"La vista desde Castle Rock" Alice Munro
«Hace unos diez o doce años, empecé a sentir un interés no meramente fortuito por la historia de una rama de mi familia, la Laidlaw. Era mucha la información en torno a ellos; en realidad, no era normal que hubiera tanta, teniendo en cuenta que no fueron personas destacadas ni prósperas, y que vivieron en el valle de Ettrick, descrito como una región sin ventajas por el Registro Escocés de Estadística (1799) [...] Esto es un conjunto de relatos.
Al igual que en La vida de las mujeres, los relatos de este libro se encadenan por la coincidencia de personajes y por un avance cronológico del tiempo que hace que la narración discurra más como una novela que como un libro de relatos.
Si en La vida de las mujeres, Alice Munro se limitaba a contar la historia de Del Jordan desde su infancia hasta su temprana juventud avanzando en cada capítulo en una línea temporal perfectamente respetada, La vista desde Castle Rock empieza mucho antes y termina mucho después. Empieza en Escocia, en el valle de Ettrick, a unos ochenta y cinco kilómetros al sur de Edimburgo. Comienza con los antepasados de la narradora durante el siglo XVIII. El primer capítulo nos presenta a la familia, al más antiguo miembro de ella que se conoce «Will era "uno de los viejos Laidlaw de Craik", sobre los cuales no he podido averiguar nada, salvo que Craik es un pueblo prácticamente desaparecido en una vía romana desaparecida por completo, en un valle al sur de Ettrick no muy lejano. De adolescente, debió de cruzar los montes en busca de trabajo. Había nacido en 1695, cuando Escocia era aún un país independiente, si bien compartía monarca con Inglaterra». Un hijo de Will, Robert Laidlaw, sería el tataratatarabuelo de la narradora.
El segundo capítulo, que da nombre al libro, narra el viaje a Canadá por parte de otro Laidlaw biznieto de aquel primer Will Laidlaw. Se trata de Andrew que viaja con su mujer y su hijo, su hermana y su hermano más pequeño, y su padre ya anciano, James Laidlaw, quien le había enseñado, cuando Andrew contaba tan solo diez años, la vista desde Castle Rock, en Edimburgo, «una extensión de agua ancha y plateada. Y más allá una tierra de colores verde pálido y azul grisáceo, en parte bajo la luz del sol y en parte a la sombra, una tierra tan tenue como la bruma, absorbida por el cielo.
—¿No os lo decía? —dijo el padre de Andrew—. América. Pero sólo es una parte, sólo la costa. Ésa es la tierra donde todos los hombres se sientan en sus propiedades e incluso los mendigos van de un lado a otro en carruaje». Ahora, muchos años después, James viaja hacia América en un barco.
No viaja con ellos, sin embargo, William, otro hermano de Andrew y que será el tatarabuelo de la narradora y que de momento está en la Tierras Altas. William viajó a América años después, cuando ya había muerto el padre, pero se instaló en Estados Unidos, en Illinois, titulo del tercer capítulo, y tan solo su familia, una vez muerto él, fue requerida por Andrew para que lo acompañaran a Canadá y poder así hacerse cargo de la viuda y los hijos de su hermano. A William «le horrorizan la pobreza y la ignorancia. La pobreza que a él le parece voluntaria, y la ignorancia que, a su juicio, desconoce su propia existencia. Es un hombre moderno». Le hubiera gustado saber que su hermano Andrew había salvado a su familia de ambas
En Canadá se irán asentando los Laidlaw en Las agrestes tierras de Morris, título del cuarto capítulo y uno de los que más me han gustado de todo el libro. Allí lucharán contra la naturaleza o, más bien, serán capaces de poner a la naturaleza de su parte para ir saliendo adelante. En esas tierras hostiles se instalan los hijos de William, uno de ellos, Thomas, sería el bisabuelo de la narradora, y allí nacerán su abuelo y su padre.
Sobre el padre y la madre y sobre sus fatigas con la cría de zorros trata el último capítulo de la primera parte, Trabajar para ganarse la vida. El trabajo era la mayor ocupación de aquellas personas nacidas en un lugar y en una época en los que solo a base de trabajo se podía sobrevivir, «una de las diferencias entre los granjeros de entonces y los de ahora es que en aquellos tiempos nadie esperaba que el esparcimiento formase parte de la vida en el campo de manera regular». Hasta los juegos de los niños eran un trabajo que debía dar sus frutos.
La segunda parte está marcada ya por la presencia de la narradora. Una niña y adolescente, como ya hemos dicho, con una vida muy similar en algunos aspectos a la Del Jordan de La vida de las mujeres. Nos hablará de sus padres y de lo diferentes que eran de los de sus amigas; de la abuela paterna y su hermana que se mudaron cerca de ellos para ayudarlos; del vestido de novia y del ajuar que entre ambas ancianas prepararon para su primera boda. «A veces sueño con mi abuela y su hermana, mi tía Charlie, que, por supuesto, no era mi tía, sino mi tía abuela. Sueño que todavía viven en la casa donde vivieron durante unos veinte años, hasta que murió mi abuela y la tía Charlie fue trasladada a una residencia de ancianos, cosa que sucedió poco después. Me llevo una sorpresa cuando descubro que siguen vivas y me asombro, me avergüenzo, al pensar que no he ido a verlas, que no me he acercado a ellas en todo este tiempo».
Y avanzamos más. Vemos a la narradora divorciada y casada de nuevo, volviendo a la casa de su infancia donde su padre vive también con una nueva mujer tras haber muerto la madre; y la vemos con su segundo marido en busca de pequeños cementerios, esperando con miedo un diagnóstico, describiendo maravillosamente los paisajes glaciares de su tierra. «Todo esto no lo aprendí en la escuela. Creo que entonces había cierto nerviosismo, por temor a contradecir la Biblia en lo que se refería a la creación de la tierra. Lo aprendí cuando vine a vivir aquí, con mi segundo marido, un geógrafo. Cuando regresé al lugar donde creía que no pondría los pies nunca más, el paisaje donde me había criado. Así que mis conocimientos son recientes, inmaculados».
Otra vez me ha engañado Alice Munro o yo me he engañado en mis expectativas o la crítica me ha engañado. Comienzo La vista desde Castle Rock pensando que es un libro de relatos ya que «la única novela» de la autora se suponía que era La vida de las mujeres, pero sorpresivamente (sorpresa que para nada me desagrada) me vuelvo a encontrar con una novela.
Cuando los relatos siguen un hilo temporal y cuentan la vida de una familia desde sus orígenes en Escocia hasta su presente en Canadá; cuando desde los antepasados hasta la narradora ya madura, la historia avanza; cuando todo eso se da junto, yo me siento leyendo una novela y la disfruto doblemente. Los capítulos/relatos dejan pasar años entre ellos, unos personajes desaparecen y otros se hacen presentes para quedarse, pero el hilo se mantiene intacto y el hilo se llama novela. Y me siento engañada y hasta un poco frustrada porque de haberlo sabido hace años que habría descubierto a la autora. La habría descubierto en 2013 cuando le dieron el Nobel. Cuánto tiempo perdido.
Pero no importa, porque Alice Munro me ha cautivado de tal manera que ya me da igual si escribe relatos o novelas. Quedo rendida a la subyugante narración de la autora que me enreda y me atrapa sin remedio. ¿Cómo no caer abducida ante una prosa tan perfectamente evocadora como la que sigue?
«Pero de momento, el maíz está en flor, el verano ya declina, el tiempo vuelve a dejar espacio a las riñas y las trivialidades. Los días ya no tienen duras aristas, ni zumba la sensación de destino en las venas como un enjambre de insectos pequeños e implacables. De vuelta al punto en que ningún gran cambio parece anunciarse más allá del cambio de las estaciones. Cierto grado de aspereza, cierta despreocupación, incluso otra vez una posibilidad fortuita de aburrimiento dentro de los confines de la tierra y el cielo».
Título del libro: La vista desde Castle Rock
Autora: Alice Munro
Nacionalidad: Canadá
Título original: The view from Castle Rock
Nacionalidad: Canadá
Título original: The view from Castle Rock
Traducción: Isabel Ferrer y Carlos Milla
Editorial: RBA
Año de publicación: 2008
Año de publicación original: 2006
Nº de páginas: 304
Lo tengo desde hace años en la estantería. Fue un regalo. Y parece que lo leí porque tiene alguna marca, pero no recuerdo nada de nada de nada. Igual lo releo. Un abrazo
ResponderEliminarEse u otro de Alice Munro merece la pena mucho. Yo siento haber tardado tanto en descubrirla como autora porque me ha cautivado totalmente.
EliminarUn beso.
Tuve una época que leí bastantes libros de Alice Munro, entre ellos La vida de las mujeres. La vista desde Castle Rock no lo conocía, pero después de tu reseña lo anotaré como pendiente. Tengo ganas de volver a leer algo de ella. Un besito.
ResponderEliminarYo acabo de descubrirla hace un mes. Bueno, de descubrir su obra. De ella ya sabía desde que le dieron el Nobel. Una pena no haberla leído antes, pero mis tontos prejuicios con los relatos me han hecho una mala jugada. A ver si aprendo.
EliminarNo dejes de leer este libro. Creo que te gustará mucho.
Un beso.
Tengo la sensación de que los relatos de Alice Munro siguen un mismo hilo conector en cada libro, supongo que de ahí que te resulten una experiencia similar a la lectura de una novela. Tal vez la excepción sea el único libro de ella que yo he leído: Todo queda en casa, una antología de relatos seleccionados por la propia autora que ya habían sido publicados en otros libros. Aunque es claramente un libro de relatos, a medida que iba avanzando en la lectura empecé a notar la existencia de esos hilos, hasta el punto que me dio por investigar en qué libro original estaba incluido cada relato y cuáles de ellos habían sido publicados inicialmente en el mismo libro. El relato que da título a este libro que nos traes me encantó. Hasta el final del mismo no supe que estaba basado en los antepasados de la autora, lo cual creo que ha sido un plus para mi experiencia de lectura con ese relato. Guardo también un grato recuerdo de los padres de la autora. Alice Munro es fantástica. Elegí Todo queda en casa por indecisión y un poco a ciegas. Creo que sería maravillosos ir leyendo todos sus libros, pero, como el tiempo da para lo que da, me alegro de haber ido picoteando por alguno de ellos a través del que ya he leído y espero también leer alguno más.
ResponderEliminarUn abrazo
Pues creo que prefiero leer los libros tal como los ha publicado en vez de antologías. Si todos siguen la pauta de estos dos, don novelas de lo más interesante.
EliminarAparte de los temas que trata, me encanta cómo escribe. Con sencillez, pero de una forma muy bella. Las historias que cuenta también son sencillas, pero rezuman vida por todas las costuras. La verdad es que casi todo lo que he leído de autores canadienses me ha gustado mucho.
Cada vez estoy más convencida de que, independientemente del tiempo, hay que leer o releer lo que nos apetece. Siempre quedará mucho por leer y por eso yo prefiero disfrutar y olvidarme de todo lo que se quedará en el limbo. Es que si no me pongo muy nerviosa, je je.
Un beso.
Una narradora excepcional con un mundo propio que atrapa y que no querrías abandonar. Esta colección de relatos o novela en realidad, como dices, la leí hace un tiempo y me entusiasmó. Munro nunca defrauda. Fantástica reseña, Rosa, para empezar el año. Un beso y feliz día de Reyes.
ResponderEliminarEso es exactamente, un mundo propio que nos atrapa y hace muy difícil salir de él. Creo que hacía años que no leía dos libros de la misma autora tan seguidos. Me suele gustar dejar un tiempo antes de repetir, pero es que Munro es adictiva en el sentido literal.
EliminarUn beso.
Pues eso me ha pasado a mi también, que después de leer "esto es un conjunto de relatos", según te leía a ti, me iba extrañando más y más y diciéndome que en realidad no son relatos tal cual. Es una forma original de plantear una novela, con cada capítulo como si fuera un relato pero no individual, sino todos relacionados con la misma familia y la misma historia.
ResponderEliminarLa verdad es que leyendo el párrafo que has seleccionado al final, se hace una a la idea del tipo de prosa de esta mujer, que es de las buenas
Llevo tiempo pensando en leerla, pero al final se van colando otras lecturas que me apetecen más en ese momento
Me alegra que a pesar del "engaño" la lectura haya valido la pena, hay escritores a los que se les perdona todo
Besos
Desde que le dieron el Nobel estaba yo pendiente, pero aunque tarde he llegado con todas las consecuencias. Van dos libros en poco más de un mes. Y no creo que tarde mucho el tercero.
EliminarLa prosa es a veces de una belleza que emociona como esa cita final. Bueno imagino que a cada uno le emocionan cosas distintas, pero para hacerse una idea creo que es representativa.
Anímate. Te gustará.
Un beso.
¡Hola Rosa!
ResponderEliminarAy, que pendiente tengo a esta autora, y después de ver tu crítica me llevo anotados este y también La vida de las mujeres. Pues no entiendo que digan que es un libro de relatos cuando realmente es una novela ya que tiene un hilo conductor... pero bueno oye, para mí mejor ya que soy team novela, así que me has animado todavía más :DD
¡muuuchos besos y feliz año!
Yo también prefiero la novela aunque cada vez voy disfrutando más de los relatos. Los suelo compaginar con alguna novela y así he ido descubriendo cosas muy buenas.
EliminarEstas novelas, desde luego, no son novelas al uso, pero tampoco relatos en sentido estricto.
Un beso.
Hola Rosa, como ya te comenté en tu reseña anterior de la autora solo he leído Un libro de relatos que me gustó mucho y hace ya tiempo que quería volver a ella, este me lo habían recomendado como uno de los mejores, así que lo tengo apuntado hace mucho tiempo. Parece que más que una antología de relatos es una novela porque es la historia de su familia contada por la narradora, y aunque entiendo tu desconcierto inicial (no hay nada peor que empezar un libro pensando que es una cosa y descubrir otra), parece que al final ha sido para bien.A ver si este año retomó yo a la escritora que la verdad me apetece. Besos.
ResponderEliminarA mí me ha atrapado totalmente. He leído dos libros suyos en mes y medio y eso no es algo que yo haga normalmente.
EliminarSolo he leído este y La vida de las mujeres, y La vista desde Castle Rock me ha gustado más, pero creo que es una cuestión personal. Ambos son muy buenos, pero este tiene esa perspectiva histórica que le da más profundidad.
Un beso.
¡Hola, Rosa! Es que sinceramente, pienso que esta estructura narrativa será la tendencia en el futuro. Novelar con capítulos en forma de relatos y dejar que la historia se vaya completando en el lector. Pienso que las antologías de relatos funcionan solo cuando son autores muy reconocidos y siempre que los incluidos en la misma tengan al menos un conector de género literario. Para todos los demás, el camino que inició en su momento Ray Bradbury en Crónicas Marcianas es la mejor opción en una época en la que cuesta encontrar lectores y, además, que estos dediquen una hora de su ocio a la lectura. Un abrazo!!
ResponderEliminarPues es una tendencia que me gusta mucho. Ese seguir un hilo argumental y temporal, pero que se interrumpe (sobre todo el temporal) de un capítulo/relato a otro hace que las historias fluyan de una forma dinámica y, si me gustan los finales abiertos, en este caso, hay como muchos finales abiertos, esos años (entre un relato/capítulo y otro) de los que no se sabe nada. No sé cómo explicarlo, pero me encanta el trabajo adicional de saber o intuir o imaginar qué ha pasado extrayendo información de lo que se nos cuenta sobre lo que se nos oculta. Vamos, que me gusta mucho. Y sigo teniendo pendientes las Crónicas marcianas. A ver si de este año no pasa.
EliminarUn beso.
Hola Rosa!! Me alegro que hayas disfrutado tanto con la novela de esta autora. Gracias por el descubrimiento. ¡Estupenda reseña y feliz año! Besos!!
ResponderEliminarEs una gran autora que merece la pena ser descubierta. Me alegro de que te haya gustado saber de ella.
EliminarUn beso y feliz año para ti también.
Me ha pasado lo que a ti leyendo a Alice Munro, uno piensa en un libro de relatos como una compilación variopinta de historias cortas, pero ella sabe darle cohesión y continuidad a sus narraciones. No serán técnicamente novelas, pero desde luego no son un cajón de sastre. Aparte, siempre me ha seducido su estilo tan acabado y a la vez poético y evocador. Una gran autora, este nuevo año lector tengo que revisitarla.
ResponderEliminarUn abrazo.
El estilo es genial. Si las historias son de lo más interesante, la forma de contarlas es, como dices, muy poética y evocadora, de una gran belleza. Yo creo que son novelas, un tanto especiales, pero novelas. No obstante, tampoco es cosa de ponerle a todo etiquetas. No importa lo que sean, lo que tengo claro es que yo también volveré pronto con la autora.
EliminarUn beso.
Hola de nuevo, Rosa:
ResponderEliminar¡Qué gusto toparse con sorpresas literarias de este tipo! No es tiempo perdido, es sabia nueva para tus lecturas. A mí me ocurre en ocasiones que, cuando termino con la obra de un autor que me ha fascinado y creo que no voy a encontrar nada igual, de repente descubro algo como lo que tu comentas que te ocurre con Munro y vuelvo a la felicidad de mis años de grandes revelaciones literarias. Tengo que leer este libro.
Un abrazo y gracias por la estupenda reseña!!
Alice Munro ha sido un descubrimiento magnífico porque es justamente el tipo de literatura que más me gusta, esa que cuenta la vida sin mayores aspavientos, con sencillez, pero con mucho realismo. En eso los autores norteamericanos, tanto canadienses como estadounidenses, son unos auténticos maestros. Creo que por eso su literatura es de las que más me gustan.
EliminarMe ha pasado muchas veces eso de pensar que no voy a encontrar nada que supere una obra, pero siempre llega algo que, si no la supera, la iguala, Sé que siempre encontraré algo nuevo que me vuelva a fascinar.
Un beso.
Ya me había apuntado "La vida de las mujeres" por tu reseña pertinente, también me apunto este, pero ahora no sé por cuál empezar. ¿Tú qué harías?
ResponderEliminarUn beso.
Pues por una cuestión histórica, tal vez empezaría por este. Cualquiera de los dos merece la pena.
EliminarUn beso.