"Violación" Chester Himes
Elizabeth Hancock es la víctima. Los supuestos asesinos, cuatro hombres negros que se encontraban con ella en la habitación de un hotel. El lugar, París en 1956. Las circunstancias, turbias: la autopsia determina que la mujer ha muerto por una sobredosis de polvo de cantárida, un poderoso afrodisíaco, unido a un enorme agotamiento físico causado por una excesiva actividad sexual.
A pesar de que no hay pruebas concluyentes, de que no se puede demostrar si la sustancia se administró a la fuerza o fue ingerida voluntariamente; a pesar de no saber si la toma fue anterior a posterior a los contactos sexuales y de no poderse demostrar que estos hubieran sido mantenidos con los cuatro acusados; a pesar de todo ello y de la falta de móviles, el veredicto es claro: "El jurado pronunció el veredicto de culpabilidad para los dos cargos de la acusación". La sentencia, también: "La pena de muerte, solicitada habitualmente en estos casos pero no obligatoria, fue descartada en razón de la raza y nacionalidad de los acusados. Fueron condenados a cadena perpetua".
Pero esto no es una novela negra de esas que son más conocidas en la bibliografía de Chester Himes. No vamos a ver a Coffin Ed Johnson (Ataud Ed Johnson) y Digger Grave Jones (Sepulturero Jones) en su comisaría de Harlem intentando averiguar quién violó y mató a Elizabeth Hancock. Esto es una anatomía del racismo. Un tratado de todo lo que constituye el racismo. Lo que lo constituía en 1956, cuando está ambientada la novela; lo que lo constituía en 1980, cuando está escrita y lo que lo constituye en 2018, cuando la lacra sigue presente y gana fuerza a medida que la movilidad personal, voluntaria u obligada por las circunstancias, hace que cada vez sea más cotidiana la convivencia entre distintas razas.
La novela está estructurada, primero como un juicio. Cada capítulo de lo que podríamos llamar primera parte (en ningún sitio se divide la novela en partes) constituye una de las etapas del juicio: El sumario, La defensa, El alegato, El veredicto, La sentencia... En esta "primera parte" se nos expone la narración del juicio que terminó con la sentencia a cadena perpetua para los cuatro acusados.
Pero lo más importante para mí, viene después. En los capítulos siguientes. Esos capítulos que van desgranando y analizando minuciosamente los componentes del racismo. Se nos cuenta el papel de la prensa de la época según la cual ni la víctima respondía al estereotipo de mujer blanca ninfómana arrastrada por su deseo sexual hacia los negros, ni los acusados respondían al aun más extendido estereotipo de hombres violentos y obsesionados por poseer a una mujer blanca. La prensa de los distintos países tuvo reacciones distintas, y aquí viene la vertiente política del racismo que es asumido o repudiado según los intereses de cada país.
"La prensa británica publicó editoriales acerca de la tragedia de la gente de color, prisionera de una cultura europea que le es ajena. [...]
La prensa soviética anatematizó el proceso como un ejemplo escandaloso de cómo se violaban los derechos humanos en la sociedad capitalista. [...]
La prensa de la República Popular de China hizo una guerra sin cuartel contra las brutalidades del imperialismo, englobando el crimen, el juicio y el veredicto en una misma condena. [...]
La prensa sudafricana blanca se felicitó por la sentencia, deplorando la clemencia de la condena, que habría tenido que ser la pena de muerte. [...]
Únicamente la prensa negra de América manifestó sus dudas sobre la culpabilidad de los acusados".
Y no obstante, la opinión pública siguió convencida de lo acertado del veredicto. Incluso personas que deploraban el racismo, personas que se ponían de parte de los pertenecientes a otras razas discriminadas, lo aceptaron sin rechistar porque cuando cuatro hombres negros están en una habitación de hotel con una mujer blanca y esta muere con elevadas dosis de afrodisíaco en su sangre y muestras evidentes de reciente y reiterado contacto sexual "en la mente de la mayoría de las personas de ese mundo civilizado, los cuatro negros eran culpables y esto desde que Cam, el segundo hijo de Noé, había sido desterrado" dando origen a todos los pobladores de África.
Y aún más importante si cabe es la parte que viene a continuación, en la que un escritor negro norteamericano, casado con una mujer blanca y residente en París, Roger Garrison, decide investigar por su cuenta al encuadrar todo el caso en una política racista en la que la condena de negros por violar a mujeres blancas se utiliza para seguir estableciendo y demostrando la inferioridad de la raza negra. En una época de reveses políticos para Francia, el racismo crece y se extiende. Como en cualquier época de crisis, el buscar en los otros, en los distintos, a los responsables de los propios males aleja el fantasma de la culpabilidad o de la impericia o de la propia inferioridad presentida, pero no asumida. Es la alteridad como solución a todos los males que el ser humano se niega a sumar en la lista de sus propias miserias.
Pero Chester Himes no solo culpa de racismo a los blancos. Hay una actitud que el autor llama tiotomismo propia de negros que aceptan su condición de negros de manera servil y resignada. Tíos Tom que ejercen de tales profesionalmente con grandes beneficios, Tíos Tom a los que no les queda otro remedio que actuar como tales para poder ganarse la vida, Tíos Tom porque no sabrían ser de otra manera y hasta Tíos Tom para ganarse la simpatía y el aprecio de los blancos, sin otra necesidad, sin más estímulos, tal vez, que el de ser considerados o considerarse a sí mismos, un poco más blanco por ser "amigos" de los blancos.
Tesis y antítesis, razonamientos y contra razonamientos, argumentos en un sentido y argumentos en el contrario, el libro se convierte casi en un tratado filosófico sobre la discriminación en el que se demuestra que incluso la mujer blanca es una víctima de la supremacía blanca por cuanto víctima del machismo que no es más que otra representación de dicha supremacía.
Ni siquiera Garrison se libra de caer en sus propios prejuicios por lo que parte de lo que nos cuenta el libro son los errores cometidos por el escritor que fue incapaz de encontrar la prueba "para confirmar su hipótesis, según la cual toda condena de un negro por violación de una mujer blanca forma parte de un plan destinado a mantener la supremacía blanca".
Chester Himes |
La mayoría de sus novelas pertenecen al género negro y están protagonizadas por Ataud Johnson y Sepulturero Jones, dos policías de Harlem. Pero todas ellas, de uno u otro género, con unos u otros protagonistas, está dedicadas a mostrar el tremendo racismo existente en Estados Unidos contra la población negra. Tal vez Chester Himes buscó toda su vida la prueba que no encontró Roger Garrison.
Si Roger Garrison hubiera encontrado la prueba y hubiera conseguido que se realizara un nuevo juicio, independientemente de cuál hubiera sido su veredicto, "esto habría hecho progresar, sin duda, el concepto de que todos los hombres, de la raza que sean, deben reivindicar su parte de culpabilidad en el mayor crimen de la humanidad: la falta de humanidad del hombre por el hombre. Pues ésta es la verdad: todos somos culpables".Título del libro: Violación
Título original: A case of rape
Autor: Chester Himes
Traducción: Lourdes Pérez González
Editorial: Júcar
Año de publicación:1986
Año de publicación original: 1980
Nº de páginas: 97
Esta novela la he leído como recomendación de Juan Carlos Galán del blog "El blog de Juan Carlos". Dicha recomendación me llegó a través de El Reto Serendipia Recomienda 2018. Esta es la segunda novela que leo de las tres que supone el reto. Si queréis saber cuáles son las otras dos podéis verlo en esta entrada de mi blog.
Esta novela la he leído como recomendación de Juan Carlos Galán del blog "El blog de Juan Carlos". Dicha recomendación me llegó a través de El Reto Serendipia Recomienda 2018. Esta es la segunda novela que leo de las tres que supone el reto. Si queréis saber cuáles son las otras dos podéis verlo en esta entrada de mi blog.
Esta novela entra además en el II reto "Nos gustan los clásicos" por estar publicada antes de 1990. "Violación" está publicada en 1980.
No he leído esta novela de Himes, pero sí otras como "Un ciego con pistola", "Corre, hombre", "Algodón en Harlem" y "Una cruzada en solitario". Excepto la tercera, que me gustó menos, las otras tres me parecen buenísimas. La última tiene un interés enorme, pues habla de un negro relacionado con los sindicatos y el Partido Comunista de los Estados Unidos durante la Segunda Guerra Mundial, temas apenas tratado en libros de ficción. Del de "Violación" que comentas había oído hablar, pero ahora ya entra en la lista de indispensables. Gracias.
ResponderEliminarUn saludo.
Yo solo había leído "Por amor a Imabelle", el primero de la serie de Ataúd y Sepulturero, y la verdad es que me gustó mucho. Luego quedó la serie un tanto rezagada ante otras que ya tenía empezadas y las que fueron viniendo, pero volveré a la serie y a otras novelas del autor.
EliminarSu forma de analizar las raíces del racismo, me ha parecido maravillosa. Lo que cuentas de mezclar raza, comunismo y sindicatos, en EEUU durante la Segunda Guerra Mundial, suena muy bien.
Un beso.
No conozco ninguna novela de este autor y la que hoy nos traer tiene buena pinta y parece interesante, y además desde una perspectiva alejada en el tiempo que nos sirve para darnos cuentas de como era aquellos años de diferencias raciales y discriminación en la sociedad americana.
ResponderEliminarHaré por hacerme con ella.
Besos.
La verdad es que, en a lo que racismo se refiere, las cosas no es que hayan cambiado mucho. Yo creo que en España incluso han empeorado; a medida que han empezado a llegar gentes de otras razas ha florecido el racismo.
EliminarUn libro muy interesante.
Un beso.
Rosa, caigo rendido a tu clarividencia, a partir de esta lectura de Himes, para mostrar las miserias de unas sociedades hacia otras, de unas personas hacia otras, y de un sistema judicial que se alimenta de esos mismos desperdicios.
ResponderEliminarTu mirada paralela a la novela de Himes me parece de una brillantez admirable. Y por supuesto la propia narración del escritor que nos traes.
Tengo un pequeño ejemplar de Bruguera Libro Amigo (me fascinan esos librillos, hay verdaderas joyas) con un título de Himes, “Todos los muertos”, y ahí encuentro una definición de escritor que me encanta, la hizo el crítico literario Fereydoun Hoveyda (autor de “Historia de la novela policíaca”), el “Balzac de Harlem” … con lo que ya se presupone la maestría de Himes para revelarnos la condición humana.
Como curiosidad... me ha sorprendido saber que pasó sus últimos años viviendo en la costa alicantina.
Lo dicho, un placer leerte.
Creo que es una definición muy buena esa de el Balzac de Harlem. El libro que mencionas, "Todos los muertos", es el quinto de la serie de Ataúd y Sepulturero, dos policías negros de Harlem. Yo he leído el primero de la serie y, desde luego retrata de maravilla "la comedia humana" que pululaba por Harlem en aquella época.
EliminarVivió y murió en Alicante y está enterrado en Benissa.
Yo creo que la clarividencia y la brillantez se deben más a Chester Himes. Yo solo me he dejado llevar por él y, haciéndolo, por fuerza tenía que salir algo interesante. Muchas gracias por tus palabras.
Un beso.
Hola Rosa, cuando defines la novela como anatomía del racismo o como un tratado sobre el mismo, ya estás acertadamente definiendo la historia en toda su intensidad. Por otro lado, me llama la atención como en la literatura también se cambian, tergiversan o se inventan los títulos en su traducción al castellano como pasa muchas veces en el cine (aunque en este caso al menos el parecido o el significado es casi igual). Con todo me parece una novela y una temática muy necesaria por desgracia en la actualidad. Besos y buen fin de semana.
ResponderEliminarLo más terrible de todo es que la novela sigue vigente. Suavizado por lo políticamente correcto, y por una condescendencia que demuestra lo que pretende ocultar, el racismo está presente en nuestros días, no sé si más o menos que en la década de los cincuenta, pero sí de una manera más sibilina que hace que luchar contra él sea más difícil por cuanto se supone que se va superando.
EliminarA mí me gusta más el título en inglés. Aunque el significado viene a ser el mismo, "Un caso de violación" se ajusta más, creo a lo que es la novela.
Buen finde para ti también.
Un beso.
Sobre el racismo se puede escribir mucho y no todo acertado. Esta novela parece que lo analiza bastante bien pero con el componente subjetivo del escritor, algo, por otra parte, completamente comprensible.
ResponderEliminarYo no creo que detrás de esas condenas injustas o agravadas por el color de los acusados esté un anhelo de supremacía. Yo creo que detrás del racismo se encuentra una lucha de clases, en las más desfavorecidas suelen estar las razas más afectadas por ese racismo.
Yo siempre pongo un ejemplo para demostrar que todo es cuestión de dinero. A los inmigrantes de los países del Magreb se les llama 'moros' despectivamente, pero a los que utilizan los yates en Marbella, a esos se les llama 'árabes' aunque estos últimos procedan de Marruecos o de Argelia (donde sí es adecuado el nombre de moro, aunque sin el tono despectivo).
Un besote.
El autor sufrió el racismo y luchó siempre contra él. Era negro y, lógicamente, muy subjetivo a la hora de analizar el tema y, sin embargo, no se corta a la hora de repartir culpas y de poner las que cree que corresponden a los de su propia raza.
EliminarTienes razón en que el problema del racismo, muchas veces es social, pero yo creo que eso es una deriva más moderna. En un principio, las razas distintas a la puramente blanca, eran consideradas inferiores, desde los negros de África, a los indios americanos o de la India y los pobladores de los países del norte de África o de Oriente Próximo (tan caucásicos como nosotros). Eso fue lo que hizo que se les tratara como esclavos o sirvientes y siempre en condiciones de inferioridad.
No obstante, los negros de esta novela son todos de clase acomodada y con cierta cultura, algunos bastante.
Un beso.
El racismo muchas veces es clasismo, como certeramente indica Kirke y comentábamos hace poco a raíz de tu reseña de Canción dulce, pero también es cierto que a determinadas razas se las ha condenado históricamente a ocupar la clase más inferior. Y sí, supongo que todos somos culpables, como dice Hester Himes, por no replantearnos muchas actitudes y pensamientos o más bien el origen de los mismos.
ResponderEliminarLa novela me la apunto porque la temática y el enfoque del autor me parecen interesantes. Además, viniendo avalada por ti y por Juan Carlos, no puedo decir que no.
Besos
Parece que los temas se repiten y caen en mis manos, de forma sucesiva, novelas que tratan de lo mismo, en este caso el racismo. Después de "Canción dulce" y "Violación", ahora estoy leyendo "Brújula" sobre la dualidad Oriente-Occidente. Para pensar mucho.
EliminarTras comentar en"Canción dulce" que el racismo solía ser más bien un problema de clasismo, le tenemos que dar otra vuelta de tuerca y añadir un "sí, pero...". Porque, efectivamente, como le digo a Kirke, eso es cierto, pero... esa creencia en la supremacía de la raza blanca no se puede negar tampoco.
La novela te gustará. Es de las que dan mucho que pensar.
Un beso.
Esta novela que trata de racismo y de violencia tiene que ser interesante. Como cuentas que pasó en el 1956 parece que no dista mucho de hoy en la actualidad. Me la anoto para poder leerla. Un abrazo.
ResponderEliminarTe gustará. Es un buen libro y, ciertamente, hay cosas que cambian poco con el tiempo.
EliminarUn beso.
El tema de esta novela me ha retrotraído a la de Harper Lee, Matar un ruiseños, en la que un hombre negro es acusado de violar a una mujer blanca, en una época en que el racismo se encarnizaba con los negros en los EEUU. El racismo ha sido objeto de numerosas películas, probablemente inspiradas en novelas y/o en hechos reales, y lamentablemente sigue siendo objeto de injusticias en la actualidad, en una sociedad que pretende no practicarlo. En los EEUU, la estadística demuestra claramente que las peores condenas recaen en las personas de color, hispanos e inmigrantes. La violencia policíaca tambián hace distingos racistas. Parece mentira que en países en los que llevan décadas conviviendo blancos y negros, siga existiendo racismo. Parece que esto va adherido a la mayoría de seres humanos. En Cuba, por ejemplo, una país pretendidamente socialista en el que se predica la igualdad entre todos los ciudadanos, pude evidenciar el reparo que muchos cubanos blancos sienten hacia los negros. Pero me estoy enrrollando. Volviendo a la novela que nos ocupa, por lo controvertido del tema, la forma en tratarlo y su estructura, me resulta altamente interesante e ilustrativa.
ResponderEliminarUn beso.
Esta novela es muy distinta a todo lo que he visto y/o leído. "Matar un ruiseñor" es la primera novela adulta que recuerdo haber leído (la primera vez que la leí). Es una de mis novelas míticas. Y la película es maravillosa. Pero esto es otra cosa. Es filosofía del racismo. Es escarbar en las causas profundamente y analizar sin piedad. Sin coger prisioneros ni dejar heridos. Ese "Todos somos culpables" del final, lo deja bien claro.
EliminarUna novela notable.
Fíjate que yo creía que en los países caribeños a lo del color de piel no se le daba importancia. Hay tanta mezcla... Se ve que nadie se libra.
Un beso.
Hola Rosa, me tomo muy en serio tus consejos de lecturas, incluso tengo una secretaria (agenda inforática) que me apunta tus reseñas. Ya leí recomendada por ti "Dios vive en la Habana" de Yasmina Kadra (me encantó), y "Duelo" de Eduardo Halfon. Así que sepas que no cae en saco roto.
ResponderEliminarUn abrazo Rosa y gracias, muchas gracias.
Vaya, pues me alegro mucho, Tara, de servirte de guía de lectura. Espero que no te lleves muchos chascos por seguir mis consejos. A veces me gustan cosas poco convencionales.
EliminarUn beso.
Vaya otro tema Rosa, el racismo y los prejuicios que nos guían de manera consciente o inconsciente y que aparecen cuando menos se espera.
ResponderEliminarPor desgracias el racismo no es exclusivo ni de una etnia ni de un país, en algunos son los negros, en otros los gitanos o los moros... A mi a veces lo que más me sorprende es que colectivos que ellos también han sido objeto de racismo o exclusión a su vez lo practican con otros. ¿No se aprende nunca? Abundan los ejemplos y parece que sufrimos un retroceso , asombra cuando se escuchan comentarios de lo más racistas y xenófobos que se aplauden como una solución, es de lo más preocupante.
Besos
Sí, Conxita últimamente caigo en libros con unas temáticas duras y controvertidas. Ya os contaré el que estoy terminando ahora, "Brújula" de Mathias Enard. Otro temita...
EliminarEn este país considerábamos que no eramos racistas. No entiendo por qué porque la única raza con la que convivíamos, los gitanos, sufría cada día, y sigue sufriendo, nuestro más cruel racismo. En cuanto empezaron a llegar negros, orientales, sudamericanos y magrebies (por citar los más comunes) nuestro racismo se ha diversificado de maravilla.
Un beso.
Hola Rosa.
ResponderEliminarQué buena reseña has hecho, cuantas la historia y das tu opinión...apetece mcuho.
Respecto al racismo, yo creo que en España ha empeorado y mucho, y lo peor, entre gente joven que se supone que son la generación del futuro.
Muy feliz domingo.
Sí. A medida que ha ido llegando gente de otras razas, ha ido aumentando el racismo. La gente joven se duma porque les han convencido, o se han convencido, de que su orecara situación es por culpa de los inmigrantes. En lugar de solidaridad ante la situación, mala para todos, se busca en el otro al culpable. Una pena.
EliminarUn beso.
Interesantísima novela. Me parece muy curioso que "primera parte" de la misma esté dividida en las fases de un juicio, como dices. Ello, sumado a todas las profundas reflexiones sobre el racismo, me motivan a tomar nota del título (aunque, a saber, cuando le toca el turno).
ResponderEliminarExcelente y completa reseña, Rosa.
Un beso muy fuerte.
Es muy interesante. La "primera parte" te cuenta los hechos con la presunta objetividad y frialdad de un juicio. Luego se empiezan a analizar las bases del racismo y del mucho racismo que ha habido en ese juicio.
EliminarResulta una novela curiosa por la forma y por el contenido. Te gustará.
Un beso.
Hola, Rosa. Me voy poniendo al día con tus reseñas, aunque tengo que confesar que esta me ha dejado especialmente tocada. Una vez más, salgo de este blog con una nueva propuesta que ansío leer en cuanto pueda.
ResponderEliminarPues es sin duda complejo el tema que trata esta novela. Me hizo recordar por el trasfondo a "Matar un ruiseñor", pues sabemos bien que la justicia nunca es cien por cien objetiva, ya que está teñida por las convenciones sociales y las lacras de nuestro entorno como son el machismo o el racismo.
Este caso resulta doblemente complicado, porque parece que tanto una sentencia como otra (a favor de la víctima o a favor de los acusados) implica o bien una connotación machista o bien racista.
Debe de ser una lectura tremendamente interesante. Me quedo con la reflexión final: todos somos culpables de la sociedad en la que convivimos y como tal debemos luchar para erradicar las lacras que nos acompañan.
Un abrazo.
Curiosamente, eras la segunda persona que menciona "Matar un ruiseñor" en los comentarios a esta reseña. Aunque ambas son declaradas luchas contra el racismo, son totalmente distintas. Una es una novela sobre el encuentro de una niña con la dureza y la realidad de la sociedad en la que vive y la otra, es casi un ensayo filosófico sobre las bases del racismo.
Eliminar"Matar un ruiseñor" es para mí una novela icónica a la que tengo un cariño especial por muchas cosas que ya he explicado en este blog (creo que es la historia que más aparece en él). Violación es un descubrimiento reciente y que te recomiendo mucho.
Un beso.
Creo que fue Michael Jordan quien dijo que dejó de ser negro cuando ganó el primer millón de dólares.
ResponderEliminarExcelentísima recomendación la que nos traes en esta entrada. Chester Himes es uno de los maestros de la novela negra y uno de esos escritores que lo fueron gracias a su estancia en la cárcel.
Además, siempre me ha llamado la atención su parecido con el actor Samuel L. Jackson.
Esta novela en concreto me ha recordado a La hoguera de las vanidades de Wolfe. Todo se mira y se juzga de acuerdo con el sesgo de confirmación. Vemos lo que queremos ver y buscamos la verdad que se ajuste mejor a nuestra creencia. Como el uso que hicieron del joven negro en la novela de Wolfe.
Desde luego la novela es de una actualidad aplastante.
Un fuerte abrazo, Rosa!!
Ja,ja, miraba las fotos de Chester Himes y me recordaba a alguien, pero no conseguía dar con quién era. Efectivamente, es Samuel L. Jackson.
EliminarEs cierto que una buena cantidad de dinero en el banco atenúa mucho el color de piel, pero creo que, para algunos, en algunos sitios, no llega a aclararlo del todo.
La novela de Wolfe es magnífica y a Himes, aunque lo he leído poco, tengo que prestarle mucha más atención.
Un beso.
No soy del género de la novela negra, por eso no conocía al autor ni a su obra. Parece que algo me he perdido. El tema del racismo -vigente hasta hoy en cualquier punto del globo- me resulta interesante, así que apunto el título.
ResponderEliminarGracias por tu magnífica reseña, Rosa.
Un besote.
Lo negro esconde muchas sorpresas. Es un género muy denostado y al que mucha gente desprecia sin conocer. Aparte de eso, como con todo, hay personas a las que sencillamente no les va. Yo siempre recomiendo insistir un poco con lo bueno del género (hay mucho malo, o sencillamente flojo, como en cualquier género por otra parte) y este desde luego, es de lo mejor.
EliminarUn beso.
Hola, Rosa.
ResponderEliminarCopio esta parte, en la que dices: Como en cualquier época de crisis, el buscar en los otros, en los distintos, a los responsables de los propios males aleja el fantasma de la culpabilidad o de la impericia o de la propia inferioridad presentida, pero no asumida.
Tengo que darte toda la razón.
Me la apunto, me parece interesante a más no poder.
Un beso, y feliz día.
Es muy interesante y constituye ya todo un clásico contra el racismo.
EliminarCuánto daño ha hacho y hace convertir a los demás en "otros". La "otredad" (palabra que creo que no existe, pero debería existir como definitoria de una gran lacra), mal entendida, es la madre de muchos de los males que nos rodean. Ahora estoy con la reseña de otra novela que trata el tema.
No la dejes pasar.
Un beso.