de palabras ante lo que, como bien dices, fue un "trabajo" sistemático de exterminación de seres humanos a los que sus verdugos consideraban animales, algunos de laboratorio.
    Mi duda, que ya has aclarado al final, era si la autora había sido testigo directo de la experiencia que cuenta en su obra, pero ya he visto que no, que se trata de un relato de ficción insirado en hechos reales.
    Mi única curiosidad reside en las fechas que mencionas. Dices que la autora escribió los dos cuentos que conforman esta obra en 1977, pero que los publicó por separado en los años 80. ¿Es correcto? Intuyo que Rosa debe ser la continuación de El chal. ¿De qué fecha es, pues, esta compilación?
    Como siempre, has realizado un trabajo excelente con esta reseña, dándole tu toque tan personal que haces que disfrutemos leyéndola.
    Un beso.

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    1. Lo peor desde mi punto de vista es que no creo que los considerase animales. No se hubieran tomado tantas molestias en exterminarlos. Los consideraban personas, pero personas que por diversas causas, algunas puramente económicas y otras relacionadas con el puro racismo, era conveniente exterminar.
      Lo de las fechas me quedó muy confuso. Ya lo he corregido. Se escriben los relatos en 1977, se publican independientemente en 1980 y 1983, respectivamente, y los edita la autora juntos, en un mismo libro, en 1989.
      Es un tema que siento muy adentro por lo que era inevitable darle un toque personal.
      Un beso.

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  9. La verdad es que se ha escrito tanto y tanto del holocuausto Nazi que la verdad, si una siente curiosidad y el libro tiene pinta de estar muy bien, pero creo que por mucho que lea sobre esta cruel barbaridad nunca llegaré a entender lo que ocurrió y porque, algo lo cuál nos preguntamos todos.
    Por otro lado tuve bastante con una película que me hizo ver mi padre, a mi hermana y a mí de adolescentes que se llamaba "Holocausto" y sinceramte con la que ha mencionado David, La Vida es Bella, la cual he visto varias veces, ya que la ví con mi hijo, ya he llorado muchas veces, de modo que me vas a perdonar pero esta me la reservó porque no me apetece y además estoy en una época personal que ánimicamente no estoy yo para estas cosas.
    No obstante la reseña como siempre magnifica.
    Un beso.

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    1. Eso que os hizo ver tu padre de adolescentes ¿era la serie "Holocausto" que protagonizaba, jovencísima, Meryl Streep? Si es la misma, yo también la vi. Y contribuyó a hacerme seguidora del tema, aunque a decir verdad, para entonces ya leía cuanto caía en mi mano. Creo que empecé a indagar sobre el asunto sobre los quince años, con novelas que tenía mi padre del Círculo de Lectores.
      Afortunadamente para mí, no sé si por liberalismo o por negligencia, la censura en mi casa jamás afectó a los libros.
      Un beso.

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    2. Si es esa misma.
      Y en mi casa jamás ha habido censura tampoco, bueno digamos que mis padres nos han marcado como buenos lectores que han sido siempre o mejor dicho aconsejado lo que podíamos leer en cada momento, y nos decían si era pronto para leer un libro y si teniamos que esperar a tener mas edad, pero por lo demás en casa ha habido siempre de todo. Con el cine pasaba un tanto de lo mismo.
      Besos

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    3. Pues es una serie que la recuerdo con un gran cariño.
      En mi casa sí que había censura en televisión. Como tuviera dos rombos, me tenía que ir a la cama. De un rombo pude ver siempre (bueno, la tele entró en mi casa cuando yo tenía diez años; sí, recuerdo una pequeña parte de mi vida en que no teníamos televisión, ahí se gestó mi vicio lector), pero de dos rombos tuve que esperar unos años.
      Un beso.

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  10. Hola Rosa,
    Buff qué tema, es de los que duelen cuando lees. Me sigue pareciendo inconcebible y descorazonador esa insensibilidad tan absoluta, ese desprecio por el ser humano, esa maldad, no sé si soy capaz de utilizar los adjetivos correctos solo sé que me duele y acabo con el corazón encogido y dosifico las lecturas sobre el tema pero la he dejado apuntada para cuando pueda leerla.

    ¿Se puede estar lúcido después de ver lo que se ha visto? ¿Se puede perdonar al ser humano? ¿Se puede recuperar la alegría?
    De hecho me has hecho pensar en un libro magnífico que supongo que has leído que de alguna manera te da otra visión del ser humano, no sé si te reconcilia porque después de leer esa barbarie no es posible pero al menos te quedas con la idea de la superación incluso en los momentos más terroríficos, es el sentido de la vida de Viktor Frankl.

    Un beso enorme

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    1. Es de esos temas que duelen, que hacen daño físico y, desde luego, nunca los adjetivos son capaces de designar todo el horror. Cuando pienso en lo que algunos seres humanos han tenido que sufrir y de las bobadas que yo me quejo, me entran ganas de pegarme. Pero me imagino que cada uno se tiene que quejar de lo suyo por frívolo que resulte.
      Pues no he leído ese libro que mencionas, pero tomo nota porque como persona que sobrevivió al desastre y como psiquiatra, su visión tiene que ser digna de leerse. Muchas gracias.
      No sé si de una experiencia así se sale loco, pero desde luego, no normal del todo. Rosa no creo que esté loca, pero es bastante peculiar.
      Un beso.

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  11. Madre mía, Rosa.
    Me ha costado hasta leer tu reseña, qué horror. Todo. No soy capaz de comprender como el ser humano puede cometer este tipo de atrocidades. No hay palabras para poder describirlo, y la verdad es que no sé si se puede mantener la cordura, te diría que es imposible. ¿Cómo hacerlo? Pero espero que sí se pueda. Que la mente humana es muy fuerte y puede encontrar esa tecla que resetee con todo ese dolor.
    Esta lectura no es para mí.
    Tu reseña como siempre maravillosa.
    Un beso.

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    1. Yo tampoco soy capaz de entenderlo y por eso leo y leo y veo películas. No puedo dejar de hacerlo porque me temo que en algún libro, en alguna película (siempre que tengan la calidad suficiente) puede haber una nueva clave, algo que me ayude a entender algo más. En ese sentido, el libro de Hannah Arendt que menciono fue todo un hallazgo.
      No creo que se salga loco del desastre (al menos, no todos), pero lo que está claro es que la cordura tiene que estar ligeramente comprometida, que vivir con ese horror es lo suficientemente difícil como para que muchos de los supervivientes hayan terminado en suicidio. Pero creo que sí, que el ser humano tiene la fuerza suficiente como para resetear y seguir adelante, triste, destrozado, pero adelante.
      Un beso.

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  12. Tiene que ser un relato estremecedor. Y es que no hace ni cien años que pasó. Terrible.
    Un abrazo

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    1. Hace mucho menos de cien años y lo peor es que desde entonces han sucedido tragedias terribles. Sin alcanzar el grado de cínica crueldad del exterminio de judíos por los nazis, pero terribles. Y están ocurriendo en este momento mientras te leo y escribo.
      Un beso.

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  13. Lo tengo apuntado desde que Ana B. y Norah lo recomendaron en sendos espacios. Ahora, con tus líneas, sólo tengo que esperar el poder encontrarlo, ya que por aquí está agotadísimo.
    Soy de los que creen que los seres humanos, de la familia de los mamíferos del reino animal, en siglos de evolución, no hemos aportado grandes cosas a la 'Creación'. Por el contrario, adhiero a quienes dicen que el ser humano es el único ser vivo capaz de infligirle a sus congéneres semejantes tormentos como los que cita el libro, tomados de nuestra propia Historia.
    Gracias por la reseña, Rosa. Seguiré buscándolo, o esperándolo.
    Un beso.

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    1. Es cierto. Por eso digo que me temo que ciertos comportamientos que calificamos de inhumanos, en realidad, son muy humanos. Ningún ser vivo pone tanto empeño en aniquilar a otros ejemplares de su especie y, si lo hacen, es siempre por una cuestión de propia supervivencia.
      Realmente interesante.
      Un beso.

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  14. Me lo llevo!
    Me encanta la temática y no lo conocía =)

    Besotes

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  15. Buena reseña, gracias. Acabo de terminar el libro .El Chal me parece una maravilla y Rosa un texto bastante irregular, con momento narrativos brillantes, pero un poco caótico. Sólo al terminarlo me doy cuenta que el texto tiene el desasosiego de la protagonista y que me quedo nostàlgico de saber más de esta mujer destrozada y de su sobrina. El recuerdo final que hace presente y real a Magda es sencillamente demoledor

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    1. Es una gran novela y yo creo que ese caos es pretendido y resume muy bien lo que son los recuerdos y las culpas: un caos en la mente que vuela de unos a otras y los convierte todo en uno.
      Me hice propósitos de leer más cosas de la autora, pero otras lecturas vinieron y dejaron esta arrumbada. A ver si la rescato.

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    2. Sí, hay que investigar a la autora. Y a tu blog, que desconocía, al cual me he suscrito. La vida da para tan poco!!!!.
      Gracias por tu blog!!!

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