"Mendel el de los libros" Stefan Zweig
Mi historia con Stefan Zweig viene de lejos. De hecho, la primera lectura que aparece en mi lista de libros leídos, en 1978, es una novela del autor, Impaciencia de corazón, libro que aparece releído en 2008. Desde aquellos comienzos, de manera constante aunque lenta, el autor aparece en mi lista hasta catorce veces.
Los dos últimos libros leídos, ¿Fue él? y Miedo, lo fueron hace unos meses y son los únicos que han aparecido en el blog. Y es que anteriormente, no le había dedicado al autor mi atención desde finales de 2013. Ahora he decidido leer sus libros poco a poco, o los libros que tengo en mi lista de pendientes, porque cada poco descubro un nuevo título del que no tenía ni idea y que viene a unirse al resto en esa interminable lista.
«De vuelta en Viena tras una visita a los barrios de la periferia, me vi inmerso de improviso en un chaparrón que, con húmedo látigo, perseguía a la gente obligándola a correr hasta los portales de las casas y otros refugios. Yo mismo busqué también, a toda velocidad, un techo que me amparara. Por fortuna, en Viena le espera a uno en cada esquina un café». Así comienza Mendel el de los libros. El narrador, del que nunca sabremos su nombre, encuentra un café en el que cobijarse de la lluvia. Un café desconocido del que no ha tenido ni tiempo de leer el nombre, un café en el que dejarse arropar por el calor y el cobijo, y en el que ponerse «a punto de caer en esa pasividad indolente que, como un narcótico, irradia todo auténtico café vienés».
El mismo narcótico que irradia la prosa del autor que ya nos ha hecho adictos a ella; la misma pasividad, física que no mental, que nos puede llevar a pasar la tarde sin movernos del sillón para leer de una sentada el libro que tenemos entre las manos. Y no hay pasividad mental porque enseguida Zweig nos espolea y nos pone en total actividad intelectual. «[...] súbitamente, una extraña tensión me sacó de mi somnolencia. Una imprecisa inquietud despertaba en mi interior, como lo hace un pequeño dolor de muelas del que aún no sabe uno si procede de la parte izquierda o de la derecha, de la mandíbula inferior o de la superior. Tan sólo sentí una sorda impaciencia, una intranquilidad espiritual, pues de pronto —no sabría decir por qué— fui consciente de que ya debía de haber estado allí en alguna ocasión, hacía años, y de que algún recuerdo debía de unirme a aquellas paredes, a aquellas sillas, a aquellas mesas, a aquel espacio envuelto en humo».
El desconcierto le invade. Tiene esa sensación de haber estado allí, pero no sabe cómo ni cuándo. Hasta que descubre una pequeña mesa cuadrada en una esquina, al lado de la estufa de hierro, en el camino que lleva a la cabina del teléfono. Entonces, como si la escena se iluminara con la luz del recuerdo, todo le vino a la cabeza «aquel era el sitio de Mendel, de Jakob Mendel, Mendel el de los libros. Veinte años después había ido a parar de nuevo a su cuartel general, el café Gluck, en la parte alta de la Alserstraße. Jakob Mendel. ¿Cómo había podido olvidarle? Era impensable. Durante tanto tiempo. A aquel ser humano de lo más particular, a aquel hombre legendario. A aquel peculiar portento universal, famoso en la universidad y en un círculo reducido y respetuoso...».
Mendel era el corredor de libros más conocido y hábil en Viena a la hora de hacerse con cualquier ejemplar por raro que fuera. Su memoria para los ejemplares más extraños era prodigiosa; su capacidad de concentración en la lectura, absoluta. El librero de viejo de Galitzia había establecido su lugar de trabajo en el café Gluck y allí se pasaba los días respetado por todos y gozando de privilegios que ningún otro cliente era capaz de merecer. Y es que los lectores y estudiantes que acudían a buscar el consejo o el ejemplar remoto que solo Mendel encontraría aumentaban la clientela del café. «El teléfono para él era gratis. Le llevaban el correo y le hacían los recados. La buena mujer encargada de los aseos le cepillaba el abrigo, le cosía los botones y cada semana le llevaba un pequeño hatillo a lavar. Sólo a él le traían de la vecina casa de huéspedes el almuerzo de mediodía, y cada mañana el señor Standhartner, el propietario, venía en persona hasta su mesa y le saludaba. Por cierto que la mayoría de las veces sin que Jakob Mendel, enfrascado en sus libros, se diera cuenta».
Y es que Mendel, fuera de sus libros, en pocas cosas más fijaba la atención. Las personas no le interesaban, tampoco el dinero o las mujeres. La única pasión a la que respondía era la vanidad... la vanidad de ser capaz de encontrar un ejemplar donde muchos otros habían fracasado. Los bibliófilos de toda Viena se dirigían al café Gluck en busca de la sabiduría y la habilidad del librero.
Y, sin embargo, ahora, veinte años después, nadie lo recuerda. Ni siquiera nuestro narrador lo tenía en su mente a pesar de los libros que el pequeño judío de Galitzia le había conseguido. Era una etapa de su vida que había borrado hasta que la imagen del rincón con la mesa y la estufa le trajo a la memoria un tiempo olvidado. Entonces decidió averiguar lo que había sucedido con Mendel el de los libros. Pero nadie lo recordaba. Nadie excepto la señora Sporschil, la encargada de los aseos, la misma que veinte años antes se ocupaba de coser los botones, cepillar el abrigo y lavar una vez a la semana la ropa de Mendel. La única que aún tiene memoria del viejo librero. «"Dios mío, pobre señor Mendel. Y que aún quede alguien que piense en él. Sí, pobre señor Mendel"».
Y así, en boca de la señora Sporschil, iremos sabiendo la historia de Jakob Mendel, que nunca se sintió afectado por las leyes humanas, para el que normas, burocracias y formalidades no eran sino un estorbo que le distraía de sus verdaderos amigos, los libros. Mendel se vio sorprendido por la maquinaria feroz de la guerra que lo atrapó entre sus dientes. Él no sabía de conflictos humanos más que los que veía en los libros, no entendía que hubiera en el mundo real amigos y enemigos. Alejado de noticias y acontecimientos históricos no se había enterado de que Europa había entrado en guerra y, si lo supo, no sintió que pudiera afectarle. «Sólo entonces, al cabo de los años, comprendí cuánto es lo que desaparece con semejantes seres humanos. En primer lugar, porque todo lo que es único resulta día a día más valioso en un mundo como el nuestro, que de manera irremediable se va volviendo cada vez más uniforme». Y Mendel era único. Y no se imaginaba el autor lo uniforme que podía llegar a ser el mundo. Tan uniforme y a la vez tan desigual e injusto.
Stefan Zweig |
Hacía tiempo que tenía pendiente Mendel el de los libros, una novela de la que había visto muchas reseñas y todas con muy buena opinión, y, sin embargo, no sé por qué, me daba pereza y he ido leyendo otras obras de Zweig antes. Un error porque me ha parecido una novela, más bien relato largo o nouvelle, de una delicadeza muy especial.
Título del libro: Mendel el de los libros
Autor: Stefan Zweig
Nacionalidad: Austria
Título original: Buchmendel
Nacionalidad: Austria
Título original: Buchmendel
Traducción: Berta Vías Mahou
Editorial: El Acantilado
Año de publicación: 2009
Año de publicación original: 1929
Nº de páginas: 64
Una novela corta que es una delicia. A mí es una de las obras de Zweig que más me gustan. La has analizado muy bien, Rosa. Me ha encantado tu reseña. Un personaje cautivador, como dices.
ResponderEliminarCreía haber leído todo lo mejor de Zweig, pero me quedaba esta joya. Quién sabe lo que aún me quedará entre tanto como tiene.
EliminarUn beso.
Coincido contigo, Rosa, el personaje de Mendel es uno de los más carismáticos y especiales de este autor (que no es poco decir). Quizás por eso, esta novela breve se nos viene siempre a la cabeza cuando tenemos que hacer un regalo a quién nos pregunta por dónde empezar con Zweig. Fue una de las primeras obras que leí del autor y sé que volveré a leerla. Ah, sí, y ese contexto histórico tan bien dibujado, tan de fondo pero tan doliente. Qué bien escribía Mr. Zweig. Besos.
ResponderEliminarEs un personaje delicioso. Y no por bueno o simpático, que no lo es, sino por esa mezcla de cosas buenas y no tan buenas; esa forma de abstraerse y estar fuera de la actualidad y de todo lo que no sean sus libros. Su historia es estremecedora.
EliminarLa literatura de Zweig es de lo mejor que se puede leer. Y regalar, efectivamente.
Un beso.
De las obras cortas que he leído de Zweig, sin duda Mendel es mi favorita. Es una delicia de lectura por su exquisita prosa y una joyita por la lectura en sí y el trasfondo de la historia. Un personaje cautivador, como bien señalas.
ResponderEliminarBesos
La prosa es, como dices, exquisita. Sencilla, pero muy hermosa y sumamente precisa a la hora de contar lo que quiere y transmitir lo que se ha propuesto. Cuando lo leo me da siempre la sensación de que no le sobra ni le falta una coma. Y no es un decir, es lo que me parece.
EliminarTengo mucho que leer de Zweig.
Un beso.
Pues nada, después de tu resumen no me queda otra que buscar el libro y leerlo. Si encima es corto , mejor; pues tengo tanto pendiente (Ya suena como excusa sin serlo) antes podré seguir con mi lista y por otra parte tendré la oportunidad de conocer a un autor del que lo desconozco todo. Ignorante de mi.
ResponderEliminarBesos, amiga.
No lo dejes. Se puede leer en una tarde y compensa con creces el tiempo empleado. Una joya.
EliminarUn beso.
Que lindo es! Llega al alma.
ResponderEliminarCiertamente, eso es: llega al alma y la toca.
EliminarUn beso.
Buenas noches, Rosa:
ResponderEliminarLeí este título hará ya unos diez años. Recuerdo que era una madrugada en la que no podía dormir y se me ocurrió leer Mendel el de los libros. Con emoción contenida y el alma encogida, terminé el relato adorando a Zweig más que nunca. A mí me ocurre como a ti, comencé con él en la adolescencia, gracias a una amiga que me prestó Carta de una desconocida. Desde entonces mi pasión por su legado no ha disminuido ni un ápice, todo lo contrario. Me alegra compartir esto también contigo.
Un abrazo!!
A mediados del siglo pasado Zweig estuvo de moda y había varios libros de él en mi casa, del Círculo de lectores, del que mi padre era socio. Por eso lo conocí temprano. Aunque el primer libro apunado en mi lista es de 1978, ya lo había leído antes, lo que pasa es que aún no apuntaba. Creo que lo primero que leí también fue carta de una desconocida. Luego cayó en el olvido hasta que Acantilado abordó la tarea de reeditarlo, cosa que nunca les agradeceré lo suficiente.
EliminarEs un autor indescriptible en su sencillez de forma y su profundidad de análisis. Admite varios niveles de lectura y es eso lo que hace que lo pudiéramos disfrutar de crías y lo sigamos haciendo de adultas. Este año le quiero dar un buen repaso.
Un beso.
Una absoluta delicia, sí. Mi novela favorita del autor y un personaje inolvidable.
ResponderEliminarBesotes!!!
Creo que también podría ser mi favorita. Es de una sencillez en su profundo análisis que sobrecoge. Ese contraste de sencillez en la forma y profundidad en el contenido es lo que me ha cautivado. Y ese personaje. Una maravilla.
EliminarUn beso.
¡Hola Rosa!
ResponderEliminarMendel el de los libros es un personaje muy especial y peculiar, de esos que recuerdas tiempo después de haber leído la novela. Me acabo de dar cuenta de que en el blog no tengo reseñado ninguno de los dos libros que he leído del autor, porque los leía antes de tener el blog.
Me encanta que hayas disfrutado de esta novelita (se lee en un suspiro), que al mismo tiempo es novelón.
Besos
Yo en el blog tengo tan solo los tres últimos, leídos en este último año. Los anteriores también los leí cuando aún no tenía el blog, pero creo que a partir de ahora, Zweig va a aparecer mucho porque tengo en casa varios pendientes (durante unos años mi marido y yo nos regalamos varios) y otros cuantos en mi lista. Tiene tanta obra que creo que hay para no terminar nunca.
EliminarMendel el de los libros creo que siempre estará entre mis novelas favoritas del autor.
Un beso.
Hola Rosa, me gusta mucho este autor y de las que llevo leídas es de mis novelas favoritas (aunque es difícil elegir la verdad), la leí hace unos años y me encantó. Es difícil no quedar atrapada en las redes de Mendel. Besos.
ResponderEliminarCiertamente, Mendel nos atrapa. Es un personaje tan peculiar, tan entrañable y, a la vez, vanidoso, pagado de sí mismo, gruñón... pero con esa historia tan hermosamente terrible tras él... Inolvidable.
EliminarUn beso.
Hola Rosa. Hace tiempo ya que no leo nada de Zweig, un autor que siempre me emociona por esa extraordinaria sensibilidad que tiene. Es un maestro además del relato corto, mete una vida entera en pocas páginas y nunca sientes que falta algo, solo que quieres más. Este de Mendel me falta, es curioso, que siendo el de los libros haya perdido el puesto frente a otros títulos porque es algo que nos atrae mucho a los lectores. Este año quiero leer un libro suyo y otro de Némirovsky, que son dos autores que voy dosificando.
ResponderEliminarBesos
Pues te ha pasado lo mismo que a mí, que lo he dejado por otros y no sé muy bien por qué, porque solo eso de «el de los libros» ya debería haber sido un acicate para mí. Puede que lo de Mendel me recordara a los guisantes y mis esfuerzos para explicar sus leyes en clase, y que eso me disuadiera, pero te aseguro que te va a cautivar totalmente. Para mí ya es una de las mejores obras del autor y ahora me arrepiento de no haberlo leído antes.
EliminarUn beso.
Hola, Rosa. Solo he leído Fouché de Zweig y me has dejado con ganas de volver a leerlo. Mil gracias por la reseña.
ResponderEliminarBesos y felices lecturas.
Fouché sigue siendo uno de mis pendientes (tengo tantos de Zweig pendientes), pero Mendel ha sido un descubrimiento genial dentro de la genial obra del autor. Te gustará.
EliminarUn beso.
Una estupenda reseña. Esta novela bien la vale, je,je. Mendel el de los libros fue mi primer encuentro con este autor y el inicio de otras lecturas de su creación, como Ardiente secreto, Novela de ajedrez y ¿Fue él?, de momento. Miedo no la he leído todavía pero la tengo en lista de espera. No ssabría explicar qué tiene de especial este escritor, pero su estilo narrativo me atrapó de inmediato.
ResponderEliminarUn beso.
Es difícil de explicar lo que tiene el autor, pero engancha sin duda a lectores de muy distinta índole. o creo que es su sencillez, que permite abordarlo incluso a adolescentes (yo empecé con él muy joven, casi niña; como le digo a Undine, lo había leído ya antes de 1978 en que empecé a apuntar),mezclada con una profundidad y certeza en el análisis que satisface al lector adulto más exigente. Admite muchos niveles de lectura y creo que era un hombre honrado, culto, sensible... admirable.
EliminarUn beso.
Le tengo unas ganas inmensas a este pequeño libro, y como tú, no sé por qué, lo tengo un poco relegado a la hora de elegir nuevas lecturas o hacerme con nuevos libros para aumentar la pila de pendientes jeje. Sé que cuando lo lea me pasará como a ti, que lo disfrutaré y pensaré que podría haberlo leído antes. Pero bueno, también es verdad que tengo ya tantos esperando que es normal que a veces una no sabe ni los que tenía en mente leer pronto... jejejeje Un saludito y gracias por compartir de esta manera tu experiencia con él, lleva a cogerlo pronto.
ResponderEliminarYo ya, aparte de la lista de pendientes tengo otra a la que llamo línea de salida donde apunto lo que quiero leer ya, pero incluso en esta hay libros que quedan rezagados. Una locura.
EliminarSeguro que cuando te animes a conocer a Mendel quedarás tan encantada y fascinada como yo.
Un beso.
Me enganché a este autor con "Carta de una desconocida" y creo que "Mendel, el de los libros" es el que más me ha gustado de todos los que he leído, aunque todos me han gustado la verdad (salvo El mundo de ayer, chica, se me atravesó y no conseguí terminarlo).
ResponderEliminarUn besote.
Pues para mí, El mundo de ayer sigue siendo mi obra favorita de Zweig. es curioso que siendo un ensayo histórico, recuerdo que las ciento cincuenta páginas finales las leí una tarde que no pide despegarme el libro de las manos. Siempre digo que es el único ensayo que he leído tan enganchada como la más apasionante novela policíaca. Y es que me resultó apasionante. pero ya sabes que eso depende mucho del momento, de cómo te pille y del gusto particular.
EliminarPor lo que a novela se refiere, yo también creo que Mendel es una de las mejores, si no la mejor. Genial. Recuerdo tu recomendación y alguna más que me llamaron la atención sobre el libro y no sé por qué tardé tanto en leerlo. ¿Sería por que me recordaba a Mendel y sus guisantes? No lo descarto.
Un beso.
Mi favorita junto con Novela de ajedrez. Me encantan las dos. Besos
ResponderEliminarPues tendré que leer Novela de ajedrez que es otra de mis pendientes hace años.
EliminarUn beso.
“Zweig nos espolea y nos pone en total actividad mental”. En tu magnífica frase sintetizas la esencia de Zweig, eso es Zweig, ni más ni menos.
ResponderEliminarAdmito que no lo he leído tanto como tú, y eso que en mi biblioteca tengo bastantes de sus títulos. Curiosamente acabé un libro suyo recientemente, poco antes de comenzar la Navidad, pero no le he leído en calidad de novelista, sino de biógrafo, una biografía sobre Erasmo de Rotterdam que me ha parecido sublime, había párrafos que leía dos otras veces por la precisión de su juicio sobre ciertas cuestiones de la esencia europea, sobre matices cotidianos de Erasmo, uff, una pasada de biografía. También llevé al blog un libro suyo sobre viajes, en su faceta de cronista viajero, igualmente maravillosa, lo asombroso de Zweig es que puede tener un delicioso tono poético escribiendo sobre la Provenza, o ser un inconmensurable intelectual, cultísimo, escribiendo sobre Erasmo, la escritura de Zweig es como el agua, se amolda idealmente al entorno.
Después de leer tu tentadora reseña, tengo que conocer a Mendel (me recuerda a Erasmo... tan perdido entre sus libros)
Beso, Rosa.
Como digo más arriba, creo que es una autor que admite varios niveles de lectura. Si me gustaba de adolescente (creo que por entonces leí por primera vez, es que aún no apuntaba, Carta de una desconocida y Veinticuatro horas en la vida de una mujer, espoleada por sendas películas) de adulta me maravilla esa precisión en el análisis a la vez que su profundidad al tratar temas peliagudos, con esa sencillez en el lenguaje que nos arrastra. No he leído su biografía sobre Erasmo (la única que he leído es María Estuardo y tengo esperando María Antonieta), pero si has disfrutado con sus reflexiones sobre Europa, te recomiendo que leas El mundo de ayer, memorias de un europeo, una especie de autobiografía que es lo mejor suyo que he leído. Aunque igual ya lo conoces.
EliminarUna maravilla sí, sobre la que pienso insistir en este año en que quiero leer clásicos y premios prestigiosos (Nobel, Goncourt, Pullitzer, National Book, Nacional de Narrativa...).
Un beso.
Rosa, leí El mundo de ayer, hace ya tiempo, y coincido contigo, es una maravilla.
EliminarBeso.
Hola!!!! la verdad que no conocía al autor y el libro que me pareció de lo más interesante :o así que se va apuntado a mis listas de pendientes. Muchas gracias linda por la reseña <3
ResponderEliminarUn besote enorme desde Plegarias en la Noche.
No te arrepentirás. Cualquier novela de este autor merece mucho la pena.
EliminarUn beso.
Creía yo haberte leído más reseñas de Zweig. Recuerdo hace unos años que por la blogosfera circuló bastante. Fue la época además en la que hicieron la película "Adiós a Europa", sobre sus últimos días en Brasil. Tengo fresca la historia de Mendel porque la menciona Ugresic en el ensayo que leí hace poco, al respecto del olvido y la reescritura nacionalista de la historia. En fin, tengo que sacar un rato para leer esta novelilla, Zweig nunca decepciona.
ResponderEliminarUn abrazo.
Es cierto y creo que fuiste tú quien me proporcionó el enlace a un documental sobre la vida del autor (aunque igual me confundo) La película la vi y me gustó mucho, el documental está entre mis joyas en un disco duro. Creo que en una entrada en mi sección (ahora abandonada) Bienvenido nuevo mes literario, hablé de Carta de una desconocida, pero en aquella sección hablaba de libros que no estaban recién leídos sino que recordaba de lo mucho que me habían gustado o impresionado. Pero nada más hay de Zweig en mi blog. Puede que haya salido por alguna otra cosa.
EliminarTe recomiendo especialmente esta novela. Es de las mejores.
Un beso.
Yo me estrené con "María Antonieta", que me encantó y te recomiendo. Además, he leído un par de novelas cortas pero tengo intención de ir leyendo, poco a poco, casi toda su obra. Me gusta mucho
ResponderEliminarBesos
Tengo María Antonieta entre mis pendientes. Te agradezco la recomendación. Entre tanto suyo como tengo por leer, creo que esta puede ser una buena opción. Leí Hace años María Estuardo y también me gustó mucho.
EliminarUn beso.
Hola Rosa. Lo has contado de maravilla. Para mí fue lo primero que leí de Zweig y me quedé ahí pillada. Cada vez que veo el rinconcito que rengo reservado en mis estanterías para él, me entra como un regocijo. Y es que todas sus historias me remueven por dentro. De un modo u otro. No sé muy bien cómo explicarlo. No me resisto a sus libros. Ni a los libros que hablan de sus libros. He visto uno en la librería al que le tengo echado el ojo. Besos
ResponderEliminarYo no puedo presumir de haberlo leído mucho, pero sí de haberlo leído muy pronto. Este año pienso darle un buen empujón a la salida de libros suyos de mi estantería de pendientes, tanto la real como la virtual, que en ambas tengo libros de Zweig.
EliminarTienes razón, es difícil explicarlo, pero algo se te remueve cuando lo lees.
Un beso.