"Coral Glynn" Peter Cameron

"Aquella primavera, la de 1950, había sido especialmente húmeda.

En Hart House se inundó toda una zona al fondo del jardín y se formó una charca poco profunda donde los azafranes asomaban animosos sus cabezuelas, como niños temblando de frío en una clase de natación. La gravilla clara en los senderos del jardín se había vuelto verde, cada piedrecita envuelta en una capa húmeda y transparente de cieno, y no podía uno sentarse en los dos bancos de cemento que flanqueaban la puerta que daba al río sin descolocar primero a los caracoles y babosas adheridos a ellos".

En este húmedo paisaje y en esta mansión de Leicestershire se encuentra Coral Glynn, la tercera enfermera que cuida de la señora de la casa enferma de cáncer. En la casa, aparte de la señora Hart, vive su hijo, el comandante Clement Hart, que fue herido en la guerra y se mueve con la rigidez de quien tiene una pierna ortopédica en sustitución de la propia. Nadie sabía la causa de que las dos enfermeras anteriores abandonaran su puesto a poco de empezar a desempeñarlo, pero las murmuraciones en el pueblo habían sido muy variadas.

No parece que fueran muy creíbles las que se decantaban por la existencia de insinuaciones vergonzosas por parte del comandante a las cuidadoras de su madre, sobre todo teniendo en cuenta que la última era bastante vieja. Lo que el lector observa entre la relación de Coral Glynn y el hombre es de la más absoluta corrección. 

La cuarta habitante de la casa, la señora Prence, se encarga de todas las tareas domésticas y no parece tener demasiada simpatía por Coral. Pero fuera de la casa, hay más personajes que van a ir teniendo su importancia a lo largo de la historia. Los más importantes son los Lofting. Robin Lofting y el comandante se conocen y son amigos desde niños. En el pasado estuvieron muy unidos, tal vez demasiado para lo que puede ser una amistad convencional. Ahora, Robin está casado con Dorothy y viven cerca de Hart Hause. La amistad la comprende también a ella, aunque los que se ven todos los jueves en el Black Swan para pasar la velada compartiendo una cerveza son Robin y Clement.

La narración avanza con lentitud, con hermosa lentitud. Coral sale a pasear y descubre los bosques que rodean la mansión, cuida de la anciana y entabla con el comandante charlas tranquilas compartiendo una copa de brandy. "El comandante dio la vuelta a su butaca para que quedara frente a la que había junto al fuego y que había colocado allí para ella, o eso le pareció a Coral. Sirvió un poco de brandy en una copa y se la tendió, y durante un instante ella no la cogió; se limitó a dejarla ahí entre ambos, ambarina bajo el resplandor del fuego. Le pareció todo un obsequio". Clement pasa sus veladas de los jueves con Robin en animadas charlas en las que comparten confidencias acerca de las mujeres con las que conviven: Robin, acerca de Dorothy, con la que la relación es un tanto peculiar, y Clement, acerca de la nueva enfermera. "Esta me gusta bastante. Una chica agradable". Luego, poco a poco, tras la lánguida calma del principio, los acontecimientos se precipitan: un encuentro de Coral con unos inquietantes niños en el bosque, la repentina muerte de la anciana señora Hart, la inesperada petición del señor Hart...

Porque el señor Hart se siente solo, su madre acaba de morir y la señorita Glynn le gusta bastante. Coral se ha quedado sin trabajo ahora que la señora ha muerto y se plantea que tendrá que abandonar la casa. El problema es que no tiene a donde ir. No tiene una casa a la que volver cuando sus pacientes mueren o se curan. Va de una casa a otra dependiendo del empleo y este ha durado mucho menos de lo previsto. 

Hace unos días publicaba la entrada sobre "Rebeca" de Daphne du Maurier y allí decía que la historia empieza donde termina "La cenicienta". Algo así se podría decir de "Coral Glynn". Algo así se podría decir si no fuera porque el cuento de hadas, en este caso, carece de amor. No de afecto, cariño y respeto, pero sí de amor. Tampoco carece de intriga y misterio, que los hay.  Poco a poco, Coral se nos va descubriendo en su pasado como muy diferente de la mujer trabajadora y sin secretos que parecía en un principio. Una niña aparece muerta en el bosque y no parece que la causa haya sido accidental. La señora Prence tiene sus sospechas sobre la muerte de la señora Hart. Todo ello se va enredando alrededor de Coral dando la sensación de que la va a asfixiar con un abrazo fatal.

Todas estas incógnitas contribuyen a que la novela tenga su parte de suspense, pero no es el suspense lo más importante en la trama, aunque algunos hechos sean determinantes en la misma. Lo que importa son los sentimientos, las relaciones, la influencia del pasado, la necesidad de construir un presente con el que encarar el futuro, la dificultad de conocer las verdaderas intenciones de los demás "¿Cómo era posible saber quién o qué era la gente en realidad? Eran todos como monedas, con dos caras, o como dados, con seis".

Coral Glynn es un personaje con muchas luces y quizás más sombras, pero un personaje que lucha por su propia felicidad, entendiendo esta como la forma de ser viable en un mundo duro que no se lo pone fácil, aunque a veces parezca que es ella misma quien más dificultades se pone en el camino.

Peter Cameron

Ya he dicho que la novela tiene reminiscencias de "Rebeca". También, no sabría decir muy bien por qué, me ha recordado a "Jane Eyre". Tiene su punto gótico y más parecería estar ambientada a finales del siglo XIX que a mediados del XX; tiene su misterio y tiene, sobre todo, la maestría de Peter Cameron para crear ambientes, en este caso ambientes poco acogedores, oscuros, fríos, húmedos; tiene su maestría para hablar de los sentimientos, de la soledad y de las formas que buscamos los seres humanos para conjurarla, y de la imposibilidad de hacerlo cuando esas formas buscadas no son las más adecuadas o las más naturales, "no pienses ni por un instante que Coral te habría librado de un solo ápice de soledad, amargura o desdicha, porque no lo habría hecho. Las habría acrecentado diez veces, mil", le dice en un momento dado su amigo Robin al comandante Hart. Y es que a veces, la soledad es mejor compañera que los remedios con los que tratamos de combatirla.

Tiene también "Coral Glynn" la maravillosa forma de escribir de Peter Cameron: sutil, elegante, sin recovecos artificiales, sin florituras innecesarias. Su prosa es sencilla, sus descripciones certeras y muy hermosas, sin carecer de un punto de humor crítico, con las justas palabras y ni una más: "Estaba a rebosar de malvarrosas, azucenas y todas esas cansinas flores que cabe esperar en un jardín inglés"; sus diálogos son ágiles y creíbles sin caer en la banalidad. 

De las cuatro novelas de Peter Cameron que he leído, esta es la que menos me ha entusiasmado. Pero, por favor, que nadie entienda que no me ha gustado, porque no es así. Me ha gustado, y me ha gustado mucho, lo que pasa es que otras me han emocionado o me han llegado más. Los personajes de "Coral Flynn" se alejan de mi propia realidad más que otros. Más, desde luego, que los de "Un fin de semana", la primera novela que leí del autor y que sigue siendo mi preferida. Aunque todas las que vinieron después, "Algún día este dolor te será útil" y "Aquella tarde dorada", me han encantado y me han aportado mucho. 

"Coral Glynn" es la única novela del autor que no se desarrolla, al menos en parte, en Estados Unidos, pero a pesar de ambientarla en un país ajeno al propio y con una personalidad y un talante tan distintos, el autor ha sabido darle a la novela todo el aire de las mejores historias del Reino Unido.

Título del libro: Coral Glynn

Autor: Peter Cameron
Nacionalidad: Estados Unidos

Título original: Coral Glynn

Traducción: Enric Jardí

Editorial: Libros del Asteroide

Año de publicación: 2013

Año de publicación original: 2012

Nº de páginas: 269